El Ministerio de Sanidad volverá a enfrentarse a un nuevo cambio de ciclo, independientemente de quién se siente al frente del departamento. Más allá de los resultados políticos que deparen las urnas, la cartera tendrá por delante una nueva etapa para la cual, desde la profesión y el amplio espectro del sector, se espera un mayor grado de estabilidad. No en vano, seguir dibujando el futuro del Sistema Nacional de Salud (SNS) tras el ‘seísmo’ que supuso la emergencia sanitaria se presenta como el gran desafío para la próxima legislatura.

Se trata, no obstante, de una tarea que presenta gran cantidad de aristas y sensibilidades que habrán de ser tenidas en cuenta. Reclamaciones nuevas —COVID-19 mediante— e históricas confluirán en esta nueva etapa para el ministerio, donde a buen seguro se volverá a recuperar la deuda histórica de la sanidad y su incremento porcentual del PIB.

Si bien el gasto dirigido a este área recibió un necesario respaldo a razón de la pandemia, el final de su fase aguda aparejó también un retraimiento de inversión dedicada. A este respecto, alcanza la media europea o, incluso, la más cercana cifra media de los países de la OCDE, volverá a estar en la agenda. Para ello, los actores que participan de la sanidad nacional ambicionan un interlocutor fijo que invierta la tendencia actual en favor de una mayor continuidad. Y es que, en los últimos años hasta cinco nombres distintos han asumido la gobernabilidad sanitaria en España en una de las etapas más convulsas de su historia.

Las promesas electorales han reservado espacio para la recuperación del deseado Pacto por la Sanidad, ya sea en su más amplia denominación como en otras de carácter más sectorial en parcelas como, por ejemplo, la salud mental. A este respecto, los próximos cuatros años podrían ser escenario de grandes consensos que cristalicen en medidas concretas capaces de contentar a todos los actores.

Retos para la próxima legislatura

Subrayado en rojo tendrá el nuevo ministro o ministra la tarea de retomar el Estatuto Marco. Desde la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), en declaraciones a GM, ya se pidió al próximo Ejecutivo implicación responder a sus reivindicaciones, centradas en la necesidad de reconocer la especificidad de los facultativos. En este sentido, el borrador que tenía previsto presentar Sanidad no llegó a ver la luz y detuvo un proceso de ocho meses de negociaciones para culminar la reforma. Asimismo, y profundamente relacionado con la profesión, se sitúa el desafío de afrontar el déficit de recursos humanos en el SNS.

Además, el próximo máximo responsable de la caseta sanitaria se encontrará con la tarea legada respecto a la acreditación de nuevas especialidades médicas. Con el respaldo del Real Decreto de especialidades, se encuentran apurando sus trámites finales tres disciplinas para su reconocimiento: Urgencias, Genética e Infecciosas.

Estatuto Marco, déficit de RR. HH., nuevas especialidades y Agencia Estatal de Salud Pública: tareas por acometer

Ineludible será la materialización de la Agencia Estatal de Salud Pública, que todavía tiene pendiente cristalizar e iniciar su consecuente debate parlamentario. Prevista desde la ley que la contenía en su redactado en 2011, fue recuperada para la causa a razón de la Comisión de Reconstrucción; desde entonces, ha ido superando trámites de consulta pública y Consejo de Ministros hasta pedirse su tramitación de urgencia, que finalmente no llegó a producirse.

Posible renovación normativa

Entre las posibilidades que puedan darse en la nueva etapa del ministerio se encuentra la de acometer la renovación de leyes histórica del sector, por la Ley General de Sanidad, que data de 1986. En una situación similar se encuentra la Ley de Garantías y Uso Racional del Medicamento, para la cual se avanzó vía consulta pública el pasado 2022, aunque tampoco llegó a hacerse público ningún borrador del texto trabajado. Más allá de las modificaciones en esta última norma para dar cabida a un mejor acceso a la innovación, colectivos como el enfermero piden que la norma se actualice y reconozca su papel prescriptor al mismo nivel que el resto de profesiones. Precisamente, el propio Consejo General de Enfermería viene reclamando reformular la Ley de ordenación de las profesiones sanitarias (LOPS), concebida en 2003.

En otro orden, y en el marco de la Presidencia española del Consejo de la UE que ya ostenta España, el territorio nacional tiene la misiva de alinearse con dos de los grandes planes configurados desde Europa en dos áreas de máxima atención: el cáncer y la salud mental, ambos con ambiciosos planes a nivel continental con recursos económicos aparejados.


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