| miércoles, 28 de noviembre de 2012 h |

El factor de transcripción SP1 podría convertirse en una nueva diana molecular para el desarrollo de fármacos contra la lipodistrofia. Así al menos se deduce del avance de resultados de una investigación sobre laminopatías que un grupo de científicos del Instituto de Investigación BioCruces ha realizado a partir de un modelo experimental con células madre mesenquimales humanas. El estudio, que ya ha sido publicado en la revista científica Stem Cells Translational Medicine, ha descubierto que la acción de los inhibidores de la proteasa del VIH sobre las células mesenquimales da como resultado la acumulación de proteínas lamin A inmaduras que, posteriormente, se asocian de manera inadecuada con el factor de transcripción SP1, limitando la actividad de éste y contribuyendo así al desarrollo de la lipodistrofia.

En la presentación, Arantza Infante, investigadora del Grupo de Células Madre y Terapia Celular de Biocruces y coautora de este trabajo, explicó que, si bien ya se conocía que “las laminopatías se producen cuando se da una acumulación de proteínas lamin A inmaduras, no se sabía por qué dicha acumulación generaba este tipo de patologías”. De ahí que este grupo de investigación llevara años “trabajando en un modelo experimental de laminopatías, concretamente de lipodistrofia, y basado en células madre mesenquimales, dado que muchos de los tejidos afectados por las laminopatías son de origen mesenquimal”, destacó Infante.

En este sentido, en 2007 se describió que los inhibidores de la proteasa del VIH, fármaco empleado en pacientes con sida, inhibían una enzima que se encarga de procesar correctamente la proteína lamin A madura, lo que da como resultado una acumulación de este tipo de proteínas que, a su vez, provocan cambios en el entramado tridimensional que forma esta red de proteínas, provocando la lipodistrofia. Fue entonces cuando, cuenta Infante, este equipo de investigación se planteó “la hipótesis de que esos cambios en la red tridimensional provocados por la acumulación de las proteínas lamin A inmaduras originaban interacciones no fisiológicas entre estas proteínas y determinados factores de transcripción. De esta manera, estos factores no podrían ejercer sus funciones correctamente, lo que traería como consecuencia el desarrollo de la enfermedad (en este caso, la lipodistrofia)”. A partir de aquí, Infante explicó que comprobaron que “la función del factor de transcripción SP1 estaba limitado por su interacción no fisiológica con la proteína inmadura lamin A acumulada y con la formación de adipocitos a partir de células madre mesenquimales, desconocido hasta el momento”.