| jueves, 20 de junio de 2013 h |

Una investigación del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha descubierto por qué existe un porcentaje de pacientes con mutaciones en BRCA1 o BRCA2 (responsables de entre el 5 y el 10 por ciento de los cánceres de mam y ovario) que no responden a los fármacos inhibidores de PARP, muy efectivos en otro porcentaje de pacientes con estas misma mutaciones.

Tal y como explica María Nieto-Soler, una de las participantes en el estudio que ha liderado Óscar Fernández-Capetillo, jefe del grupo de Inestabilidad Genómica del CNIO, junto a investigadores del Instituto Nacional del cáncer (NIH) de Estados Unidos, “los inhibidores de PARP son tóxicos solo en tumores que tienen fallos en los mecanismos de reparación del ADN, como los que tienen mutaciones en BRCA1/2”.

El problema surge entonces cuando los tumores, además de tener mutaciones en BRCA! o BRCA2, también tienen mutaciones secundarias en otras proteínas como 53BP1 o PTIP, cuya función es limitar la repación del ADN. En estos casos, estas murtaciones se compensan entre sí y las células recuperan la capacidad de reparar su ADN, perdiendo el fármaco su efectividad. “Este es uno de los primeros trabajos en los que se demuestra que mutaciones secundarias pueden volver insensibles a los tumores frente a tratamientos específicos como son, en este caso, los inhibidores de PARP”, ha señalado Fernández-Capetillo.

De hecho, al comparar el tratamiento estándar con cipslatino y la terapia personalizada en tumores con mutaciones en BRCA1 o BRCA2 y también en 53BP1 y PTIP, estos investigadores comprobaron que la terapia estándar era más efectiva. “Estos datos indican que solo los pacientes con mutaciones en BRCA1 y BRCA2, pero no en los genes secundarios descritos, serían candidatos a una terapia personalizada efectiva con los inhibidores de PARP”, explica Fernández-Capetillo, que concluye que sería necesario “evaluar 53BP1 y PTIP en pacientes con cáncer de mama u ovario familiar con deficiencias en los genes BRCA antes de decidir su tratamiento”.

A la vista de estos resultados, los investigadores alertan a los expertos de la medicina personalizada sobre la necesidad de buscar maracadores secundarios que confieran resisitencias, además de marcadores de sensibilidad a nuevos fármacos.