La pandemia ha eclipsado muchas de las necesidades latentes del Sistema Nacional de Salud (SNS). Entre ellas una actualización de la Estrategia de Salud Mental que antes de la emergencia sanitaria parecía más cercana que nunca. En la previa de un nuevo Día de la Salud Mental, Sanidad ha celebrado una jornada sobre atención en tiempos del COVID-19. Todo con el objetivo de poner de relieve su importancia en un escenario sanitario especialmente complicado.

En ella, Yolanda Agra, subdirectora General de Promoción, Prevención y Calidad del Ministerio de Sanidad ha confirmado que se sigue trabajando en la citada actualización. “Esta debería de servir de herramienta y marco de referencia para el despliegue de programas y acciones concretas en las CC.AA. a lo largo de los próximos años”, ha indicado.

Así, la responsable ha apuntado que la salud mental “siempre ha sido una prioridad para el Gobierno. En este contexto tiene una especial importancia, con el objetivo de prestar una atención de calidad y más segura en la era post-COVID”, ha señalado. En este sentido, ha reflejado la voluntad y necesidad de implementar medidas precoces.

Al mismo tiempo, ha reseñado la importancia de afrontar la coyuntura actual como “una oportunidad para poner en primer plano y fortalecer la atención a la salud mental de la misma forma y en la misma medida en que se refuerce el SNS como un eje primordial del mismo”. De este modo, ha remarcado la idea de que “no hay salud sin una buena salud mental”.

Anticiparse ante lo que viene

En el contexto actual, a expensas del impacto de una segunda ola, aprender de la experiencia y trabajar en prevención se antoja más fundamental que nunca. Así lo ha explicado Celso Arango, presidente de la Sociedad Española de Psiquatría (SEP). “Conocemos factores de riesgo e intervenciones que pueden conseguir que la morbilidad de las personas con trastornos mentales sea lo menor posible”, ha subrayado. Así, ha marcado la anticipación como un lujo. “Podemos hacer cosas para intentar disminuir coste e impacto que van a tener”, ha sentenciado el psiquiatra.

“Tenemos que buscar soluciones, dar especial importancia a los  grupos vulnerables. Tenemos que crear grupos multidisciplinares para atender a aquellas personas q salen de la UCI con un importante deterioro emocional. Tenemos que ser capaces de adaptar el sistema de atención de salud mental a estas nuevas necesidades”.

Asimismo, ha recogido el testigo de Agra y ha ahondado en que “no hay una salud mental sin una buena atención primaria”, puerta de entrada de los personas con problemas de salud mental y una de las grandes perjudicada por la COVID-19. En última instancia, Arango ha señalado la necesidad de invertir más en España en salud mental en el futuro por su alto índice de retorno. Un camino en el que ha destacado la importancia de caminar de la mano de las asociaciones de pacientes “para dar los pasos adecuados”.

La preocupación por el acceso

La necesidad de flexibilizar la atención y asegurarse el acceso a los servicios de salud mental, fomentando la atención domiciliaria y la telepsiquiatría, ha sido también uno de los aspectos sobre los que también se ha hecho énfasis. En este sentido, existen ciertos grupos de especial vulnerabilidad que pueden quedar ‘desconectados’ de los profesionales debido, en parte, a la brecha digital.

A este respecto puede tomarse medidas inmediatas, como ha subrayado Guillermo Lahera, psiquiatra y profesor titular de Psiquiatría y Psicología Médica en la Universidad de Alcalá. Actuaciones que no requieren de un volumen de recursos importante y que podrían acometerse para contribuir a la equiparación en la atención de salud mental de otros países europeos.

Lahera ha ejemplificado así la posibilidad de incorporar WiFi gratis en los barrios más desfavorecidos como una herramienta de posible impacto positivo para la telemedicina y la telepsiquiatría. Una acción que podría valerse, tal y como ha apuntado el experto, de la colaboración público-privada, siempre respalda por profesionales detrás de la misma.

Los pacientes reclaman volver a un primer plano

A consecuencia de la crisis sanitaria se han visto afectados colectivos vulnerables ante los problemas de salud mental, entre ellos personas con trastornos previos. Así lo ha señalado Nel Anxelu, presidente de Confederación Salud Mental España, que ha puesto de relieve los duelos complicados o la incidencia de la pandemia en los trabajadores de primera línea, como los profesionales sanitarios.

“La COVID-19 obligó a focalizar los esfuerzos en el Sistema Nacional de Salud. Muchas cosas fueron relegadas a un segundo plano, entre ellas la salud mental”, ha indicado Anxelu. Una situación en la que las asociaciones de pacientes han resultado fundamentales, sobre todo en la etapa del confinamiento, ofreciendo recomendaciones para paliar los efectos derivados del encierro.

Por último, se ha apuntado a la necesidad de invertir en prevención del suicidio en un escenario post-pandemia. “Es un problema de estado: creemos que deben arbitrar medidas”, ha valorado Anxelu. Una anticipación que afecta de plano a todo el espectro de salud mental y en especial al primer nivel asistencial, tal y como ha subrayado, dado lo fundamental de una atención temprana.


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