Uno de cada cuatro médicos en España sufre el llamado síndrome de ‘burnout’ o síndrome de desgaste profesional. Muchos estudios han apuntado en esta misma dirección en los últimos años, especialmente a raíz de la pandemia. Ahora, la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha sintetizado las investigaciones más relevantes para extraer el dato de profesionales sanitarios, en este caso médicos, que sufren en su trabajo, y que puede repercutir, además, en la calidad de la atención sanitaria prestada, tal y como alertan desde este organismo público.

Los profesionales sanitarios son un colectivo con especial riesgo de padecer ‘burnout’, también llamado síndrome del trabajador quemado. Varias son las razones, aunque suelen estar relacionadas con la propia idiosincrasia de la profesión, de gran implicación emocional, y a menudo también con las condiciones laborales derivadas de la sobrecarga asistencial o la falta de recursos humanos y materiales, principalmente en Atención Primaria. La residencia también es un momento de especial prevalencia de este síndrome por las características propias de esta etapa formativa.

El estudio analiza tres dimensiones para el diagnóstico del síndrome, que entiende que son los síntomas que presentan los trabajadores ‘quemados’. El primero, un cansancio emocional, que genera agotamiento ante exigencias laborales por las que no se siente atractivo. También la despersonalización, que provoca distanciamiento en el trato e incluso rechazo hacia las personas del ámbito laboral. Por último, la falta realización personal, que genera una actitud negativa hacia uno mismo y hacia el trabajo, acompañada de irritabilidad, baja productividad y escasa autoestima.

De este modo, el trabajo arroja una prevalencia del desgaste profesional del 24 por ciento en profesionales médicos, si bien se aprecian diferencias en función de los síntomas utilizados para el diagnóstico. Por ejemplo, analizando los estudios que utilizan las tres dimensiones, el porcentaje se sitúa en un 18 por ciento, mientras que asciende al 29 por ciento en caso de contabilizar dos de los tres síntomas y al 51 por ciento si se cuantifica únicamente una dimensión. Por otra parte, el estudio no encuentra “diferencias significativas” con otras variables, como la calidad de los estudios, el ámbito de trabajo o la especialidad médica.

Más descansos y conciliación

Los autores del artículo, publicado en la revista Gaceta Sanitaria, de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, concluye que la prevalencia del síndrome de ‘burnout’ en médicos que trabajan en España es “alta”, aunque destaca que estos resultados pueden contribuir a “conocer mejor la carga asociada al ‘burnout’ en médicos y al diseño de futuros estudios”. Así, desde el ISCIII proponen medidas dirigidas a cambiar los patrones laborales, con más descansos, evitar trabajo fuera del horario laboral y conciliación con la vida personal; así como el desarrollo de herramientas de gestión emocional o la posibilidad de realizar diferentes tareas.

El estudio se ha realizado mediante una revisión sistemática con metanálisis que incluía búsquedas en múltiples bases datos y bibliotecas científicas. La investigación localizó 588 artículos y, tras cribar según los parámetros establecidos en el protocolo del estudio, se incluyeron 67 estudios en los que habían participado más de 16.000 médicos. “Pese a la enorme cantidad de estudios publicados sobre burnout en Medicina, hasta ahora no se habían realizado investigaciones que sintetizaran sistemáticamente todo el conocimiento disponible para determinar la prevalencia de burnout en médicos que desarrollan su actividad profesional en el Sistema Nacional de Salud español”, explican los autores.

El estudio se ha publicado junto con un editorial escrito por Vicente Ortún, economista de la salud y profesor emérito de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, en el que reconoce que “el ‘burnout’ en profesionales sanitarios es un epifenómeno de la organización sanitaria”, y añade que “se trataría de cambiarla para que no se convierta en una fábrica de agotamiento y desgaste profesional”.


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