Evento ‘Juntos Ahora’

Durante el evento ‘Juntos Ahora’, impulsado por la Lung Ambition Alliance (LAA), se presentaron las recomendaciones incluidas en el documento ‘Monitorización del proceso oncológico: cáncer de pulmón’. El cometido de esta publicación es establecer una propuesta de máximos acerca de los indicadores clave y las variables necesarias para monitorizar de manera adecuada el proceso oncológico. Cabe destacar, que como expuso Marta Moreno, directora de Asuntos Corporativos y Acceso al Mercado de AstraZeneca, en cáncer de pulmón “el objetivo pasa por duplicar las tasas de supervivencia en cinco años

Para poner en perspectiva la situación se expone que diferentes estudios apuntan a que la detección precoz del cáncer de pulmón podría reducir la mortalidad global entre un 6,7 y un 20 por ciento, cifra que aplicándose únicamente al cáncer de pulmón ascendería a un porcentaje que oscilaría entre el 18 y el 39 por ciento. En este sentido, teniendo en cuenta el aumento de la supervivencia, desde la LAA consideran fundamental establecer estrategias de detección temprana que contribuyan a identificar la enfermedad en etapas tempranas, de tal manera que esto repercuta en un mejor abordaje de la enfermedad y mejore el pronóstico.

Como destacó Laureano Molins, consultor del Servicio de Cirugía Torácica Hospital Clínic de Barcelona y coordinador nacional de la LAA, “invitan a tomar medidas urgentes y subrayan la necesidad de actuar cuanto antes. Nuestro objetivo es estudiar la viabilidad y promocionar el cribado y la detección precoz del cáncer de pulmón para mejorar las tasas de supervivencia. Los estudios de cribado demuestran el aumento en la supervivencia entre población específica, por lo que consideramos que se debe continuar estudiando su implantación en todas las Comunidades Autónomas”.

Recogida de datos en cáncer

En palabras de Javier de Castro, jefe de Sección de Oncología Médica del Hospital Universitario La Paz, esta iniciativa surge para aterrizar la estrategia. “El tiempo es fundamental para los pacientes; desde la LAA decidimos monitorizar el proceso para ver si el paciente estaba accediendo al diagnóstico y tratamiento en el tiempo adecuado, lo cual es una manera de asegurar la equidad”, señaló durante la presentación del documento. En este sentido añade que desde la alianza empezaron a preguntarse qué variables era oportuno analizar, lo que dio lugar a tres fases que se recogen en esta publicación: monitorización, evaluación de los tiempos de diagnóstico y hasta el tratamiento potencialmente curativo y, por último, una que hace referencia a la implementación de los biomarcadores y la medicina de precisión.

Dentro de esta ecuación la recogida de datos es esencial. Ángel Gayete, jefe clínico del Servicio de Radiología del Hospital de Barcelona, indicó que es por este motivo que se recogen recomendaciones en la recogida de información durante todo el proceso oncológico. “Dada la falta de información estructurada, sería conveniente disponer de una cartera específica del servicio de datos en oncología y darle continuidad a través de la interoperabilidad entre diferentes centros y comunidades autónomas”. Asimismo, Gayete expresó que “se espera que a través de la historia clínica resumida se evite esta falta de información”. El experto explicó que esto está alineado con lo estipulado para el Espacio de Datos de Salud de la Unión Europea, “recopilando datos explotables de manera homogénea a nivel nacional”. Para ello, especifica, “se definen una serie de valores que posteriormente se recogen de manera concreta”.

Y es que, como pone de relieve Gayete, en el abordaje del paciente con cáncer “es preciso conocer en qué fase de la enfermedad está cada paciente, cuáles están en recidiva local o sistémica, a quién se le hace determinación molecular… toda esa información de la que no disponemos a día de hoy de forma estructurada y general y creemos que es necesaria”.

“Contar con datos homogéneos permitirá comparar y ver la situación para tomar decisiones”, expuso Gayete.

Hacia la oncología de precisión

En el escenario actual donde la medicina de precisión está cada vez más presente, David Vicente, jefe de Sección de Oncología Médica del Hospital Universitario Virgen de la Macarena y director de la Estrategia de Cáncer en Andalucía, consideró que es absolutamente fundamental cuando se confirma el diagnóstico, “poner apellidos al cáncer para tomar decisiones; aquí entran en juego los biomarcadores”. Una vez definido esto, precisó, es cuando dentro de los comités multidisciplinares se define el inicio del tratamiento. “A veces no están ni siquiera definidos los objetivos porque hay gran variabilidad y literatura al respecto; hemos definido unos criterios y ahora es momento de ver si tenemos que mejorar analizando los tiempos en cáncer de pulmón desde que se produce la sintomatología hasta que se puede iniciar el primer tratamiento”, desarrolló.

Así, en este contexto, Vicente comentó que “cada vez se va a precisar más de estos datos de biomarcadores para que el conocimiento que tenemos de esta realidad cada vez sea aplicable”. Aquí, respecto al diagnóstico molecular, detalló que los procesos “deben pasar unos estándares de calidad ajenos a los centros en que se realiza”. Para garantizar que se hace de la manera más adecuada, Vicente llamó a integrar “profesionales dentro de los hospitales que contribuyan a  mejorar los procesos tales como bioinformáticos, profesionales de la anatomía patológica” o cualquier otro perfil que se identifique como necesario.

Necesidades presentes y futuras

Luis Paz-Ares, jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital 12 de Octubre y de la Unidad de Cáncer de Pulmón H12O-CNIO coincidió con el resto de participantes en la presentación en la necesidad de contar con una información lo más completa posible puesto que no tenerla “dificulta mucho dar el mejor tratamiento al paciente, sobre todo en algunos subtipos”. En cuanto a la información sobre investigación y nuevos biomarcadores, el oncólogo puso de relieve que el sistema de monitorización del proceso oncológico “debe estar vivo, incluyendo constantemente las nuevas determinaciones moleculares y nuevas tecnologías que se puedan utilizar”.

Respecto a las tecnologías, Paz-Ares instó a ver cuál es la más adecuada en cada momento, ya que en determinados casos se pueden hacer “biomarcadores globales, paneles más extensos de aberraciones genómicas para optimizar tiempo coste y tejido… y a día de hoy hay que ver que tecnología, experiencia y expertise hay en cada centro para garantizar que se haga bien y ver cómo vamos evolucionando”.

En este contexto, Paz-Ares expuso que, en el avance hacia el uso de nuevas técnicas, “la biopsia líquida deja de formar parte de la ciencia-ficción y cada vez tenemos más necesidad de implantarla en la práctica clínica”. Esta, puntualizó, “ofrece una ventana poco invasiva para meternos dentro del tumor y evitar biopsias de tejido que a veces son molestas y muy costosas para el sistema sanitario”. Y es que, como aseveró es especialista, a partir de ahora, “va a ser difícil hacer un diagnóstico que no implique una tipificación molecular adecuada”. “Estos son los parámetros que hay que monitorizar y ahora mismo desconocemos la situación de nuestro país ya que la mayor parte de los datos que tenemos provienen de encuestas únicamente”, concluyó Paz-Ares.

Vicente agregó que “a veces la tecnología evoluciona muy rápido, pero esto no puede estar reñido con la calidad”. En relación a esta idea, Javier Gómez-Román, jefe de Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, recordó que “muchas veces se habla de tecnología, pero sin personas que la manejen no sirve de nada”; por ello, urgió a “incorporar nuevas figuras profesionales y expertise al sistema para seguir avanzando”.


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