En la actualidad dos de las amenazas más importantes para la salud, el cambio climático y la propagación de bacterias resistentes a los antibióticos, podrían estar relacionadas. Diversas investigaciones están analizando esta situación y han comprobado como las condiciones climáticas extremas, como las lluvias intensas, las inundaciones o el incremento de las temperaturas, fomentan el crecimiento bacteriano, incluyendo el de microorganismos resistentes.
En un artículo colaborativo de la revista Nature, varios expertos en la materia abordan esta situación. Aunque se tiene cierta comprensión sobre cómo el cambio climático impulsará el aumento de la resistencia bacteriana, todavía se están estudiando los mecanismos que llevarán a ello y cuán grande podría ser el efecto en la vida humana.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2020 infecciones de la sangre causadas por las bacterias ‘Neisseria gonorrea’, ‘Escherichia coli’ y ‘Salmonella’ resistentes a los antibióticos fueron un 15 por ciento más comunes que en 2017. Este mismo informe también revela que se notificaron un 50 por ciento más de casos de resistencia de bacterias que causan estas infecciones del torrente sanguíneo en los hospitales, como ‘Klebsiella pneumoniae’ y ‘Acinetobacter spp’. Estas son sólo algunas de las cifras que muestran el significativo impacto que tienen estas bacterias en el día a día de los centros de salud y hospitales. “Nos precipitamos hacia un mundo en el que rasparse la rodilla, dar a luz o someterse a una simple intervención quirúrgica podría matar a una persona”, destaca Pamela Yeh, bióloga evolutiva de la Universidad de California en Los Ángeles (Estados Unidos).
Exceso de antibióticos
El punto crítico se encuentra en que frecuentemente se usan antibióticos en exceso o de manera incorrecta para combatir infecciones. Las bacterias pueden desarrollar resistencias a los medicamentos mediante mutaciones en el ADN que alteran la pared celular bacteriana de manera que los antibióticos no producen el efecto deseado. Aunque estas modificaciones también pueden conferirles la capacidad de descomponer los antibióticos o atacarlos en el exterior de las células. De este modo, las cepas se vuelven resistentes y también pueden compartir estos genes de resistencia con otras bacterias.
La incorrecta administración de antibióticos ya sea al tomar el fármaco incorrecto o en dosis insuficientes para eliminar los microorganismos, conlleva a que las bacterias tengan más tiempo para multiplicarse y desarrollar resistencia.
La incorrecta administración de antibióticos ya sea al tomar el fármaco incorrecto o en dosis insuficientes para eliminar los microorganismos, conlleva a que las bacterias tengan más tiempo para multiplicarse y desarrollar resistencia.
Condiciones climáticas cambiantes
La unión del cambio climático y las condiciones insalubres derivadas de las catástrofes naturales ocasionadas del mismo, según la publicación de Nature, ayuda a las bacterias a prosperar. La unión de estos aspectos produce un incremento del número de infecciones y lesiones, por lo que más personas utilizan antibióticos incrementando la probabilidad de que se desarrolle resistencia.
El estudio ‘Diversidad genómica de Vibrio spp. y análisis metagenómico de patógenos en las aguas costeras del Golfo de Florida después del huracán Ian’, dirigido por Rita Colwell, microbióloga de la Universidad de Maryland, ha demostrado que dicho huracán provocó un incremento de especies dañinas de bacterias ‘Vibrio’ resistentes a los antibióticos, incluida una especie carnívora, en aguas frente a la costa de Florida. “Los fuertes vientos arrastraron nutrientes de los sedimentos marinos en los que prosperan las bacterias”, explica Colwell.
En 2022, Lianping Yang, microbiólogo de la Universidad Sun Yat-sen en China, y su equipo, publicó en The Lancet el estudio ‘Asociación entre la resistencia a los antibióticos y el aumento de la temperatura ambiente en China: un estudio ecológico con datos de panel a nivel nacional’. Analizaba la prevalencia de tres bacterias que están detrás de las infecciones hospitalarias resistentes a los antibióticos que a menudo son graves: ‘Acinetobacter baumannii’, ‘Klebsiella pneumoniae’ y ‘Pseudomonas aeruginosa’. Analizaron vínculos entre la temperatura y la resistencia comparando datos de la temperatura promedio y corrigieron factores que podrían afectar las tasas de resistencia a los medicamentos, como el nivel de consumo de antibióticos, la humedad promedio, las precipitaciones anuales y la densidad de población.
El equipo comprobó que, por cada aumento de 1°C en la temperatura promedio, había un aumento del 14 por ciento en la proporción de muestras que contenían ‘K. pneumoniae’ resistentes a antibióticos carbapenémicos. También vincularon el incremento de 1°C con un aumento del seis por ciento en la proporción de muestras que contenían P. aeruginosa resistente a carbapenémicos. Sin embargo, en el caso de A. baumannii no encontraron vínculos.
Temperaturas extremas
Diversos estudios han comprobado como las temperaturas extremas podrían inducir cambios genéticos en las bacterias que les ayuden a resistir a los antibióticos.
Asimismo, en 2018, la investigación ‘Las redes de interacción de factores estresantes sugieren que la resistencia a los antibióticos se deriva de las respuestas al estrés y la temperatura’, señala que las bacterias que han evolucionado en condiciones de frío o calor extremo podrían ser más resistentes a ciertos antibióticos. Los investigadores rastrearon cómo respondían las bacterias a los efectos estresantes de los choques térmicos y observaron que los patrones de expresión genética cambiaban de manera similar tanto para la temperatura como para el tipo de antibiótico.
Los investigadores tienen claro el camino que se ha de seguir para poder abordar este problema de salud pública. Algunos de los factores que se deben transformar son la mejora de la vigilancia de las resistencias y el acceso al agua potable y a instalaciones sanitarias. Además de crear conciencia sobre la forma adecuada de tomar antibióticos.
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