En el verano de 2020, un grupo de expertos –una veintena de especialistas de salud pública– pedían, a través de The Lancet, una evaluación independiente de la pandemia de COVID-19 en España. Tres años después, la revisión sigue en curso.
“No es una etapa para nada cerrada; tiene todavía que publicarse esa evaluación independiente”, ha recordado Pilar Aparicio, directora general de Salud Pública en funciones del Ministerio de Sanidad, en el ‘VII Foro de Salud Pública. Pandemias: Pasado, presente y futuro’, organizado por Fundamed, con el apoyo de GSK.
Aparicio ha señalado que la evaluación tiene un punto de vista “muy constructivo” para analizar la situación de entonces, la preparación para responder a una situación nueva e inesperada y la respuesta que se dio. Sobre todo, ha destacado la DG de Salud Pública en funciones, la revisión tiene el objetivo de aflorar “qué hemos aprendido y cómo tenemos que estar mejor preparados para próximas pandemias”. Y es que, tal y como ha apuntado Aparicio, “todos sabemos que habrá otras, dada la evolución de las enfermedades infecciosas”.
“Creo que es fundamental poder hacer esa revisión y, con ello, pretendemos tener ese espíritu constructivo y útil que sirva para próximas ocasiones”, ha declarado. En este sentido, Aparicio ha indicado que el informe se está realizando “siguiendo las premisas que marcó el Consejo Interterritorial” y el trabajo está siendo “muy laborioso y muy riguroso” desde el punto de vista de la recogida de información.
La gestión a nivel nacional
Las comunidades autónomas también están realizando sus propias evaluaciones. Algunas ya las han publicado y otras lo harán en el futuro. Y, en este sentido, Pilar Aparicio ha recalcado la importancia de la función política: “Cuando hay una situación de emergencia, la política tiene que estar al servicio de esa emergencia y del ciudadano”, ha afirmado. Y, en su opinión, en la fase más dura de la pandemia, la clase política “estuvo a la altura de la respuesta, con las limitaciones que tenía por la sociedad y por cómo estábamos organizados”.
Aparicio ha señalado que hubo al menos tres reuniones presenciales en el Ministerio de Sanidad con todo el equipo de coordinación diario de la preparación de la respuesta a nivel nacional. Asimismo, se mantuvieron reuniones semanales en Moncloa con diferentes ministros y el contacto del presidente del Gobierno con el ministro Illa fue “diario”. Durante muchos meses, las reuniones del CISNS también fueron diarias y de forma telemática. “Sabíamos que iba a llegar, pero, desde luego, no el alcance que iba a tener”, ha expuesto.
Del mismo modo, Aparicio ha señalado que “se rompieron barreras” al incorporar a los subdirectores y jefes de área en las reuniones. En ellas, se tomó la decisión, por ejemplo, de participar en la compra conjunta. “Farmacia ayudó claramente en el desarrollo de las compras y la Agencia Española de Medicamentos (AEMPS) tuvo un papel fundamental en el seguimiento de fármacos y productos sanitarios”, ha expuesto.
Asimismo, la DG de Salud Pública en funciones ha puesto en valor la “respuesta organizada y la capacidad de diálogo con las comunidades autónomas”, un elemento clave para hacer frente a la pandemia. De hecho, “a nivel de las comunidades autónomas, todos los presidentes autonómicos se implicaron y la respuesta de las consejerías de sanidad fue impresionante”, ha destacado. Y, por otro lado, Aparicio ha recalcado que la comunicación fue “decisiva” para la respuesta de la ciudadanía, que entendió que debía quedarse en casa.
La respuesta europea
A nivel europeo, la coordinación en pandemia fue aún más importante si cabe. Pero también más complicada. “La primera respuesta de Europa no fue tan sencilla porque cada país tenía unas capacidades de respuesta diferente”, ha explicado Aparicio. “Incluso siendo conscientes de las debilidades que nosotros teníamos en ese primer momento, no es lo mismo nuestro sistema nacional de salud que el de otros países que no tienen el mismo nivel de desarrollo estructural o tecnológico” ha agregado.
La creación de la UE de la Salud, según Aparicio, ha sido de gran ayuda y ha “reforzado mucho” a la UE y su respuesta para que todos los Estados miembro pudieran tener “vacunas disponibles de forma equitativa y eficiente”. En este sentido, la AEMPS también tuvo “un peso muy relevante y un papel decisivo” en las reuniones de la UE para el seguimiento y la búsqueda de alternativas.
Por otro lado, Aparicio ha señalado que “la respuesta coordinada con la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue clave”. “Debemos analizar cómo reforzar la obtención y comunicación de información sanitaria para tener los datos más actualizados y en tiempo real de forma que pueda coordinarse una respuesta mundial cuando vuelva a repetirse”, ha añadido la DG de Salud Pública en funciones.
Dentro de esa coordinación internacional, Aparicio ha mencionado el papel de los investigadores. “Todo el desarrollo tecnológico, como el ARNm para las vacunas, ayudó junto a la inversión, la coordinación académica e investigadora, al desarrollo de muchas herramientas claves para la respuesta”, ha indicado.
Por el contrario, entre los aspectos negativos destaca la donación de vacunas por parte de la UE a terceros países, que no ha cumplido con las expectativas. Asimismo, también falló, en opinión de Aparicio, el acopio previo de equipamientos necesarios, como equipos sanitarios de protección o ventiladores. Por ello, Aparicio ha asegurado que “no se puede tener deslocalizada la industria”. “De hecho, en España el Ministerio de Sanidad estuvo en contacto con el de Industria para desarrollar alternativas en nuestro país, desde facilitar el desarrollo de empresas que estaban trabajando con mascarillas, hasta fabricar nuestros propios ventiladores”, ha expresado Aparicio. Así, ha instado a contar con “un plan a nivel nacional, europeo e internacional, para tener esas reservas”.
También te podría interesar…