La Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) plantea que la principal utilidad de la medicina de precisión es identificar qué intervenciones tienen más posibilidad de beneficiar a un paciente en función de sus características individuales y las de su tumor. El Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) añade que la medicina de precisión debe enfocarse, además de al tratamiento, a la prevención de enfermedades.

Partiendo de esta premisa, los expertos reunidos en el XIX Simposio Abordaje Multidisiciplinar del Cáncer (AMC) pusieron en valor el papel de los Comités Moleculares de Tumores en el abordaje oncológico. Javier Baena, oncólogo médico especialista en cáncer de pulmón del Hospital Universitario 12 de Octubre, recordó que “los avances en medicina de precisión han llegado de la mano de la secuenciación masiva”. También, señaló, “por la bajada de precio de esta técnica, que ha descendido desde los 100 millones de dólares en su inicio a los 1000 dólares en la actualidad”.

Evidencia sobre los Comités Moleculares de Tumores

Con los resultados de la secuenciación masiva, el Comité Molecular de Tumores juega un papel fundamental para analizar las mutaciones, orientar los tratamientos o detectar posibles cambios en el diagnóstico, entre otros. En cuanto a la evidencia científica respecto a los beneficios derivados de estos comités, Baena apuntó que “la mayoría es retrospectiva”. Pero esto no es negativo; el experto detalló que, al observar los resultados, se han encontrado datos como que “la supervivencia libre de progresión es significativamente mayor en tratamientos aplicados por los comités de tumores”.  

La evidencia disponible refleja que los tratamientos aplicados tras el consenso en el Comité Molecular de Tumores registran una mayor supervivencia libre de progresión

Con todo este conocimiento adquirido, para Baena, los principales retos se fundamentan en “definir la estructura básica de los Comités Moleculares de Tumores y ver qué perfiles se integran; analizar la sostenibilidad y el acceso, ya que en muchas zonas no se puede acceder con facilidad; homogeneizar los comités dándole fuerza a las bases de datos comunes y mejorar la interpretación de resultados, investigando en nuevas plataformas digitales o Real World Data”.

Calidad en la NGS

Para Jesús Corral, jefe de Servicio de Oncología Médica en el Hospital de Jerez, es muy importante realizar técnicas de secuenciación masiva (NGS) “de entrada”. “Acaba de publicarse un paper que refleja que es coste-efectivo hacer NGS de entrada en lugar de la secuencia de diagnóstico que hacíamos habitualmente”. En esta línea explicó el caso clínico de un paciente con cáncer de pulmón con mutación RET, que gracias a conocerse que tenía esta alteración “tuvo la suerte de entrar en un ensayo clínico, obteniendo un beneficio clínico inmediato y prácticamente respuesta completa en enfermedad pulmonar, sin desarrollar afectación cerebral y mejorando su calidad de vida”.

Pero más allá de asegurar que los pacientes puedan acceder a la NGS -y posteriormente a los tratamientos necesarios para atacar a la diana terapéutica correspondiente- Corral apuntó a una carencia en este ámbito: “la falta de formación de los especialistas que interpretan la secuenciación”.

En definitiva, avanzar en estos aspectos contribuiría a obtener una mejor calidad en la NGS. Aquí, Alfredo Carrato, catedrático Emérito de la Universidad de Alcalá y uno de los coordinadores científicos del Simposio precisó que la FDA cuenta con unas guías para medir la calidad de la NGS, agregando que en España “se debería avanzar en ese sentido”. En esta idea coincidió Luis Paz-Ares, jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Doce de Octubre de Madrid y también coordinador científico del curso, considerando que “debería estudiarse que los resultados de NGS en centros que cuenten con control de calidad y también de manera externa para demostrar que se cumplen unos estándares. Para concluir, Rafael López, jefe del Servicio de Oncología Médica del Complexo Hospitalario Universitaria de Santiago de Compostela, indicó que “el objetivo final es estandarizar estos controles y asegurar que se ponen unos mínimos de calidad”.

Colaboración y mejora de los procesos

Elena Castro, investigadora y oncóloga en el Hospital 12 de octubre expuso el caso clínico de un paciente; este acudió por primera vez al servicio de Oncología por un cáncer escamoso de cuerdas vocales, posteriormente por cáncer de pulmón  (se le realizó NGS de muestra ósea) y diez años más tarde por cáncer de próstata.  En este punto, Castro explicó que “al indagar en este cáncer de próstata el paciente señaló que en su familia había antecedentes de cáncer de próstata, mama, ovario y páncreas, por lo que se hizo un test germinal y análisis de ADN tumoral circulante (CTDNA); en estos se detectó la mutación BRCA y una deleción homocigota del Y3006’. Con esto, Cortés resaltó que “el paciente comenzó tratamiento con inhibidores de PARP, llegando a los cinco años de supervivencia”.

La calidad de la muestra que se envía a secuenciar es clave para encontrar las mutaciones que ayudarán a seleccionar el tratamiento más oportuno en cada caso

Con este caso, Castro quiso poner de relieve los casos que se pueden perder al no hacer los análisis oportunos. Pero también subrayó que además de hacer secuenciación del tumor y otros análisis “la clave para encontrar mutaciones germinales reside en la calidad de la muestra y que no se den pérdidas de copias”.

El último participante de esta mesa fue Albert Abad, especialista en Oncología Médica en la Unidad de Oncología de Clínicas Mi (UOMI), MI Tres Torres de Barcelona. Abad puso de manifiesto un dato de gran relevancia: “sólo estamos tratando con terapias dirigidas al 6,5 por ciento de los pacientes; pero esto no tiene que ser visto desde una vertiente negativa, quiere decir que todavía tenemos mucho margen de mejora”.


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