Los antimicrobianos han sido esenciales en la reducción de la carga que suponen las enfermedades infecciosas en las personas, los animales y las plantas durante décadas. Pero ahora su efectividad está en entredicho porque algunos antibióticos, tratamientos antivirales, antiparasitarios y antifúngicos no funcionan debido a la resistencia antimicrobiana (RAM).

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha publicado el informe “Preparándose para las superbacterias: fortalecimiento de las medidas ambientales relativas a la respuesta a la resistencia a los antimicrobianos mediante el enfoque ‘Una sola salud’”, en el que pone de manifiesto el papel que juega el medio ambiente en la aparición, transmisión y propagación de la RAM. Ante ello, exponen, la prevención es esencial como la respuesta a esta amenaza creciente de salud pública a nivel mundial.

Medio ambiente: parte de la solución

Aunque la atención siempre ha estado puesta en la salud humana y en el sector de la agricultura a la hora de abordar la RAM, el informe de la ONU pone el foco especialmente sobre el medio ambiente, pues es parte de la solución a este desafío.

Las resistencias pueden aparecer de forma natural o adquirida. Se pueden deber a un mayor o un mal uso de antimicrobianos y a otros factores, como la contaminación, que crea condiciones oportunas para que los microorganismos desarrollen resistencia tanto en humanos como en el medio ambiente a partir de las aguas residuales. “Las bacterias en el agua, el suelo o el aire, por ejemplo, pueden adquirir resistencia tras el contacto con microoganismos resistentes”, señala la ONU.

De este modo, las dimensiones ambientales de la RAM abarcan desde la contaminación que se genera de los sistemas de atención en salud, la que provoca la liberación de productos farmacéuticos y demás productos químicos o la agricultura y alimentación, hasta los contaminantes del saneamiento deficiente, las aguas residuales y los efluentes de desechos en los sistemas municipales.

Prevención para combatir la RAM

Para abordar este problema, se quiere de una respuesta integral. Así, la ONU pone de manifiesto la importancia de adoptar el enfoque ‘One Health’, que tiene en cuenta la salud de las personas, de los animales y del medio ambiente, pues todas están estrechamente relacionadas y dependen unas de otras. Abordar la RAM desde una perspectiva ‘One Health’, reducirá el riesgo y las repercusiones que supone para los seres humanos y la naturaleza.

La ONU insta a la urgencia de multiplicar las medidas implementadas y presenta soluciones eficaces para prevenir y combatir la RAM:

  • Crear una fuerte gobernanza a nivel nacional, con planes y marcos regulatorios robustos, al tiempo que se establecen mecanismos de coordinación y colaboración.
  • Incrementar los esfuerzos globales para promover la higiene del agua y limitar así el desarrollo y propagación de la RAM en el medio ambiente, algo que también reduciría las infecciones y la necesidad de utilizar antimicrobianos.
  • Incrementar la integración de las consideraciones ambientales en los planes nacionales frente a la RAM y crear planes específicos sobre medio ambiente que aborden la contaminación química, de las aguas residuales o la biodiversidad y el cambio climático.
  • Establecer estándares internacionales para los indicadores microbiológicos adecuados de RAM a partir de muestras ambientales y que sirvan guiar la reducción de riesgos y crear incentivos efectivos y oportunos.
  • Explorar opciones para redirigir las inversiones, establecer nuevos incentivos económicos y garantizar una financiación sostenible, incluida la asignación de recursos nacionales suficientes para hacer frente a la RAM.

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