La Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) se ha mostrado preocupada por las consecuencias del sedentarismo y ha pedido inversiones públicas en promoción de la actividad física y los hábitos saludables para la pérdida de peso mantenida, a pesar de las importantes novedades farmacológicas para hacer frente a la obesidad que han llegado en los últimos meses, como los medicamentos análogos del GLP-1 que imitan la acción de la hormona péptido.

Esta “revolución farmacológica“, reconocida por la revista ‘Science’ como el avance científico del año 2023, ha alcanzado España con la disponibilidad de nuevos medicamentos y la próxima comercialización de otros específicamente indicados para tratar esta enfermedad. Sin embargo, la “brillantez” de los resultados que arrojan estos fármacos “no se entiende, alcanza ni se sostiene si su administración no se acompaña de cambios necesarios, mantenidos y personalizados en los hábitos de vida, donde juegan un papel crucial la alimentación y el ejercicio físico“, según han manifestado. 

 “El ejercicio físico es una herramienta fundamental en el tratamiento de la obesidad, y es importante prescribirlo correctamente desde Atención Primaria a endocrinólogos o profesionales del entrenamiento que se dediquen a ello”, tal y como ha indicado el vocal de SEEDO, César Bustos. Por ese motivo, desde esta sociedad científica han considerado “fundamental” acreditar la formación, capacidades y los recursos humanos y materiales necesarios para poder usar el ejercicio como una medicina más, dentro del tratamiento contra la obesidad. Además, desde esta institución se promueve y avala la creación de unidades especializadas de ejercicio físico en obesidad que ofrezcan un valor diferenciador al paciente y a la unidad que ofrece el servicio. 

Actividad física, la piedra angular frente a la obesidad

Según recientes estudios, sólo alrededor del 15 por ciento de las personas que pierden peso puede mantener una pérdida igual o superior al 10 por ciento tras el tratamiento que hayan realizado (dieta y ejercicio, farmacológico, quirúrgico o no quirúrgico) para lograr su objetivo, lo que supone un problema en el tratamiento de la pérdida de peso y calidad de vida del paciente. De ahí la importancia de adquirir y conservar buenos hábitos, donde el ejercicio físico regular es fundamental. 

“La actividad física y el ejercicio supervisado por un especialista en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte ha demostrado ser una herramienta eficaz contra la reganancia de peso, el mantenimiento y mejora de la salud y una ayuda inestimable para mejorar la respuesta de los tratamientos farmacológicos actuales (arGLP-1)”, ha asegurado el vicepresidente de la SEEDO y jefe del servicio de Endocrinología y Nutrición del hospital Arnau de Vilanova (Lleida), Albert Lecube. 

Además, se ha comprobado que la adición de ejercicio supervisado a la farmacoterapia contra la obesidad mejora el peso saludable después de la conclusión del tratamiento en comparación con la finalización del tratamiento con farmacoterapia para la obesidad sola.

Así, la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) ha hecho un llamamiento sobre la importancia que adquiere el ejercicio físico en la lucha contra la obesidad, haciendo de este objetivo una misión que está llevando a diferentes hospitales de España por medio del programa formativo ‘Ejercicio físico como herramienta clave para las personas que viven con obesidad’.

Acercar el ejercicio a los hospitales 

“El principal propósito de este proyecto es proporcionar educación y promover la práctica segura de actividad física y ejercicio dentro del ámbito hospitalario a pacientes que viven con obesidad”, ha resumido la presidenta de SEEDO, María del Mar Malagón. Esta innovadora iniciativa, que ha involucrado en 2023 a 11 hospitales y más de 700 participantes, ha sido reconocida ahora con sendos premios, como el segundo Accésit del Premio Estrategia NAOS en el ámbito sanitario o sociosanitario.

La evaluación del proyecto, mediante cuestionarios cumplimentados por los alumnos, ha revelado impactos significativos, “facilitando el inicio de ejercicio físico regular en un 69,2 por ciento de los participantes”, según ha informado uno de los docentes implicados en esta formación, César Bustos, junto con Manuel Pinelo, del Grupo de investigación Actividad física, Salud y Deporte de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla), Miguel Ángel Rojo, del Grupo de Investigación del Laboratorio de Fisiología del Esfuerzo de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid, y Antonio Jesús Sánchez Oliver, del Departamento de Motricidad Humana y Rendimiento Deportivo de la Universidad de Sevilla. 

Esta formación ofrecida por SEEDO, y apoyada en plataformas digitales, está dirigida por especialistas en Ciencias de la Actividad Física, miembros del Grupo de Trabajo de Ejercicio Físico de SEEDO, proporcionando materiales didácticos, sesiones teóricas y prácticas adaptadas a pacientes con obesidad y profesionales de la salud. Entre otras aportaciones, se han donado bandas elásticas como material de entrenamiento, se ha creado un mapa interactivo de parques biosaludables, y se ha entregado a los participantes un tríptico con acceso a vídeos y contenidos teóricos, según han incidido.

Beneficios del ejercicio

Como ha subrayado César Bustos, que además es CEO de la empresa ‘No hay excusas’, “entre otros muchos beneficios, el ejercicio físico mejora la sensibilidad a la insulina, el metabolismo de la glucosa, la salud cardiovascular, la capacidad pulmonar y la salud mental de las personas con obesidad, lo que permite aumentar el gasto energético y mejora la composición corporal”. Estos beneficios demostrados contrastan con una tozuda realidad: el aumento de la obesidad y del sedentarismo. En España, más del 50 por ciento de la población adulta padece sobrepeso, reduciendo la esperanza de vida y generando un coste significativo para el sistema de salud y la productividad laboral.

La prevalencia de la obesidad ha aumentado en nuestro país de forma “alarmante”. Según los estudios más recientes, alrededor del 23 por ciento de la población adulta padece obesidad y contamos con una de las tasas de obesidad infantil más elevadas de Europa. El reciente Estudio Nacional de sero-Epidemiología de la infección por SARS-CoV-2 en España (ENE-COVID) ha concluido que un 10,7 por ciento de la población infantil padece obesidad y un 30 por ciento exceso de peso. Así, se prevé un aumento del 2,5 por ciento anual hasta 2035, estimándose que el 20 por ciento de los niños y más del 10 por ciento de las niñas de España convivirán con la obesidad en 2030.

Por último, el ENE-COVID ha revelado que el 63,7 por ciento de los hombres y el 48,4 por ciento de las mujeres presentan exceso de peso, mientras que la obesidad afecta al 19,3 por ciento de los hombres y al 18 por ciento de las mujeres. Y se prevé que para el año 2035 la prevalencia de obesidad en España afecte al 37 por ciento de la población. Junto a éstos, los expertos de SEEDO han resaltado también algunas cifras que se derivan del estudio de la inactividad física.

Un estudio reciente ha estimado que se producirían en el mundo cerca de 500 millones de casos nuevos de enfermedades no transmisibles (ENT) graves prevenibles si la prevalencia actual de la inactividad física no cambia, con costes directos de atención médica de 520 mil millones de dólares. Y el coste global de la inacción en la inactividad física alcanzaría aproximadamente 47,6 mil millones de dólares por año.


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