La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ha suspendido de forma repentina un programa clave para mejorar la detección de la gripe aviar en productos lácteos y alimentos para mascotas. La decisión, atribuida a los recortes masivos de personal impulsados por el gobierno federal, pone en entredicho la capacidad de respuesta del país ante brotes zoonóticos emergentes, como el que actualmente afecta al ganado lechero.
El programa buscaba coordinar y estandarizar las pruebas de laboratorio para detectar la influenza aviar altamente patógena
El programa, que debía comenzar a finales de este mes, buscaba coordinar y estandarizar las pruebas de laboratorio para detectar la influenza aviar altamente patógena (HPAI). Estaba previsto que participaran más de 40 laboratorios de la Red de Respuesta e Investigación de Laboratorios Veterinarios (Vet-LIRN), junto con la Red Nacional de Laboratorios de Salud Animal del Departamento de Agricultura (USDA) y laboratorios tanto públicos como privados especializados en análisis de alimentos.
Según un correo interno al que ha tenido acceso Reuters, la suspensión del programa responde directamente al impacto de los despidos que afectan al Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), organismo del que depende la FDA. El martes, la agencia comenzó a despedir a 10.000 empleados como parte de una reestructuración del gobierno federal liderada por el presidente Donald Trump.
Un recorte con consecuencias científicas
El programa suspendido tenía como objetivo servir como sistema de garantía de calidad para las pruebas de gripe aviar, siguiendo el modelo de coordinación que la FDA emplea para patógenos como la salmonela. La interrupción de este ejercicio de comparación entre laboratorios genera incertidumbre sobre la fiabilidad y la consistencia de los análisis que se siguen realizando en productos lácteos y alimentos para mascotas. “El programa habría sido fundamental para garantizar la confianza en los métodos de laboratorio para la seguridad alimentaria y la salud animal”, indicaba el correo electrónico remitido desde la oficina del programa Vet-LIRN a los laboratorios implicados.
Aunque las pruebas realizadas por la FDA han demostrado que la pasteurización elimina eficazmente el virus en la leche, la necesidad de vigilancia y control sigue siendo prioritaria
Esta medida llega en un momento crítico. Desde que se detectó un brote de gripe aviar en el ganado lechero, casi 1.000 hatos han sido afectados, de acuerdo con cifras recientes del USDA. Aunque las pruebas realizadas por la FDA han demostrado que la pasteurización elimina eficazmente el virus en la leche, la necesidad de vigilancia y control sigue siendo prioritaria. Además, al menos dos gatos domésticos fallecieron tras ingerir alimento crudo para mascotas contaminado con gripe aviar, lo que refuerza las preocupaciones sobre otras posibles vías de transmisión.
Cobertura más completa
Mientras que el USDA se encarga de analizar la leche a granel antes de que sea procesada, la FDA supervisa los productos lácteos ya preparados para el consumo. El esfuerzo conjunto entre ambas agencias, ahora debilitado, pretendía ofrecer una cobertura más completa y fiable frente a la expansión del virus. El HHS no ha ofrecido comentarios sobre el impacto que tendrá la suspensión del programa en la capacidad general del país para detectar la gripe aviar en la cadena alimentaria. Sin embargo, voces expertas consultadas por medios estadounidenses han advertido que la paralización de estos esfuerzos puede comprometer la preparación nacional ante futuras crisis sanitarias de origen animal.
El HHS no ha ofrecido comentarios sobre el impacto que tendrá la suspensión del programa en la capacidad general del país para detectar la gripe aviar en la cadena alimentaria
La interrupción de este tipo de iniciativas no solo afecta a la vigilancia inmediata, sino que también ralentiza la mejora metodológica y la generación de evidencia científica necesaria para la toma de decisiones regulatorias. En un contexto donde los riesgos zoonóticos son cada vez más frecuentes, esta medida podría suponer un retroceso en la seguridad alimentaria y en la protección de la salud pública. La suspensión del programa refleja, en última instancia, cómo los recortes presupuestarios y las decisiones políticas pueden tener consecuencias directas sobre la infraestructura científica y de salud pública de un país, en un momento en el que esta debería fortalecerse, no debilitarse.