Las vacunas se configuran como una de las intervenciones más rentables de la atención sanitaria y la piedra angular de un programa de salud pública centrado en el paciente. Sin embargo, en Estados Unidos las tasas de vacunación en adultos se han mantenido bajas y muy por debajo de los objetivos a lo largo del tiempo. Por ello, los profesionales sanitarios, los grupos de defensa del paciente y los responsables políticos llevan décadas esforzándose por mejorar dichas tasas a través de proyectos y enfoques que han tenido resultados en niños, pero no en la población adulta.

Un informe elaborado por la consultora IQVIA analiza las políticas y los programas puestos en marcha en Estados Unidos para reducir la brecha existente en materia de vacunación. De esta forma, diversas investigaciones destacan que las políticas que han tenido éxito para aumentar el acceso de los adultos a las vacunas se dividen en dos grandes categorías. Por un lado, las que reducen las barreras para los pacientes, como la eliminación de sus gastos de bolsillo de los pacientes o involucrarlos directamente con material adecuado a su edad, idioma y nivel de alfabetización; mientras que por otro, aquellas que reduzcan las barreras para los proveedores, como cambiar las leyes estatales para permitir que los farmacéuticos y los técnicos de farmacia administren las vacunas o mejorar la accesibilidad a los lugares donde los pacientes pueden recibir las vacunas.

En el documento se muestran las diferencias existentes entre los Centros de Servicios de Medicare, un programa federal de seguro médico para personas de 65 años o más, y Medicaid, un programa que ayuda a pagar el coste del cuidado de la salud en personas con ingresos y recursos limitados. Las tasas de vacunación de la población adulta de Medicaid están muy por detrás que las de Medicare, con una diferencia de casi el 30 por ciento. En lo que se refiere a la gripe, las tasas de vacunación se sitúan muy por debajo de los objetivos de Healthy 2030 establecidos por el Comité Asesor sobre Promoción de la Salud Nacional y Objetivos de Prevención de Enfermedades para 2030 durante los últimos años, especialmente para adultos de 18 a 64 años.

Además, las minorías étnicas y raciales suelen tener tasas de vacunación más bajas, lo que aumenta la carga de enfermedades para esas comunidades. Esta tendencia también se observa en los datos de IQVIA para la temporada de gripe 2022-2023, mostrando un porcentaje más bajo en adultos que forman parte de Medicaid en comparación con Medicare. “A pesar de la evidencia del retraso en las tasas de vacunación contra la gripe en adultos y las encuestas que demuestran la insatisfacción de los proveedores con las tasas de reembolso por la administración de la vacuna contra la gripe, la asociación entre los niveles de reembolso por la vacuna contra la gripe y su aceptación entre los adultos inscritos en Medicaid sigue sin explorarse”, reitera el documento.

Las tasas de vacunación antigripal en adultos para las poblaciones de Medicaid siguen siendo preocupantemente bajas, y los enfoques para mejorar esta tasa son cruciales para la salud pública y la equidad sanitaria. Un reembolso adecuado a todos los profesionales sanitarios por los servicios de vacunación que proporcione el pago necesario y equitativo fomentaría la prestación continua de estos servicios”, añade.

La farmacia ha desempeñado un papel importante en la administración de vacunas en Estados Unidos, ya que muchas personas recibieron las vacunas COVID-19 en estos establecimientos, independientemente de su sexo, raza/etnia o ingresos. Sin embargo, otras vacunas para adultos también se administraron en farmacias, como casi todas contra el herpes zóster y gran parte contra la gripe en adultos. Por otro lado, las antineumocócicas han experimentado sistemáticamente un aumento en la administración en farmacias durante la temporada de gripe. Además, las farmacias también pueden ser especialmente importantes para determinados grupos demográficos. De este modo, las personas de etnia hispana tienen una mayor proporción de administración de vacunas en farmacias en comparación con otros grupos raciales y étnicos.

“Esto sugiere que el acceso a la inmunización en las farmacias puede ser una parte crucial para ayudar a abordar ciertas disparidades en la vacunación. Además, investigaciones anteriores han demostrado que los pacientes con bajos ingresos tienen un acceso superior a las farmacias que a los médicos en lo que respecta a la inmunización. Cualquier política relacionada con las farmacias debe tener en cuenta el impacto desproporcionado que puede tener en la amplia gama de comunidades que prefieren este lugar”, precisa el documento.

El aumento de los niveles de reembolso puede dar lugar a un incremento de los costes a corto plazo; sin embargo, el aumento previsto de las tasas de vacunación, la reducción de las hospitalizaciones y la evitación de complicaciones sanitarias graves deberían compensar estos costes con el tiempo. “Seguirá siendo importante abordar las barreras a la vacunación para ayudar a facilitar un aumento de las tasas de vacunación de los adultos en Medicaid. El aumento de los niveles de reembolso puede no ser suficiente por sí solo para aumentar la tasa de vacunación, pero este estudio sugiere que es un importante contribuyente a este proceso“, concluye el documento.


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