El 24 de abril de 2009, los profesionales de salud pública de las diversas comunidades autónomas (CC. AA.) de España recibieron una comunicación del Ministerio de Sanidad y Política Social que anunciaba la declaración, por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de una Emergencia de Salud Pública Internacional. Esta alerta se debió al aislamiento de un nuevo virus gripal en Estados Unidos y México, que posteriormente se identificó como el virus de la gripe porcina A/H1N1.

En España, la circulación del nuevo virus comenzó durante el verano de 2009 y evolucionó de manera constante hasta que se presentó la primera ola pandémica a principios del otoño.

El ‘VII Foro de Salud Pública Pandemias: Pasado, presente y futuro’, organizado por Fundamed, con el apoyo de GSK, ha reunido a algunos de los ex altos cargos que tuvieron que enfrentarse a la crisis de la gripe A en España con el propósito de analizar las lecciones aprendidas de aquella experiencia.

“Todo empezó con un gran desconcierto y multitud de reuniones porque nos enfrentábamos a una situación desconocida y no sabíamos cuánto iba a durar la situación. La incertidumbre se fue apaciguando a medida que fuimos siendo conscientes del impacto y la gravedad”, ha señalado José Javier Castrodeza, ex secretario general de Sanidad y exdirector general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad.

Un día después de que México comunicase la aparición del brote de gripe A , surgieron en España los primeros posibles casos, siendo la mayoría jóvenes con edades comprendidas entre los 20 y 30 años. “Reparamos en que no había una extrema gravedad”, ha añadido.

En general, con algunas diferencias cuantitativas entre temporadas gripales, el mayor nivel de transmisión de la enfermedad ocurre siempre en menores de 15 años, tanto en España como en Europa. Aun así, la onda pandémica de gripe A/H1N1 produjo mayor carga de enfermedad que la habitual de la gripe estacional en ese grupo de edad. Por el contrario, la incidencia en los mayores de 64 años se estimó inferior en la pandemia, en relación a ondas estacionales de gripe previas.

José Javier Castrodeza, ex secretario general de Sanidad y exdirector general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, interviene durante el foro

Respecto a las lecciones aprendidas de esta pandemia, Castrodeza ha apuntado que hubo mucha “implicación política” y que se debe “desposeer” a las pandemias de debate políticos. Asimismo, se mostró crítico con el papel de los medios de comunicación en ese momento. “Anunciar cada fallecimiento como una noticia alarmaba a la población”, ha incidido.

Por su parte, la llegada de las vacunas emergió el problema sobre su distribución. “Por la dispersión y extensión geográfica, no en todas las CC. AA. era tan fácil como en Madrid. En este escenario, los farmacéuticos hicieron una labor excepcional haciendo llegar las vacunas a todos los sitios”, ha destacado.

“Si en ese momento hubiéramos tenido vacunas que requirieran temperaturas tan bajas como las que se necesitaron para la COVID-19, habría sido imposible su distribución“, ha añadido.

Por su parte, Manuel Escolano, ex director general de Salud Pública de la Consellería de Sanitat de la Generalitat Valenciana, también relató su experiencia al frente de la gripe A, manifestando cuáles fueron los pilares básicos de cara a replicarlos en futuras situaciones.

“Fue muy importante el enlace de comunicación continuo con la OMS y el Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC). Los flujos de información fueron muy relevantes, así como el papel de los comités de expertos”, ha destacado.

En este contexto, el ex director general ha recordado el debate que se generó en torno a las vacunas y antivirales, y los aprovisionamientos en los hospitales.

“Teníamos que hacer aprovisionamientos a unos precios muy altos. De cara al futuro, es crucial abordar el sistema de financiación de las vacunas en el Sistema Nacional de Salud (SNS), ya que existe una variabilidad significativa entre Comunidades y se debería buscar una mayor armonización en la adquisición de vacunas”, ha señalado.

La última pandemia desde “la visión del siglo XX”

Antoni Plasència, ex director general de Salud Pública de la Consellería de Salut de la Generalitat de Catalunya y actual director general del Instituto de Salud Global de Barcelona, ISGlobal, ha enfatizado que la gripe fue la última pandemia que se gestionó desde la visión del siglo XX.

“Del 2008 al 2023 ha cambiado mucho el escenario y se han añadido variables como la inmediatez de la comunicación”, ha continuado.

Echando la vista atrás, lo primero fue la evaluación del riesgo. “La capacidad de respuesta en tiempo real con datos actualizados al momento no era suficiente en aquel momento para poder tomar decisiones”, lo mismo que la comunicación a todos los niveles. “La primera pandemia de este siglo comenzó a poner el foco en los responsables de salud pública”, ha añadido.

“Sin embargo, disponer de la vacuna fue un elemento determinante como herramienta de prevención, aunque prácticamente no se utilizaron”, ha reconocido el experto.

Juan Camacho, ex director general de Salud Pública de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Castilla-La Mancha cuenta su experiencia.

De la misma manera, Plasència ha recordado que hay un 28 por ciento de posibilidades de que tengamos una pandemia parecida a la del COVID-19 en los próximos años, “pero también tenemos indicadores que dicen que se pueden prevenir”, ha resaltado.

Por último, Juan Camacho, ex director general de Salud Pública de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Castilla-La Mancha, ha enfatizado que para la pandemia de 2009 “tuvimos tiempo de prepararnos”.

“Con la aparición de las primeras noticias, comenzamos a poner en marcha mecanismos de comunicación, sistemas de información y respuesta. Paralelamente, se establecieron herramientas de análisis en el ámbito de la atención médica para tomar decisiones”, ha argumentado.

En aquel momento, la comunicación se convirtió en un componente esencial. “Antes de actuar, evaluábamos cómo podríamos transmitir la información, ya que comprendíamos que, si no podíamos comunicarla fácilmente, quizás no era una decisión acertada”, ha resaltado.

Sin embargo, con la irrupción del COVID-19 no hubo tiempo para analizar. “Nadie podía imaginar la gravedad de la situación. Surgieron interrogantes sobre la procedencia y la veracidad de la información, especialmente en relación con China. Si hubiéramos tenido informes que alertaran sobre una alta mortalidad, habríamos reaccionado de manera diferente. Los datos iniciales se asemejaban a los de una gripe común, lo que generó un falso sentido de seguridad”, ha aseverado

La gravedad de la pandemia por el virus de la gripe A/H1N1-2009 ha sido descrita de carácter leve en la mayor parte del mundo y favorable en comparación con las pandemias previas del siglo XX.


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