LucÍa Barrera, Directora de
Gaceta Médica
| viernes, 04 de julio de 2014 h |

Afortunadamente los avances en los tratamientos oncológicos permiten que cada vez sean más los largos supervivientes de cáncer. Tras afrontar esta enfermedad, estas personas deben tener a su alcance todos los recursos sociales y sanitarios para conseguir una buena calidad de vida. Dentro de este concepto se enmarca también, aunque a veces se olvida, la posibilidad de llegar a ser padres. Pero éste es un proceso que debe empezar desde el momento del diagnóstico y aquí, la sensibilidad y formación de los oncólogos es lo que marca la diferencia. Cada vez son más las pacientes jóvenes que desarrollan estas patologías y cada vez las mujeres retrasan más su maternidad, por lo que se trata de una cuestión que no se puede ignorar y a la que no se le está dando el suficiente protagonismo.

En el último encuentro de la Fundación Salud 2000, que tuve el placer de moderar, se puso de manifiesto que aún queda mucho por hacer en la comunicación entre oncólogos y ginecólogos, y por extensión, en la información que se le da a los pacientes. En este sentido, la situación se complica en el caso de las mujeres con tumores hormonodependientes, como el de mama. Los asistentes pidieron consensos científicos a cargo de la Sociedad Española de Oncología Médica y la Sociedad Española de Oncología Radioterápica para que haya una hoja de ruta clara para los especialistas, que se debaten entre la seguridad y el abordaje inmediato y el paso del paciente por las unidades de reproducción para que se les pueda informar de las alternativas a las que pueden tener acceso. De nuevo las inequidades están muy presentes, y es que no en todas las CC.AA. se tienen las mismas oportunidades para acceder a una vitrificación de ovocitos, por ejemplo. No obstante, la situación se agrava cuando llega el momento de plantearse un embarazo y es que puede suceder que la mujer no siga el proceso por falta de recursos económicos, ya que existe un vacío en la cartera de servicios del sistema, no financiándose en todos los casos la fecundación in vitro con lo que sólo queda el recurso de acudir a una clínica privada.