Gaceta Médica Madrid | viernes, 10 de julio de 2015 h |

Es de sobra conocido que el ciclo vital de los virus esta íntimamente relacionado con la fisiología de las células a las que infecta. El ciclo celular eucariota condiciona cómo se produce una infección vírica y, de hecho, muchas familias de virus codifican factores que estimulan, ajustan o detienen la progresión celular de sus hospedadores a través de este ciclo en aras de aumentar su replicación o de incrementar la expresión de su genoma. Pero lo que se desconocía hasta ahora es la relación que existe entre este ciclo celular y el ensamblaje y maduración de las partículas víricas.

A partir del parvovirus diminuto de ratón (MVM), un grupo de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) liderado por José M. Almendral, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, y Michael Kann, de la Universidad de Burdeos, ha logrado describir el porqué del tropismo de este tipo de virus hacia tejidos proliferativos y su relación con el ciclo celular. Los MVM son virus patógenos para un amplio rango de mamíferos, incluidos los seres humanos, pero también tienen un gran interés por su uso como potenciales agentes anticancerígenos o como vectores en terapia génica.

En el trabajo, publicado en Plos Pathogens, estos investigadores han demostrado que el ciclo del virus se vincula de manera perfecta con el ciclo celular al producirse la infección, avanzando en sus etapas principales de transcripción, expresión, transporte de proteínas, ensamblaje de cápsidas y maduración de los viriones acompasadamente a la progresión por las fases G1-S-G2 del ciclo celular. Uno de los puntos clave para la unión de ambos ciclos es el transporte del complejo del poro nuclear (NPC) de las proteínas que forman parte de la cápsida del virus (VPs), que se produce solamente en la fase S del ciclo celular, cuando estas proteínas se han ensamblado en trímeros fosforilados.

Este trabajo cuestiona además la creencia asumida de que la replicación del genoma de este tipo de virus ocurre siempre en la fase S del ciclo celular, ya que aquí el ensamblaje de las proteínas del virus se completa varias horas antes de la replicación, algo que solo ocurre una vez que el virus ha bloqueado la transición S/G2 del ciclo celular. En este sentido, el estudio ha demostrado que alterar el acoplamiento de los ciclos vírico-celular mediante distintos tipos de señales tiene importantes consecuencias. Datos experimentales muestran que bloquear la progresión del ciclo en células previamente infectadas altera específicamente la traslocación al nucleo de los trímeros de VPs fosforilados, lo que provoca una acumulación citoplasmática equivocada de cápsidas que impide la maduración del virus y desemboca finalmente en una infección abortiva.

Este descubrimiento podría contribuir a la investigación en patologías asociadas a infecciones por este tipo de virus, a descubrir mecanismos de persistencia del virus en tejidos no proliferativos y a fundamentar un mayor uso de parvovirus en terapias anticancerígenas.