Las negociaciones medioambientales del Parlamento Europeo van dando sus frutos. En el marco del paquete legislativo ‘Fit for 55′, los eurodiputados pidieron un informe del Consejo Asesor Científico Europeo sobre el Cambio Climático para poder “debatir sobre el objetivo climático de la UE para 2040 con datos científicos”, tal y como expuso Pascal Canfin, presidente de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria (ENVI).

“Hemos establecido unos objetivos para 2040 y tenemos un montante total de emisiones de CO2 para los próximos mandatos”, indicó Heléne Fritzon, eurodiputada de S&D. Sin embargo, añadió, “tenemos que ajustar esto acorde a las publicaciones científicas disponibles”. “En vista de las perspectivas para 2040, vemos que tenemos que ser más ambiciosos”, aseveró.

Por su parte, Pernille Weiss, eurodiputada del PPE, apuntó que la directiva y el reglamento que se han aprobado en el paquete ‘Fit for 55’, son “un conjunto de actas legislativas muy complejas”. Se preguntó si, con ello, habrá inversión en la innovación, establecimiento de recursos en los requisitos previos que se necesitan para llevar adelante las iniciativas que prevé la legislación. “¿Esa legislación va a funcionar como esperamos? Para mí esa es la cuestión más importante”, expuso.

De esta manera, Ottman Edenhofer, jefe del Consejo Asesor Científico Europeo sobre el Cambio Climático, presentó su último informe en la Eurocámara. Un documento que “ha tenido en cuenta las repercusiones de distintas vías para alcanzar la neutralidad climática”. En total, Edenhofer mencionó siete recomendaciones incluidas en el informe.

Recomendaciones climáticas

1. Mantener el presupuesto de emisiones de gases de efecto invernadero en un límite de entre 12 y 14 gigatoneladas de CO2 entre 2030 y 2050 y reducir las emisiones entre un 90 y un 95 por ciento para 2040, en comparación con los niveles de 1990.

En esta primera recomendación, Edenhofer reiteró que el Consejo Asesor analizó su viabilidad “desde el punto de vista geofísico, tecnológico y sociocultural”, así como los riesgos medioambientales y tecnológicos para el presupuesto de 2030-2050. Del mismo modo, tuvieron en cuenta la convergencia per cápita, la capacidad de pagar derechos de desarrollo de gases de efecto invernadero y la relación coste-eficacia.

“Tenemos esa ratio de reducción del 90 y 95 por ciento, pero si tenemos en cuenta los problemas de despliegue, nos movemos entre un 88 y un 92 por ciento”, puntualizó. Sin embargo, aclaró que, “combinando la viabilidad y el reparto justo, llegamos al rango marcado de entre un 90 y 95 por ciento”.

Si la UE quiere llegar al cero neto de emisiones en 2050, esa reducción de entre el 90 y el 95 por ciento, es un objetivo obligatorio“, concluyó el experto.

2. A finales de 2040, tener un objetivo más ambicioso para alcanzar las cero emisiones en 2050.

Según Edenhofer, Europa debe marcarse objetivos más ambiciosos en 2040 porque “esto ayudaría a una contribución más justa de la UE para paliar los efectos de cambio climático”. Así, apuntó a que, de aquí a 2050, se necesitan transiciones ambiciosas de reducciones de CO2 para alcanzar las cero emisiones en 2050.

3. Objetivo de la UE para 2030 de reducir las emisiones, al menos, un 55 por ciento.

“El objetivo de la UE para 2030 de reducir las emisiones en, al menos, un 55 por ciento, permitiría conseguir los objetivos para 2040 y el neto nulo de emisiones para 2050”, expuso Edenhofer. En este sentido, considera que las medidas a corto plazo “pueden reducir el total acumulado de emisiones“.

4. Necesidad de una transición rápida y bien gestionada

Edenhofer destacó que el objetivo recomendado para 2040 necesita que haya “una transición rápida y bien gestionada para abordar los riesgos medioambientales y los retos tecnológicos a gran escala“. “Este objetivo para 2040 se puede conseguir con un punto de partida del 55 por ciento”, apuntó.

5. Necesidad de investigación en innovación y capacidad de desarrollo y recursos adecuados para conseguir la neutralidad climática en la UE.

En este sentido, el experto expuso que las inversiones en innovación y el desarrollo de capacidades más amplias “pueden incrementar el rango de resultados de mitigación y un enfoque adaptativo aprovechará y acelerará la dinámica de la transición energética“.

Por otro lado, apuntó que los análisis indican numerosos beneficios potenciales para la acción climática, mencionando la “mejor calidad del aire y resultados de salud, menos dependencia de combustibles fósiles y menos escasez de agua“. Asimismo, un uso sostenible de la energía y los recursos presenta “beneficios sociales y económicos”.

6. La transición se puede conseguir mediante combinaciones de la gestión de la demanda y el despliegue de la tecnología.

“En comparación con vías que priorizan soluciones tecnológicas del lado de la oferta, el menor uso de energía y recursos naturales provoca un avance en el desarrollo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), mejoran la seguridad energética y reducen otros riesgos”, aseguró Edenhofer.

7. Hay diferentes vías para alcanzar la neutralidad climática.

El informe expone las posibles vías a seguir para alcanzar la neutralidad climática en 2050 con el fin de facilitar a los decisores políticos la toma de decisiones.

“Si tenemos una trayectoria centrada en la demanda, lo que hacemos es reducir los recursos que se necesitan para nuestro estilo de vida”, explicó el experto. Por otro lado, con un alto consumo de energía renovable, tendremos una mayor tasa de electrificación y un despliegue de energía renovable que no procede de la biomasa. Mientras, la opción combinada de las dos anteriores, “usa energía nuclear a lo largo del tiempo y un mayor esfuerzo para la captura de emisiones de CO2”.

Finalmente, Edenhofer apuntó a características comunes que contribuyen a la reducción de emisiones:

  • Descarbonización del sector energético.
  • Reducción del 20 al 40 por ciento de la energía demandada en comparación con los niveles actuales, lo que significa reducción del transporte, la industria y el sector terciario.
  • Reducción de emisiones que no son de CO2 –pero son de gases de efecto invernadero–, entre un 20 y 60 por ciento comparado con hoy, que significa una reducción significativa en la agricultura, la energía y sectores de residuos.
  • Eliminación del carbono, que se estima que represente 146-614 Mt CO2 para 2040.

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