La plaga de chinches que asola la capital francesa se ha convertido en todo un problema de salud pública para el país. En hospitales, cines, transporte público, colegios… En las últimas décadas ha habido un repunte exponencial promovido tanto por el aumento de la densidad poblacional como por el turismo, la movilidad geográfica y el cambio climático.
Según Francisco Franco Álvarez de Luna, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), esta plaga puede llegar a España. “Indudablemente puede llegar a nuestro país por la cercanía con Francia”. Además, señala que la situación actual del país es “preocupante” por la cantidad de casos que hay. Socialmente está empezando a ser un problema por el volumen de parásitos que hay en trenes, salas de cine…”, afirma el especialista.
A día de hoy, no le consta que haya habido en España una plaga de chinches como la que está habiendo actualmente en Francia. “Han sido casos puntuales en prisiones, albergues, hospitales… donde hay un gran afinamiento de personas y una alta tasa de rotación de las mismas”, señala.
Con respecto a si esta plaga podría ser un problema de salud a nivel global el especialista destaca que tiene sus dudas. Sin embargo, sí que considera que para el continente europeo puede llegar a convertirse en un gran problema, “hay que estar pendientes”. A pesar de esta situación, incide en que hay que transmitir tranquilidad a la población dado que, a priori, no se ha demostrado que transmitan ninguna enfermedad. “Las picaduras producen una molestia similar a la de un mosquito. Además, son difíciles tanto de detectar como de diagnosticar porque se pueden confundir con la de cualquier otro insecto. Pese a ello, para hacer frente a esta plaga es crucial que se notifiquen la mayor cantidad de casos posibles. “Tener chinches en casa se ha relacionado con clases sociales bajas y la gente tiende a no decirlo”, afirma el portavoz de la SEIMC.
Impacto en la salud mental
Esta plaga está afectando notablemente sobre la salud mental de los franceses. De hecho, ya se está hablando de psicosis. “Las chinches de cama son una angustia para nuestros ciudadanos. Son un auténtico calvario para los que lidian con ellas. La infección puede ser un infierno para los que viven en esa casa”, señala la primera ministra de Francia, Élisabeth Borne. Tal es la situación que vive el país que desde diferentes empresas que se encargan de controlar las plagas han afirmado que reciben decenas de llamadas al día. “Ahora en cuanto detectan una mordedura, no se preguntan si es de chinche o no, nos llaman de inmediato”, relata uno de los técnicos de control.
Entre los problemas más frecuentes ligados a la salud mental que se pueden estar dando entre la población francesa, la psicóloga Elena Daprá establece ansiedad, estrés, pérdida de eficacia para desempeñar cualquier tipo de labor, problemas de sueño, pérdida de motivación o problemas de concentración y atención.
Las chinches “de cama”
En España, las chinches son la tercera plaga más común tras las termitas y las cucarachas. En el caso del país vecino, de acuerdo con las últimas estadísticas oficiales de junio, el 11 por ciento de los hogares franceses estaban afectados por las chinches de cama.
Estas son un tipo de parásitos que deben su nombre a que, en la mayoría de las ocasiones, se han encontrado en las camas. “Antiguamente en prisiones, donde había mucho hacinamiento de personas, o incluso en hospitales. Se esconden ahí porque son sitios que alcanzan su temperatura idónea para poder crecer y picar”, afirma Franco Álvarez de Luna. No obstante, el doctor recalca que lo que se está observando en la actualidad es que ya no se encuentran solo en las camas, si no que se han asentado incluso en asientos o sofás.
El aumento de las temperaturas a nivel global está fomentando la proliferación de insectos en general. En este aspecto, hace especial hincapié en que se tenga cuidado con las garrapatas, más en concreto con las especies que puedan transmitir rickettsia. Además, afirma que hay que extremar las precauciones con los mosquitos que transmitan el virus del Nilo occidental o el dengue.
Para erradicar estos parásitos se suele recurrir a los insecticidas, aunque se ha detectado que están desarrollando resistencia a estos.
