La mayoría de la población española es seronegativa a la infección por SARS-CoV-2, incluso en las zonas críticas. Esta es una de las principales conclusiones obtenidas del Estudio Nacional de Seroprevalencia ENE-COVID, que concluye que un 5% de la población española tiene anticuerpos. Estos datos concuerdan con los obtenidos en el resto de países más afectados por el nuevo coronavirus.

El estudio, que ha sido publicado en The Lancet, indica que la mayoría de los casos confirmados por PCR tienen anticuerpos detectables, pero una proporción sustancial de personas con síntomas compatibles con COVID-19 no se sometieron a una prueba de detección. Asimismo, un tercio de las infecciones determinadas por serología fueron asintomáticas. 

Las encuestas serológicas son la mejor herramienta para determinar la propagación de una enfermedad infecciosa, particularmente en presencia de casos asintomáticos o en la identificación incompleta de aquellos con síntomas.

Sin embargo, Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la URJC, recuerda que esto no deja de ser “un muestreo”, mientras que pruebas abiertas a la población general podrían arrojar “cifras más altas”.

“Así se ha visto en Torrejón de Ardoz (Comunidad de Madrid) donde se ha detectado un 20% de anticuerpos. En el momento en que deja de ser una búsqueda activa y se hace una prueba más abierta a la población, las cifras suben”, especifica.

La seroprevalencia en los países críticos

Los primeros estudios de seroprevalencia de SARS-CoV-2 se han llevado a cabo en los puntos más críticos de COVID-19, como China, Estados Unidos, Suiza y España.

En la publicación de The Lancet, las investigadoras Marina Pollán y Silvia Stringhini informaron por separado de datos representativos de seroprevalencia de España y Suiza recopilados entre abril y mayo de este año. Se realizaron estudios en el área urbana severamente afectada de Ginebra (Suiza) y en toda España, capturando tanto provincias fuertemente afectadas como menos afectadas.

El estudio español, que incluyó a más de 60.000 participantes, mostró una seroprevalencia nacional del 5%, con áreas urbanas alrededor de Madrid superiores al 10%. Estas diferencias en la seroprevalencia también se reflejan en los casos de COVID-19 confirmados por laboratorio, que fueron mucho mayores en las zonas urbanas que en las rurales.

“Los resultados arrojan que la seroprevalencia es bastante baja en los puntos críticos ya que ambos estudios están en línea con los datos de Wuhan”

Por su parte, se obtuvieron números similares en los 2.766 participantes en el estudio suizo, con datos de seroprevalencia de Ginebra que alcanzaron el 10,8% a principios de mayo. Los resultados arrojan que la seroprevalencia es bastante baja en los puntos críticos ya que ambos estudios están en línea con los datos de Wuhan, el epicentro y el supuesto origen de la pandemia de SARS-CoV-2.

El estudio realizado en Wuhan aproximadamente 8 semanas después del pico de infección informó de una baja seroprevalencia: un 3,8% (2,6 a 5,4) incluso en trabajadores de la salud altamente expuestos.

“Estos hallazgos indican que incluso los países sin medidas estrictas de bloqueo han reportado una seroprevalencia baja”

Estos hallazgos indican que incluso los países sin medidas estrictas de bloqueo han reportado una seroprevalencia baja. Es el caso de Suecia, que informó de de unas cifras de seroprevalencia del 7,3% a finales de abril, lo que los dejó lejos de alcanzar la inmunidad natural del rebaño en la población.

“Sueca ha tenido aun estrategia distinta confinamiento. Con el confinamiento, España ha conseguido que los casos se dilaten en el tiempo. En Suecia no han confinado y ha sido una apuesta más dura que el sistema sanitario español no podía permitirse”, subraya el catedrático.

La inmunidad de rebaño no es una opción

A la luz de estos hallazgos, el artículo publicado en The Lancet expone que cualquier enfoque propuesto para lograr la inmunidad de rebaño a través de la infección natural “no solo es poco ético, sino también inalcanzable“.

Con una gran mayoría de la población sin anticuerpos, la circulación del virus puede volver rápidamente a las dimensiones del inicio de la pandemia en una segunda ola.

“Cuando empezó la pandemia, el 100% de la población era susceptible. Después de esto, estamos en un 95%, con lo cual estamos en el punto de partida y una segunda oleada puede hacer mucho daño” continúa Gil. “El sistema sanitario tiene que estar preparado en esta segunda oleada. El muestreo nos está poniendo en alerta y tenemos que evitar que haya un segundo confinamiento”, concluye.


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