“Impacto de la pandemia COVID-19 en la prescripción de fármacos en Atención Primaria”, es el titulo del nuevo número de junio de la Revista Clínica de Medicina de Familia, editada por la SemFYC.

En este texto se analiza de manera retrospectiva el impacto de la pandemia de COVID-19 en los tratamientos farmacológicos en tres centros de salud de Atención Primaria urbanos. La conclusión refiere una evidente reducción en el porcentaje de pacientes tratados farmacológicamente en 2020, en comparación con la media de 2017-2019 en casi todos los grupos fármacológicos, y más concretamente, en antibióticos (-8,5 por ciento), antinflamatorios no esteroideos (-5,9 por ciento) y antiulcerosos (-2,8 por ciento). Los anticoagulantes orales y los antipsicóticos son los únicos grupos de medicamentos cuya prescripción no se vio reducida.                                              

Un grupo de expertos formado por Marina Rovira Illamola y José Miguel Sotoca Momblona, pertenecientes al Servicio de Farmacia del Hospital Clínic de Barcelona y miembros del Consorci d’Atenció Primària de Salut Barcelona Esquerra (CAPSBE); y Antoni Sisó Almirall, Médico de familia, Director de Investigación del CAPSBE y profesor titular del Departamento de Medicina de la Facultad de Medicina de la Universitat de Barcelona, ha realizado un estudio en el que se analiza cómo la situación provocada por la pandemia afectó directamente en el seguimiento e inicio de tratamientos para diferentes grupos farmacológicos. Recordemos que el sistema sanitario sufrió un importante impacto, con los consiguientes cambios producidos en la organización de los centros de salud para atender a los pacientes con COVID-19 y la disminución significativa en el seguimiento, control de los pacientes y en el diagnóstico de enfermedades crónicas.

Una reducción global

En términos totales, el inicio de tratamientos con antibióticos para uso sistémico pasaron de 9.833 en 2017; a 6.440, en 2020. Así como de 15.128 pacientes tratados en 2017; a 10.145, en 2020. Es decir, una diferencia de casi 5000 pacientes (4.983).

Los inicios de tratamiento con antiinflamatorios no esteroides pasaron de 9.214 en 2019; a 6.217; mientras que los pacientes tratados, pasaron de 14.789, en 2019; a 11.080, en 2020; lo que significa que hubo 3.709 pacientes menos con tratamientos con estos fármacos.

En lo que se refiere a los antiulcerosos, la diferencia más llamativa es la que existe entre los inicios de tratamiento en 2018, que ascendió a 4.108; y los iniciados en 2020: 3.125. Del mismo modo, en 2018 había 14.633 pacientes que se trataban con antiulcerosos; mientras que en 2020, esa cifra apenas llegó a los 13.295.

En cuanto a inhaladores para el asma y la EPOC; el paracetamol; y los ansiolíticos y benzodiacepinas, se detecta una reducción más ligera: –1,9 por ciento; -1,8 por ciento y -1,6 por ciento, respectivamente. En la misma línea descendente se encuentran los antihipertensivos (-1,5 por ciento), antitrombóticos (-1,4 por ciento), opioides (-1,4 por ciento), agentes modificadores de lípidos (-1,3 por ciento) y antiagregantes plaquetarios (-1,3 por ciento). Únicamente en el grupo de los anticoagulantes orales se aprecia un aumento muy modesto del porcentaje de pacientes consumidores (+0,2 por ciento).

Posibles motivos de esta reducción

Los autores del estudio han buscado posibles explicaciones a estos datos: “Durante 2020, como consecuencia de la pandemia, se iniciaron menos tratamientos y, en general, los tratamientos crónicos ya instaurados se mantuvieran con una ligera disminución, quizás debido a un exceso de mortalidad. Existen diferentes factores que contribuirían a la disminución de la utilización de fármacos durante la pandemia, como la adherencia al tratamiento, la dificultad de acceso a la asistencia sanitaria o una propagación menor de otras enfermedades diferentes a la COVID-19”. Señalan también que el confinamiento domiciliario, las restricciones a la movilidad, junto con el refuerzo de las medidas de higiene, la distancia social y el uso de mascarillas pudieron contribuir a evitar la transmisión de patógenos responsables de infecciones bacterianas en la comunidad.          

Y añaden que en relación con la accesibilidad al sistema sanitario, “los cambios organizativos en los centros de salud afectaron a la relación médico-paciente. En los primeros meses de la pandemia, los centros de salud de nuestro ámbito modificaron la atención sanitaria a los pacientes, limitando su acceso, con pérdida de las visitas programadas de seguimiento, y sustituyendo las visitas presenciales por visitas virtuales y telefónicas”. En este sentido, los autores señalan que en 2020 las visitas presenciales se redujeron un 55,17 por ciento, mientras que las virtuales y telefónicas se incrementaron un 94,28 por ciento y un 686,39 por ciento respectivamente.

Es interesante señalar que ya son varios los estudios que han puesto de manifiesto que los cambios organizativos de los servicios de Atención Primaria a causa de la pandemia de la COVID- 19 se acompañaron de una reducción en el diagnóstico de patologías crónicas como hipertensión arterial, hipercolesterolemia y diabetes mellitus tipo 2, entre otras. Esta disminución, de enfermedades que requieren tratamiento farmacológico “podría explicar la disminución en la incidencia de nuevos tratamientos observada en nuestro estudio para todos los grupos farmacológicos”, concluyen.

Metodología del estudio                                                

El estudio observacional retrospectivo se realizó en tres centros de Atención Primaria de ámbito urbano con una población asignada, pediátrica y adulta de un nivel socioeconómico medio-alto, de aproximadamente 100.000 habitantes, a lo que se debe sumar la cobertura a cinco residencias geriátricas. Durante el estudio, se analizaron las prescripciones farmacológicas que hicieron los médicos y médicas de familia, pediatras y dentistas de los centros de Atención Primaria y que fueron dispensadas en las oficinas de farmacia con cargo al Sistema Nacional de Salud entre los años 2017 y 2020 a partir de los ficheros de facturación de recetas.

Durante este periodo de tiempo también se contabilizó para cada año el número total de pacientes con al menos una dispensación de fármacos de distintos grupos farmacológicos seleccionados, que van de antihipertensivos a insulinas e hipoglucemiantes no insulínicos, antitrombóticos y antiagregantes plaquetarios; a inhaladores para el asma y la EPOC, hormonas tiroideas, fármacos para la osteoporosis y, por supuesto, antibióticos de uso sistémico, antiulcerosos y antiinflamatorios no esteroides sistémicos, entre otros. Con este dato, se calculó la proporción de pacientes tratados con un grupo farmacológico respecto al total de la población asignada. Por otro lado, se analizó el número de nuevos pacientes tratados cada año; es decir, pacientes con al menos una dispensación de algún fármaco del grupo considerado, pero sin ninguna dispensación en el año anterior.

Para los inicios de tratamientos, se calculó la tasa de incidencia anual de pacientes tratados dividiendo el número de pacientes que comenzaron tratamiento en un año concreto por la población asignada a los tres centros no tratada con ese grupo farmacológico, multiplicando por 1.000. Las ratios de tasa de incidencia se utilizaron para comparar la tasa de incidencia de 2020 con la tasa media de 2017-2019 y con la tasa de 2019. El estudio fue aprobado por el comité ético de investigación clínica de referencia.

En estudios precedentes realizados en Atención Primaria ya se había observado una reducción significativa en el seguimiento, control, cribado y vacunación de los pacientes, así como en el diagnóstico de enfermedades crónicas después del inicio de la pandemia. Precisamente, uno de los autores del que ahora se presenta, el médico de familia Antoni Sisó, se ocupó de ello y observó en 2020 una reducción en la incidencia anual de enfermedades crónicas como la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, la diabetes mellitus tipo 2 y la osteoporosis, entre otras. Esta disminución de diagnósticos se atribuyó a los cambios organizativos de los servicios de Atención Primaria para priorizar la atención a los pacientes con COVID-19; ahora se complementa con el original que publica la revista de clínica de la semFYC titulado “Impacto de la pandemia COVID-19 en la prescripción de fármacos en Atención Primaria”.


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