Tras el inicio de la COVID-19, los países implementaron numerosas políticas de salud pública para mitigar su impacto. Estas medidas influyeron en varios determinantes socioeconómicos de la salud, como el acceso a la atención médica. En esta línea, los expertos aseguran que identificar las disparidades regionales en los efectos de la pandemia es esencial para guiar políticas de salud pública del futuro. Un informe del Comité Europeo sobre el exceso de muertes en 2020, comparado con el promedio de decesos de 2016 a 2019, reveló diferencias significativas entre las regiones europeas. Sin embargo, no consideró las mejoras en mortalidad de los años previos ni las variaciones estacionales por edad y sexo en cada región.

España se posiciona entre los países con mayor exceso de muertes atribuidas a la COVID-19 entre enero de 2020 y diciembre de 2021, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, ocupa el segundo lugar en pérdida de esperanza de vida en un estudio que abarcó 29 países. En este contexto, un reciente estudio llevado a cabo por expertos de la Universidad de Southampton, analizó el impacto desigual de la COVID-19 en el exceso de muertes, la esperanza de vida y la mortalidad prematura en las regiones españolas entre 2020 y 2021.

“Examinar el impacto de la mortalidad por COVID-19 a nivel regional puede brindar información crucial para la salud pública, especialmente en naciones como España, donde las comunidades autónomas gozan de amplia autonomía en decisiones sanitarias”, subrayaron en el estudio publicado.

Diferencias observadas

El “exceso de muertes”, entendido como la diferencia entre muertes observadas y esperadas, se ha consolidado como el estándar para evaluar el impacto de la pandemia. No obstante, el “exceso de muertes” no considera la edad en el momento de fallecer, lo cual afecta el cálculo de los años de vida perdidos. Por ello, en este estudio se realizó un análisis de la esperanza de vida (EV) y los años de vida perdidos (AVP) para ofrecer una estimación más precisa de la mortalidad prematura.

Entre 2000 y 2019, las tasas de mortalidad específicas por edad y las estandarizadas por edad en España se mantuvieron en una tendencia relativamente estable, pero experimentaron un aumento abrupto en 2020, especialmente en personas mayores. Este incremento fue notablemente más elevado en regiones como Madrid, Castilla-La Mancha y Castilla y León, con un mayor impacto en hombres que en mujeres.

En total, se estimaron 89.200 muertes en exceso en España entre enero de 2020 y junio de 2021. De estas, 48.000 correspondieron a hombres y 41.200 a mujeres, superando en un 10% las muertes oficialmente reportadas por COVID-19 en el mismo periodo. Este exceso de mortalidad también mostró una significativa variabilidad entre regiones: Madrid presentó el mayor número de muertes en exceso, con aproximadamente 22.000 casos, mientras que las Islas Canarias registraron una cifra negativa, con −210 muertes en exceso, lo que indica una tasa de mortalidad menor a la esperada en esa región. En la mayoría de las regiones, el exceso de muertes fue mayor en hombres que en mujeres, reforzando la necesidad de abordar estas diferencias en futuras políticas de salud pública.

En comparación con los datos oficiales de muertes por COVID-19, el exceso de mortalidad estimado en Madrid fue un 42% mayor. Este patrón se repitió en otras siete regiones, donde las muertes en exceso también superaron las cifras notificadas. Sin embargo, en nueve regiones, las muertes en exceso fueron inferiores a las muertes reportadas por COVID-19.

La curva epidémica de muertes notificadas mostró una considerable variabilidad entre regiones y grupos de edad, afectando principalmente a las personas mayores. En la mayoría de las regiones, la epidemia tuvo dos olas significativas. Madrid y Castilla-La Mancha registraron un exceso de mortalidad de más del 100% durante la primera ola y cerca del 50% en la segunda. Otras regiones, como Aragón y Castilla y León, también alcanzaron casi el 50% de exceso de mortalidad en el pico de la segunda ola. Además, las tasas de exceso de mortalidad fueron generalmente más altas en hombres que en mujeres en todos los grupos de edad, con excepción de los mayores de 90 años.

Las tasas de exceso de mortalidad estandarizadas por edad (por 100.000 habitantes) fueron más altas en Madrid, Castilla-La Mancha y Cataluña. En cambio, las Islas Baleares, Galicia, Cantabria y las Islas Canarias registraron las tasas más bajas, por debajo de 35 por 100.000. Además, el exceso de muertes estandarizadas por edad fue significativamente mayor en hombres que en mujeres en la mayoría de las regiones. Sin embargo, en Murcia, las Islas Baleares, La Rioja, Cantabria y las Islas Canarias, donde el número de muertes en exceso fue bajo, los intervalos de confianza fueron amplios.

En términos generales, los investigadores observaron notables desigualdades regionales en el exceso de muertes, la pérdida de esperanza de vida al nacer y a los 65 años, y los años de vida perdidos durante 2020 y la primera mitad de 2021. Madrid destacó como la región con el mayor impacto de mortalidad por la pandemia de COVID-19, mientras que las Islas Canarias presentaron los mejores indicadores.

Analizar las causas subyacentes de estas disparidades podría ser clave para orientar las políticas de salud pública frente a futuras pandemias, tanto en España como en otros países. Un esfuerzo colaborativo para compartir conocimientos sobre la preparación para pandemias, abordar los desafíos y oportunidades en la implementación de políticas de salud pública a nivel local, y fomentar la participación y resiliencia de la población podría mejorar la toma de decisiones conjunta en estos contextos.


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