J. V. Madrid | viernes, 08 de julio de 2016 h |

Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC), en colaboración con la USC, la UZA y el Medical Research Council , han demostrado que la combinación de nuestros genomas (nuclear y mitocondrial) desencadena una adaptación celular que tendrá repercusiones a lo largo de toda nuestra vida y que determinará la calidad del envejecimiento.

El estudio, liderado por José Antonio Enríquez, permite entender mejor las diferencias fisiológicas entre individuos y abre nuevos horizontes en el estudio de enfermedades comunes relacionadas con el proceso del envejecimiento, como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares o el cáncer y aporta información para comprender cómo se deben aplicar mejor las técnicas de reemplazamiento mitocondrial, una aproximación terapéutica destinada a evitar la trasmisión de mutaciones patológicas a la descendencia, popularmente conocida como “hijos de tres padres genéticos”, y que ya ha sido aprobada en RU.

De los más de 20.000 genes humanos, 37 no se encuentran en el núcleo de las células, sino en las mitocondrias, unos pequeños orgánulos celulares que funcionan como factorías energéticas. Este pequeño genoma, que heredamos de nuestras madres, es lo que conocemos como ADN mitocondrial. Al igual que su equivalente nuclear, el genoma mitocondrial presenta una variabilidad genética normal en las poblaciones, tanto de ratones como de humanos.

Lo que ahora han demostrado los investigadores del CNIC es que variantes no patológicas del ADN mitocondrial tienen un impacto en el metabolismo y calidad de envejecimiento de los individuos. El estudio desvela cómo la “variación genética poblacional de unos pocos genes puede repercutir en la calidad con la que envejecemos”y supone un avance para entender mejor el proceso de envejecimiento al descubrir que las “diferencias no patológicas en la función mitocondrial tienen repercusiones directas en el ritmo de envejecimiento de un individuo”, señala.

También se ha demostrado que cambiando el ADN mitocondrial de ratones, se desencadenaron mecanismos adaptativos celulares en los animales jóvenes que permitieron un envejecimiento más saludable. “Si explicamos biológicamente los factores que permitan envejecer eludiendo las patologías asociadas a la edad, podremos mantener una salud duradera durante el envejecimiento”, afirma Ana Latorre-Pellicer, primera firmante del artículo.