La insuficiencia cardiaca (IC) es una condición crónica en la cual el corazón no puede bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades del cuerpo. Los expertos recalcan que es importante entender que la IC no significa que el corazón deje de latir, sino que no está funcionando tan eficientemente como debería. En este sentido, esta patología afecta a más de 770.000 personas en España y causa el fallecimiento de alrededor de 20.500 personas anualmente.

Los expertos señalan que se trata de una enfermedad que las personas no tienen en cuenta, lo que dificulta su diagnostico y tratamiento precoz. Con este motivo, la Sociedad Española de Cardiología (SEC)ha lanzado la campaña de concienciación “No dejes que se apague” para informar sobre cómo identificar los síntomas y sensibilizar a la población.

Durante el evento de lanzamiento de la campaña, diferentes expertos y pacientes de IC pusieron sobre la mesa datos significativos y experiencias personales para que las personas ajenas a la enfermedad puedan entender cómo se vive con esta patología y cómo identificar los síntomas.

Falta de aire, cansancio, mareos, palpitaciones, falta de apetito e hinchazón de pies y abdomen son los principales síntomas de aviso. “La falta de oxígeno ocasiona que el paciente se ahogue al realizar cualquier actividad con las consecuencias que ello conlleva en el día a día”, explica Alejandro Recio, cardiólogo del Hospital Virgen Macarena de Sevilla. “Esta campaña es necesaria porque la IC se considera una auténtica epidemia mundial. Se trata de la primera causa de ingresos hospitalarios en mayores de 65 años y presenta una mortalidad muy alta. El mensaje positivo es que hoy en día ha evolucionado tanto la medicina que tenemos fármacos y tratamientos que pueden mejorar el pronóstico de manera muy importante siempre que actuemos a tiempo”, añade.

Sin embargo, para actuar a tiempo es necesario que las personas estén concienciadas sobre el impacto de la IC. “Por ello, esta campaña reza ‘no dejes que se apague’ para hacer visible lo invisible”, puntualiza Recio.

De izq. a drch.: Alejandro Recio, Concepción Cruzado, vicepresidenta Asociación Española de Enfermería de Málaga; paciente con IC, y Marta Farrero.

No subestimar los síntomas

Uno de los puntos en los que se ha incidido ha sido en la importancia de valorar los síntomas y acudir al médico antes ciertas situaciones. Por ejemplo, en el caso de sentir ahogo al tumbarse en la cama y necesitar dormir incorporado para no ahogarse o al sentir falta de aire al cargar con las bolsas de la compra. Situaciones cotidianas que se ven afectadas por la IC. “Hay pacientes que cuando ingresan en el hospital llevan días durmiendo en el sofá porque el hecho de ponerse en horizontal hace que sientan que están intentando respirar debajo de agua”, señala Marta Farrero, cardióloga en el Hospital Clínic de Barcelona y secretaria general de la Sociedad Española de Cardiología. “También los pacientes se notan cada día más inflamados, pero con menos apetito, lo cual deja entrever la acumulación de líquido en el abdomen”, indica la especialista.

Aunque estos síntomas ayudan a identificar la IC, se trata de una enfermedad crónica donde el paciente va a sufrir episodios de empeoramiento. “Es importante que el paciente sea capaz de vigilar esos cambios que va a sufrir su estado de salud para ajustar, en ocasiones ellos mismos, la medicación. Y también, reconocer cuando son cambios lo suficientemente graves como para consultar al profesional sanitario”, destaca Farrero.

Asimismo, la sintomatología es similar en hombres y en mujeres, pero es más habitual que se desarrolle en mujeres y que, además, presenten peor pronóstico y mayor impacto en su calidad de vida.

Las causas de la IC en los países occidentales son dos principalmente: la hipertensión arterial, que explica cerca del 70-75 por ciento de las insuficiencias) y los problemas coronarios como el infarto. No obstante, hay otras como las causas genéticas, el consumo de alcohol o los efectos cardiotóxicos de la quimioterapia en pacientes que han sufrido un cáncer.

En este sentido, Soledad Galán, paciente de IC, contó que en su caso el desarrollo de la IC vino derivado de la quimioterapia, “los tratamientos contra el cáncer dañaron mi corazón. Los pacientes somos a veces indolentes, en la IC el desconocimiento hace que no lo tomes en serio, pero hay que tomar las riendas de la enfermedad”, expuso Galán.

Revolución terapéutica

Los fármacos disponibles para tratar la IC en la actualidad tienen un impacto significativo en la salud de los pacientes, de hecho, los cardiólogos indicaron que en cierto porcentaje de pacientes consiguen mejorar casi hasta la normalidad la función del corazón, lo que les permite hacer vida normal. Los medicamentos como los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), los betabloqueantes y los diuréticos ayudan a controlar los síntomas y a prevenir complicaciones. En casos más graves, pueden ser necesarios dispositivos médicos, como marcapasos o desfibriladores implantables,

Sin embargo, los expertos coincidieron en que la verdadera revolución en el ámbito terapéutico ha sido la creación de unidades de insuficiencia cardiaca. El cardiólogo Recio resaltó que “la creación de estas unidades y los nuevos tratamientos han cambiado el paradigma de la enfermedad y la manera de verla y de tratar a los pacientes. A través de estas unidades haces ver al paciente la gravedad de la enfermedad, lo cual hace que la falta de adherencia al tratamiento caiga y se tomen la medicación”.


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