Las enfermedades respiratorias representan una de las principales causas de morbilidad y mortalidad a nivel mundial, afectando a millones de personas cada año. Desde infecciones agudas como la gripe y la COVID-19 hasta condiciones crónicas, como el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), su impacto en la salud pública es innegable. La vigilancia epidemiológica y la vacunación son herramientas clave en la lucha contra estas enfermedades, ya que no solo ayudan a prevenir brotes, sino que también son fundamentales para proteger a las poblaciones más vulnerables. Por ello, en el marco del ‘VIII Foro de Salud Pública. Prevención de infecciones respiratorias’, promovido por GSK y Fundamed, se reunieron diversos expertos y responsables de las políticas públicas en la materia para analizar en profundidad la situación actual.
La llegada de la COVID-19 amplió el ecosistema de patógenos respiratorios, que incluye también el neumococo, el rinovirus y el metaneumovirus. Sin embargo, son tres los agentes infecciosos que predominan actualmente y amenazan con saturar los servicios de salud. Más, con la llegada de la estación invernal: la gripe, la COVID-19 y el VRS (Virus Respiratorio Sincitial). El efecto conjugado de estos tres patógenos ha impulsado la divulgación del neologismo “tripledemia”. En este contexto, es esencial discutir planes y estrategias para la prevención de infecciones respiratorias, así como las tendencias globales en vacunación.
Las infecciones respiratorias
Para dar paso a la primera mesa del foro, Ángel Gil de Miguel, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, destacó la importancia de la vigilancia epidemiológica, “tanto en términos generales como en la vigilancia específica de las enfermedades inmunoprevenibles”.
“Es fundamental incorporar nuevas enfermedades a los sistemas de vigilancia”, señaló el experto. “En este contexto, las medidas preventivas, como el uso de mascarillas, son clave, pero no debemos olvidar que la vacunación es la medida realmente esencial para una respuesta efectiva”, añadió, aclarando que medidas de protección y prevención se unen en importancia al reforzamiento de los programas de vigilancia epidemiológica.
“Los informes del Sistema de Vigilancia de Infecciones Respiratorias Agudas (SiVIRA) alertan sobre posibles brotes que podrían surgir y convertirse en pandemias”, puntualizó Gil.
Medidas y planes de actuación
Esta introducción de Gil sirvió como base para el análisis que se llevó a cabo posteriormente. Elena Andradas, directora general de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, comenzó resaltando la oportunidad que ofrece este evento para compartir avances y experiencias entre las diferentes regiones. “En la Comunidad de Madrid venimos monitorizando la circulación de virus respiratorios de manera permanente, se trata de una tarea compleja, algo que no se improvisa. Desde hace meses, trabajamos en un plan específico para la vigilancia, prevención y control de infecciones respiratorias agudas”, destacó Andradas respecto de la labor llevada a cabo por su departamento.
A lo largo de la pandemia, se observaron cambios significativos en la circulación y el impacto de estos virus respiratorios en la población. Lo que, según la experta, sirvió para contar con un sistema de seguimiento “que nos permite anticipar los momentos en que virus como la gripe o el respiratorio sincitial (VRS) comienzan a circular”. “Disponemos de sistemas de información con indicadores que facilitan la identificación de aumentos en la intensidad de circulación y su impacto en la atención sanitaria”.
“Tenemos claro que en 2025 apostaremos por introducir la vacunación contra el VRS en la población adulta”
Elena Andradas, directora general de Salud Pública de la Comunidad de Madrid
Desde el Gobierno madrileño, Andradas indicó que se han centrado en la logística y la organización de las campañas de vacunación, “que son la medida más eficaz para prevenir infecciones”. Aseguró que “queremos evitar que las personas más vulnerables desarrollen enfermedad por VSR lo que podría llevar a hospitalizaciones y, en algunos casos, a fallecimientos, por lo que la vacunación es clave en nuestra estrategia”. Así, resaltó la inclusión de la inmunización contra el virus respiratorio sincitial en menores de seis meses, una medida que “ha demostrado ser efectiva, con una reducción del 94% en los ingresos por bronquiolitis en los primeros 30 días tras la inmunización, y una efectividad del 84% incluso 150 días después”.
Andradas aseguró que con la experiencia de la temporada 2023-2024, desde la Comunidad de Madrid han observado la carga significativa que representa el virus respiratorio sincitial en personas mayores que requieren hospitalización. En este sentido, la directora general aportó los datos y anticipó sus planes para la temporada del próximo año: “En la Comunidad de Madrid, el 46% de las infecciones por VRS que resultaron en ingresos correspondían a personas de 65 años o más. Por ello, una vez concluyan todas las preparaciones y evaluaciones técnicas, tenemos claro que en 2025 apostaremos por introducir la vacunación contra el VRS en la población adulta”.
Incentivos para los sanitarios
Por otro lado, la directora general de Salud Pública madrileña destacó que uno de sus objetivos principales es mantenerse cerca de los profesionales para seguir enfatizando la importancia de la vacunación y sus beneficios. “Este año, además, hemos trabajado desde septiembre, en colaboración con 11 sociedades científicas, atención primaria, enfermería comunitaria y neumología, entre otras”, indicó Andradas, “en la elaboración de un documento en el que destacamos la importancia de la vacunación, no solo como recomendación para la población atendida, sino también para los profesionales de la salud en hospitales y centros asistenciales”.
Asimismo, otro mecanismo con el que cuentan para fomentar la vacunación es que “en los contratos de gestión que se establecen anualmente, tanto en atención primaria como en hospitales, existen unos indicadores donde se incluyen incentivos específicos asociados con la vacunación de los profesionales sanitarios”, señaló.
Sin patrones estacionales
Por su parte, Jorge del Diego, director general de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica de Andalucía, hizo hincapié en cómo la pandemia de COVID-19 trajo un cambio drástico en cómo se aborda la Salud Pública.
“Tradicionalmente, teníamos enfoques preestablecidos, pero la COVID-19 alteró completamente esta perspectiva y, ahora, uno de nuestros principales desafíos es la vigilancia de enfermedades respiratorias, que no siguen patrones estacionales tan claramente definidos como otras”, afirmó. Esta falta de patrones conlleva una demanda de atención durante todo el año, no solo en épocas específicas como otoño e invierno, cuando suelen aumentar las enfermedades respiratorias.
Así, el especialista en Salud Pública determinó que es clave tener un enfoque integral que abarque medidas farmacológicas, no farmacológicas y de vigilancia epidemiológica. Respecto a esta última, destacó que “un aspecto claro es que la COVID-19 no se comporta de manera estacional, por lo que se requiere un monitoreo constante y actualizado”.
En el caso de Andalucía, se está analizado la rentabilidad del actual sistema de vigilancia de infecciones respiratorias agudas (IRA) y qué tipo de recursos deben implicarse en la realización de este seguimiento. “Nos preguntamos si sería más efectivo contar con médicos centinela, con pacientes centinela, o con centros centinelas, ya que el modelo actual presenta ciertas limitaciones, especialmente cuando se enfrenta a picos de demanda en épocas específicas”, explicó Del Diego. Esto puede suponer una carga considerable de trabajo en ciertos profesionales durante los periodos pico, “quienes a menudo no reciben un retorno adecuado por sus esfuerzos, lo que puede afectar su motivación y disposición para continuar con esta tarea”.
En términos de vigilancia y apoyo en hospitales, el dirigente andaluz aseguró que “estamos trabajando para que al menos un hospital por provincia cuente con recursos adecuados de medicina preventiva”. Así, indicó que no se trata solo de tener recursos puntuales, sino de mantenerlos durante todo el año para asegurar una vigilancia eficaz y continua. Esto implica coordinar la Atención Primaria y Hospitalaria, y contar con los recursos humanos necesarios para garantizar datos fiables.
En el ámbito de la inmunización frente al virus respiratorio sincitial, Andalucía ha alcanzado coberturas superiores al 90% en el grupo de edad infantil: “Para 2024, hemos logrado vacunar al 90% de los niños nacidos entre el 1 de abril y el 30 de septiembre, un avance importante comparado con el año pasado”. Además, el experto señaló la baja natalidad como un tema preocupante, “que, por otro lado, incide en la proporción de la población inmunizada”. Como apostilló, este año han podido lograr mayores tasas de protección con un número de dosis similar al del año pasado. Respecto de la gripe, en los niños de 3 y 4 años, la cobertura de vacunación es del 48,8%, superando el 45,8% del año anterior.
Vacunación y farmacias
En esta línea, el director general de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica de la Junta de Andalucía, confirmó el acuerdo específico firmado con el Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CACOF) para que los farmacéuticos puedan desempeñar un papel más activo en el ámbito de la vacunación. “Queremos que, cada vez que alguien entre a una farmacia, sus profesionales tengan capacidad para revisar el estado de vacunación de un paciente, o recomendarle una vacuna pendiente de administrar y, si es posible, incluso permitir que se agende una cita para vacunación a través de los Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales (SPFA). De esta manera, pensamos que puede favorecerse que los ciudadanos se puedan vacunar en cualquier momento del año”, indicó Del Diego.
“Queremos que, cada vez que alguien entre a una farmacia, los profesionales tengan una capacidad mayor de cara a revisar el plan de vacunación”
Jorge del Diego, director general de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica de Andalucía
El dirigente subrayó que estas acciones persiguen el objetivo de “desestacionalizar la vacunación de adulto de los meses de octubre, noviembre y diciembre”, ampliándola al resto del año.
Respecto de los trabajos de vigilancia, Del Diego también señaló que los informes de saturación en servicios de Urgencias permiten prever cómo evoluciona la presión asistencial debido a estas infecciones respiratorias: “Esta información nos ayuda a gestionar mejor los recursos y anticipar las necesidades”.
Solo en centros públicos
Este experto también subrayó el trabajo que ha realizado Andalucía en el ámbito de la inmunización contra enfermedades respiratorias, destacando uno de los proyectos clave. Se trata del Foro Andaluz de Inmunización de Enfermedades Respiratorias Inmunoprevenibles, que se reunió por primera vez en abril de este año. “Este grupo de trabajo es muy diverso, con profesionales de Atención Primaria y hospitalaria, y no se limita solo a personal médico y de enfermería, sino que también incluye a otros perfiles”, explicó. “Su objetivo principal es analizar cada campaña de vacunación, evaluando qué ha funcionado y qué no, para mejorar de manera continua y mantener el enfoque en la realidad de Andalucía, sin limitaciones institucionales”, añadió. Esto sirve para comprobar realmente cómo y cuándo los profesionales son conscientes de las instrucciones que se hacen, cuándo finalizan, etc., “incorporando así ese componente de vigilancia y de médico de familia”.
Además, esto incluye tanto el ámbito de la medicina pública como algunos aspectos de la medicina privada, ya que “es importante destacar que nosotros no ofrecemos la vacunación de la gripe a las mutualidades ni al sector privado; esto se limita a los centros públicos. Aunque, en particular, en áreas rurales de menos de 20.000 habitantes, hemos asumido la gestión directa para garantizar cobertura en estas zonas”, detalló Del Diego, quien también explicó el mecanismo mediante el que configuran las campañas de vacunación.
“Antes de lanzarlas, establecemos una serie de recomendaciones a través de nuestras comisiones. Contamos con un comité técnico y, además, con una comisión específica para la gestión de las vacunas”. En esta comisión participan representantes de todas las sociedades científicas andaluzas relacionadas con la vacunación, incluyendo áreas de medicina, enfermería, y el ámbito asistencial. Durante las reuniones de esta comisión, se detallan todas las acciones previstas para la campaña y se abre un espacio para evaluar e interpretar las estrategias. “De este modo, se busca asegurar la comprensión y el compromiso de todos los actores, y se pone un énfasis especial en la cobertura de vacunación para los profesionales sanitarios”, indicó Del Diego.
Además, también aclaró que se van a llevar a cabo reuniones ejecutivas con todos los directores gerentes de hospitales, donde se les presentarán los datos de las coberturas de vacunación de cada área. “En estas reuniones, mostramos los datos desglosados, permitiendo a cada responsable conocer la situación en sus respectivos centros sin requerir información adicional y se contrastarán estos datos con los de los responsables territoriales de cada provincia, para que puedan identificar claramente los niveles de cobertura en sus áreas”, puntualizó.
Concienciar y recomendar la vacunación
Felipe Villar Álvarez, jefe asociado del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, puso el foco en los profesionales. Destacó que, “en estudios realizados hace unos años se observó que solo alrededor del 50% de los neumólogos recomendaba la vacunación antigripal y menos del 20% sugería la vacunación contra el neumococo”. Estas cifras, aseguró el experto, son “alarmantemente bajas, y evidencian una falta de concienciación y formación entre algunos profesionales de la salud respecto a la importancia de la vacunación, tanto para ellos mismos como para sus pacientes”.
Para mejorar la tasa de vacunación es necesario implementar un sistema más amplio que incluya, entre otros factores, un calendario de vacunación actualizado para adultos y para pacientes con enfermedades crónicas. “Esto resulta particularmente relevante ya que muchas de las vacunas recomendadas para adultos están orientadas a personas con patologías respiratorias o a aquellas en edades que las hacen más susceptibles a este tipo de afecciones”, afirmó Villar.
Por otro lado, la población con enfermedades respiratorias crónicas consume una gran cantidad de recursos sanitarios y “esto se hace evidente desde el inicio del otoño, cuando los pacientes con asma, EPOC o aquellos que han recibido trasplantes comienzan a requerir atención médica recurrente, lo que podría evitarse en muchos casos con una correcta vacunación”, puntualizó el neumólogo.
“Los especialistas deben aprovechar cada consulta para informar al paciente y reforzar la importancia de las vacunas”
Felipe Villar Álvarez, jefe asociado del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid
Para optimizar estos esfuerzos, es fundamental que los servicios de Medicina Preventiva y Salud Pública desarrollen circuitos específicos de vacunación en los hospitales y las consultas especializadas. “Los especialistas deben aprovechar cada consulta para informar al paciente y reforzar la importancia de las vacunas, ya que, en muchos casos, los pacientes sólo se vacunan si su médico les orienta directamente, de modo que es clave que el profesional transmita con claridad y confianza cuáles son las vacunas necesarias para cada persona”, resaltó el experto.
Este enfoque no sólo protege al paciente, sino que también ayuda a reducir la carga en el Sistema de Salud al evitar complicaciones y recaídas. Algo que también se vería beneficiado si los propios profesionales sanitarios asumiesen un mayor compromiso con su propia vacunación. Según Villar, “en muchas instituciones, la cobertura de vacunación entre el personal de salud no supera el 50%, lo cual pone en riesgo tanto su salud como la de los pacientes”. La vacunación del personal sanitario debe entenderse no solo como una protección individual, sino como una responsabilidad hacia sus pacientes.