La obesidad se articula como uno de los retos sanitarios del siglo XXI. El exceso de peso afecta al 10 por ciento de los niños en edad pediátrica y al 16 por ciento de los adultos en España, según las cifras que maneja el Ministerio de Sanidad. El sobrepeso y la obesidad se producen por un desequilibrio energético entre las calorías consumidas y las gastadas. “Hay muchas causas que hacen que no solo haya una obesidad”, explica a GACETA MÉDICA Cristóbal Morales, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO).

La primera generación de tratamientos para luchar contra la obesidad fue la de los agonistas del GLP-1. Estos fármacos se desarrollaron para tratar la diabetes de tipo 2, pero, tras evaluarlos en ensayos clínicos, se descubrió que no sólo servían para controlar los niveles alterados de glucemia, sino que también eran eficaces para perder peso. Algunos ejemplos de estos medicamentos son liraglutida, albiglutida y dulaglutida. Los compuestos han demostrado una alta eficacia, ya que ayudan a las personas con sobrepeso a perder entre un 10 y un 22 por ciento de su peso corporal en el primer año de uso.

En la actualidad hay diferentes líneas de investigación centradas en el estudio de hormonas, péptidos o moléculas, cuyo fin es disminuir el acúmulo de grasa y evitar su efecto tóxico en otros tejidos diferentes al tejido adiposo. “Las moléculas que vienen en obesidad son muchas. Lógicamente, al haber dado con la diana, rápidamente hemos pasado a investigar los agonistas de GLP1/GIP. Tirzepatida y cagriSema son los que están más próximos. Luego, ya pasamos a los tripleagonistas, donde figura retatrutida (GIP-GLP1-Glucagon), con pérdida de peso de hasta el 25 por ciento”, reitera Morales.

Los efectos clínicamente significativos sobre la reducción de la glucosa y la pérdida de peso de la estimulación dual del receptor GIP/GLP-1, en comparación con el agonismo selectivo del receptor GLP-1 sugieren su potencial para mayores efectos metabólicos. Los recientes estudios SURMOUNT-3 y SURMOUNT-4 realizados con tirzepatida, un fármaco de Lilly, han confirmado su eficacia en adultos con obesidad y sobrepeso. La reducción media de peso ha alcanzado el 26,6 por ciento, el mayor nivel de pérdida de peso observado en el programa clínico SURMOUNT. Este objetivo se alcanzó tras 12 semanas de intervención intensiva en el estilo de vida y 72 semanas de tratamiento con tirzepatida.

Respecto a retatrutida, la revista New England Journal of Medicine (NEJM) publicó los resultados de un ensayo en fase II sobre el tratamiento (LY3437943) que muestra reducciones sustanciales en el peso corporal en adultos con obesidad a las 48 semanas de tratamiento. En concreto, podría reducir una cuarta parte del peso corporal (24 por ciento). “La obesidad es una enfermedad muy frecuente en la que se invierte mucho. Los que hacemos ensayos clínicos, estamos contentos de poder ofrecer una solución farmacológica como nunca antes habíamos podido dar”, sostiene Morales.

Obesidad en cifras

Según la Organización Mundial de la Salud, la prevalencia de obesidad en muchos países europeos, entre los que se incluye España, se ha triplicado desde 1980 y se estima que en los países europeos más del 70 por ciento de los adultos tienen un exceso de peso no saludable. Si se mantienen las tendencias actuales, se espera que para 2030 más de la mitad de la población europea tenga obesidad.

El problema resulta especialmente grave si se tiene en cuenta, por ejemplo, que la obesidad reduce la expectativa de vida de forma equivalente al tabaquismo y se sitúa como la quinta causa de muerte en el mundo. Esta realidad se puso de manifiesto en el ‘World Obesity Atlas 2023’, con proyecciones actualizadas de prevalencia de obesidad e impacto económico hasta el 2035, mostrando datos preocupantes para España.

Entre las principales causas de obesidad, se incluyen los condicionantes genéticos y endocrinos, pero también los factores ambientales como el estrés, la medicación, la falta de horas de sueño, el aumento de patrones de trabajo sedentarios y la nutrición. La nutrición juega un papel importante en la obesidad, por lo que en muchos casos resulta esencial establecer una correcta dieta para prevenir su aparición y para reducir peso y evitar posibles complicaciones asociadas. “Las personas que conviven con obesidad son responsables de su enfermedad, pero no son culpables, ya que el 70 por ciento tiene una carga genética”, dice Morales.

Con excepción de la obesidad mórbida, que siempre fue considerada como una patología, el sobrepeso y la obesidad inicialmente fueron identificados como un problema estético, favorable o desfavorable según las épocas. En la segunda década del siglo pasado, comenzó a destacarse su asociación con patologías crónicas y su impacto sobre la expectativa de vida.

Entre las comorbilidades asociadas al sobrepeso y obesidad, se distinguen aquellas dependientes de alteraciones metabólicas asociadas a esta condición, como son entre otros la Diabetes Mellitus (DM2), de la dislipidemia aterogénica, hígado graso y síndrome ovárico poliquístico. Se estima que aproximadamente un 70-80 por ciento de los individuos con sobrepeso presenta comorbilidades metabólicas.


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