La pandemia de COVID-19 ha dejado diferentes lecciones de las que Europa debería aprender. Y es que la Unión Europea (UE) enfrenta retos sanitarios complejos que no pueden ser abordados únicamente a nivel nacional. Así, un informe realizado por el exmandatario italiano Enrico Letta y encargado por el Consejo y la Comisión Europea, apunta a aprovechar el Mercado Único Europeo para fortalecer la resiliencia sanitaria.

El documento hace un llamamiento a adoptar un enfoque “más unificado” en materia de salud a nivel europeo. “Las enfermedades infecciosas no conocen fronteras, ya que las decisiones tomadas (o descuidadas) en un Estado miembro se extienden por toda la Unión”, apunta Letta en el texto. En este sentido, considera que la implementación de la nueva legislación derivada de la COVID-19 avanza “relativamente bien”, pero “queda mucho por hacer para asegurar las cadenas de suministro”. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya advirtió de que la “Enfermedad X” es inevitable.

Por ello, la preparación es crucial. Pero también se debe avanzar e insistir en las diferencias estructurales que persisten en la capacidad de respuesta epidémica, en el acceso al tratamiento o en la atención primaria y la esperanza de vida. “Para garantizar una mayor igualdad en el acceso a la atención sanitaria y la sostenibilidad para los ciudadanos de la UE frente a las tendencias demográficas y posibles crisis futuras, necesitamos una mayor integración del Mercado Único“, asegura el informe.

Acceso desigual a los medicamentos

Letta apunta que, hasta el momento, no existe un verdadero mercado único para los productos farmacéuticos. De hecho, algunas autorizaciones de comercialización de medicamentos todavía se conceden a nivel nacional. “Las importantes disparidades de gasto entre los Estados miembros dan como resultado un acceso desigual al diagnóstico y al tratamiento, un problema exacerbado por la migración sanitaria y la ‘fuga de cerebros'”, expone.

En ello profundiza el eurodiputado socialista Nicolás González Casares, quien ha desgranado las claves del documento en materia de salud. “Actualmente no existe un mercado único para los medicamentos, con inversiones nacionales dispares que llevan a marcadas diferencias en el acceso a diagnósticos y tratamiento”, afirma.

El ex primer ministro italiano insta a adoptar nuevas medidas para abordar la creciente dependencia de la UE de proveedores externos de ingredientes activos, componentes y productos terminados sintetizados químicamente. Porque la producción europea de ingredientes activos ha pasado de ser el 53 por ciento a principios de la década de los 2000, a menos del 25 por ciento en la actualidad.

“Los nuevos actores globales están reduciendo aún más las capacidades de producción e I+D de Europa”, apunta. “La creciente salida de talentos europeos en busca de oportunidades en terceros países está socavando significativamente la capacidad de innovación de la Unión Europea. En consecuencia, el Mercado Único debe priorizar el impulso de la capacidad de producción y la autosuficiencia en materias primas y ciertos tipos de medicamentos, vacunas y antibióticos“, prosigue el texto.

“La competitividad europea en investigación e innovación lleva años perdiendo capacidad frente a terceros países, con una menor inversión y reducción de profesionales cualificados”, coincide Nicolás González.

En este contexto, “para preservar la competitividad de Europa en las políticas de investigación, desarrollo e industria farmacéutica, salvaguardando al mismo tiempo el acceso a los medicamentos para sus ciudadanos, debemos actuar con urgencia, basándose en los pasos ya adoptados a través de la Estrategia Farmacéutica para Europa”, asegura Enrico Letta. Así, apunta a la necesidad de contar con un instrumento “flexible y de fácil implementación”, que sería crucial para “contrarrestar los cambios desfavorables en el mercado internacional, especialmente aquellos que afectan el atractivo de las patentes y la producción”.

Además, en opinión de Letta, el Mercado Único debe garantizar la formación de capital humano de alto valor añadido en todos los Estados miembros, garantizando el atractivo continuo de las profesiones sanitarias.

Objetivos prioritarios

Establecer nuevos objetivos que movilicen la voluntad política, la innovación científica y la inversión estratégica, son cuestiones fundamentales para Letta. Y, en concreto, señala en su informe tres desafíos “críticos para el futuro” que deben ser abordados con urgencia: la salud mental, la resistencia a los antimicrobianos (RAM) y las enfermedades neurodegenerativas. En este punto, el eurodiputado socialista considera que se debería añadir un cuarto reto: “avanzar más en la prevención y diagnóstico precoz del cáncer”.

Asimismo, menciona que Europa debería estar preparada para atender una demanda creciente de cuidados y falta de personal en determinados sectores, debido al envejecimiento de la población. “Cada vez se necesitan más centros de atención a largo plazo, servicios de atención domiciliaria y profesionales de la salud especializados y capacitados para atender las necesidades únicas de los pacientes de edad avanzada”, indica el texto.

Además, el informe también destaca que hay que continuar desarrollando políticas en las que la UE lleva años trabajando, como la evaluación de tecnologías sanitarias (HTA), la armonización trasfronteriza de ensayos clínicos, el desarrollo de un Espacio Europeo de Datos Sanitarios como fuente de datos sanitarios anonimizados para I+D+i o la posibilidad de compras conjuntas entre Estados miembro con menor capacidad de negociación (más pequeños o con presupuesto limitado), como las que se dieron durante la pandemia en la adquisición de vacunas. “Todas estas medidas pueden contribuir notablemente a mejorar la disponibilidad de medicamentos y las hemos trabajado en la reciente reforma de la política de medicamentos”, declara González.