El Alzheimer es una de las enfermedades con una de las prevalencia más elevada en nuestro país, con más de 800.000 casos diagnosticados en España. Con el envejecimiento progresivo de la sociedad se espera que aumente el numero de casos de forma exponencial. Se estima que en el 2050 habrá más de 115 millones de personas que padezcan esta enfermedad en todo el mundo. Esta alta incidencia pone de relieve la importancia de seguir investigando en este ámbito.
En España hay 800.000 casos de alzhéimer diagnosticados
Esta patología se conoce desde hace más de 120 años y no fue hasta los años 90 cuando aparecieron los primeros tratamientos. Estas terapias consistían en la activación de la acetilcolina, que son inhibidores a de la acetilcolinesterasas o también se dirigían a la disminución del influjo del glutamato; además, se añadían tratamientos específicos para los síntomas conductuales que tienen estas personas (antidepresivos, tratamientos de la psicosis, etc.). Y hasta esa década no se ha autorizado la comercialización de un fármaco para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer. Esto pone de manifiesto la lenta evolución de la investigación en tratamientos para esta patología.
Donanemab y lecanemab
En los últimos años ha habido un impulso notable en la investigación con resultados esperanzadores de varios tratamientos entre los que destacan donanemab y lecanemab. Donanemab ha demostrado una reducción de la progresión del deterioro cognitivo y funcional en fases tempranas de la enfermedad. De hecho, ya se ha presentado su registro para comercialización en Estados Unidos y se espera que a finales de años se conozca la decisión de la FDA y para el 2024 la de la EMA.
En este sentido Guillermo García Ribas, miembro de la Sociedad Española de Neurología (SEN), asegura que “es uno de los grandes avances, ya que va contra una de las dianas más importantes de la enfermedad, las placas de Amiloide”. Esto supone un cambio significativo en el devenir de la patología en las fases tempranas permitiendo a los pacientes disfrutar durante más tiempo de una vida más autónoma, más satisfactoria y de mayor calidad.
Donanemab y lecanemab han demostrado una reducción de la progresión del deterioro cognitivo y funcional en fases tempranas de la enfermedad
Por su parte, lecanemab se aprobó por la FDA en enero de 2023. Es un anticuerpo monoclonal inyectable para uso intravenoso destinado a eliminar la beta-amiloide del cerebro. Se especifica que su administración debe iniciarse en pacientes con deterioro cognitivo leve o demencia leve. Los resultados de los estudios sostienen que el fármaco ha demostrado una reducción estadísticamente significativa en la placa beta-amiloide cerebral. En palabras de García Ribas estos tratamientos “son una noticia estupenda para la enfermedad del Alzheimer”.
Predicción del desarrollo de la enfermedad
Los principales avances en el conocimiento de la enfermedad se han producido en el diagnóstico, la evolución y en las diferentes fases de la enfermedad. En este sentido, investigadores del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento y la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins han identificado 32 proteínas que pueden ser claves para predecir el inicio temprano de la patología, lo que podría contribuir al desarrollo de nuevas pruebas de diagnóstico. En concreto, los resultados arrojaron que 12 de estas 32 proteínas asociadas a la demencia estaban identificadas como biomarcadores de alzhéimer en el líquido cefalorraquídeo, que permiten identificar la neurodegeneración y la neuroinflamación. El estudio encontró niveles alterados de muchas de las proteínas tanto en los tejidos cerebrales como en la sangre. Estos resultados se asociaron a su vez con la presencia de proteínas amiloides y tau.
Factores de riesgo cardiovascular
Por otro lado, recientes investigaciones han demostrado que el control temprano de los factores de riesgo cardiovascular ayuda a prevenir la enfermedad. De hecho, una investigación realizada en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y publicada en The Lancet Healthy Longevity, muestra que la aterosclerosis y sus factores de riesgo asociados están implicados en alteraciones cerebrales típicas de la enfermedad de Alzheimer. Por ello, el representante de la SEN destaca la importancia de conocer y controlar estos factores. “Los dos elementos más presentes en el cerebro son neuronas, arterias y vasos sanguíneos, por lo que es evidente la trascendencia y la relación de la salud cardiovascular en el devenir de la enfermedad. No podemos tener una buena higiene cerebral si no cuidamos nuestra salud cardiovascular”. Además, añade que evitar factores de riesgo como el tabaquismo, sedentarismo, colesterol o la tensión arterial alta entre otros es totalmente crucial para ralentizar el deterioro cognitivo del paciente.
Pérdida de conectividad en el hipocampo
Por su parte, el Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA está desarrollando una investigación para demostrar si existe una pérdida de la conectividad en el hipocampo en las primeras fases de la enfermedad, lo que podría ser de utilidad en términos de detección precoz. El objetivo de este estudio es buscar nuevas hipótesis sobre los posibles mecanismos que originan la enfermedad. Los investigadores están analizando si las fibras nerviosas que conectan el hipocampo izquierdo y derecho están dañadas y esto tiene alguna repercusión funcional. Es más, han podido ver por resonancia magnética imágenes compatibles con una pérdida de mielina que, cuando se daña o destruye, impide la comunicación adecuada entre las neuronas en la comisura del hipocampo. Del mismo modo, en estas pruebas se han detectado alteraciones en el electroencefalograma de los pacientes que han participado en el estudio.
La pérdida de mielina impide la comunicación adecuada entre las neuronas entre el hipocampo izquierdo y derecho
En este sentido, Ana Lloret, investigadora del Grupo de Investigación en Envejecimiento y Ejercicio Físico de INCLIVA y CIBERFES, y líder de la investigación afirma que, “hasta ahora las terapias se han enfocado en eliminar las sustancias tóxicas que se acumulan en el cerebro de los pacientes o en la neurodegeneración, por lo que el actual estudio podría aportar un nuevo enfoque para la búsqueda de tratamientos que se centrarán en otro proceso como es la pérdida de mielina”.
Diagnóstico precoz
García Ribas declara que la investigación en alzhéimer está en muy buen momento con muchísimas líneas abiertas. De todas ellas remarca los estudios que se centran en conocer de manera más precisa la evolución de la patología en cada persona. “Es una enfermedad que progresa muy despacio y es muy importante conocer cómo se va a comportar en el futuro“. No obstante, añade que el diagnóstico es bastante preciso en la actualidad, aunque puntualiza que “es muy limitado a la hora de pronosticar cual es la evolución de un individuo concreto con su enfermedad”.
“El alzhéimer es una enfermedad que progresa muy despacio y es muy importante conocer cómo se va a comportar en el futuro“
Guillermo García Ribas, miembro de la Sociedad Española de Neurología
No en vano, señala que los tratamientos no farmacológicos juegan un papel esencial en materia de prevención. “Las medidas de prevención cardiovascular, la estimulación cognitiva y los cambios de dieta van a tener una influencia notable en la trascendencia de la enfermedad. Empezamos a conocer que la causa del alzhéimer se puede modificar por la actividad física y estas normas preventivas. De hecho, cuanto más precozmente se instauren mejor evolución tendrá el paciente”, asevera Guillermo García Ribas.