El Global Madrid | miércoles, 22 de febrero de 2017 h |

El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia ha presentado este martes 21 de febrero el estudio “Aportaciones económico-jurídicas al modelo de farmacia español: análisis desde la perspectiva de Competencia” en el que se valora —y rebate— “desde un punto de vista teórico y empírico” el informe pro-liberalización de la oficina de farmacia publicado en octubre de 2015 por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Cabe recordar que el estudio de la CNMC planteaba una serie de medidas desreguladoras del modelo farmacéutico nacional como suprimir la propiedad/titularidad exclusiva en manos del farmacéutico, eliminar módulos de población y distancias mínimas, así como suprimir la reserva de actividad de las farmacias en la venta de OTC o la propia reserva de actividad de los colegios farmacéuticos.

Según expuso en el acto de presentación de esta suerte de ‘contra-informe’ Miguel de la Mano, vicepresidente ejecutivo de la oficina de Bruselas de Compass Lexecon (autora del documento), “la competencia no siempre da lugar a los beneficios que se les asocia”. A su juicio, la regulación —especialmente en el ámbito de la salud, que además cuenta con el respaldo de los tribunales— “permite el equilibrio entre objetivos potencialmente contrapuestos”. Este experto recordó que “en ningún país de la OECD existe una liberalización total del modelo farmacéutico; en todos hay cierta regulación”.

Ya entrados en harina, el estudio elaborado por Compass Lexecon pone el foco en la comparativa y evolución de las propuestas que sugería la CNMC para el modelo español en aquellos países europeos que han abierto las puertas a una liberalización (total o parcial) de su farmacia. Por ejemplo, respecto a la sugerencia de eliminar la obligatoriedad de la propiedad/titularidad profesional, y permitir la integración horizontal de farmacias, De la Mano aludió a Noruega. Y es que en el país nórdico, tan solo cuatro años después de la eliminación de estas restricciones, 402 de sus 525 farmacias ya pertenecen a 3 grandes grupos (cadenas). “La separación de la gestión y la propiedad podrían generar un problema de incertidumbre en casos de negligencia o errores en el servicio”, añadió De la Mano.

Por otra parte, respecto a una posible libertad de establecimiento —eliminado criterios de población y/o distancia— , el estudio de Compass Lexecon alude a un incremento en el número de farmacias en el corto plazo (como también apuntaba Competencia), “pero ya tenemos en España un gran ratio de farmacias/habitantes, por lo que el valor añadido sería cuestionable”. No obstante, “las nuevas farmacias se instalan donde ya hay oferta y a largo plazo se reducen las cifras”, apuntó. En la comparativa continental, De la Mano recordó que —siempre según el análisis de esta entidad— en países como Noruega y Suecia, tras eliminarse estas restricciones en torno al 66 por ciento de las nuevas boticas se abrieron en zonas de más de 60.000 habitantes y otro 33 por ciento en localidades con censos superiores a 30.000 residentes. Respecto al modelo navarro —que permite una mayor flexibilidad de apertura y que es alabado en el informe de Competencia—, De la Mano criticó que “la CNMC solo valora que ha conllevado más número de farmacias, pero obvia la mayor cifra de farmacias VEC que paralelamente ha propiciado”.

Esta revisión no supone una ‘enmienda a la totalidad’ del informe de 2015 de la CNMC. Así, De le Mano considera que en él se incluyen medidas cuya aplicación podría ser “positiva” para el sector, como sería la eliminación de las restricciones en la publicidad de las oficinas de farmacias, una mayor libertad de horarios e intensificar la competencia en medicamentos sociosanitarios, citó como ejemplos. “Existen oportunidades de mejora para adaptarse a la evolución gradual del mercado. Sin embargo, es aconsejable mantener las líneas centrales del modelo regulatorio actual”.

Por otra parte, el presidente del COF de Valencia, Jaime Giner, destacó en este encuentro que las principales amenazas al modelo puede que no haya que buscarlas en el exterior, sino en la propia profesión. “La peor amenaza somos nosotros mismos (farmacéuticos); en concreto, no saber adaptarnos y responder a los cambios y retos del nuevo paradigma sociosanitario, como es la respuesta a la dependencia y cronicidad”, vaticinó el presidente colegial.