Pregunta. Actualmente como es el proceso para convertirse en un infectólogo en España y como crees que debería configurarse para ofrecer una asistencia de calidad en esta área.

Respuesta. Actualmente en España tenemos el problema de que no contamos con una vía reglada para convertirnos en infectólogos o especialistas en enfermedades infecciosas como si ocurre en la mayor parte de Europa. En estos países, sí que hay un proceso estipulado para convertirse en especialista en este ámbito. A día de hoy, tenemos el problema de que depende de la voluntad de cada residente de tener la suerte de estar en un hospital que tenga una sección o un servicio de enfermedades infecciosas, que pueda formarte o recibirte en dicho servicio. Lo que se suele hacer es que el residente que le interesa las enfermedades infecciosas pasa por rotar por aquellos hospitales que cuentan con estas sección. Lamentablemente, estas rotaciones no superan los dos o tres meses de duración en toda la residencia de medicina interna. Por lo tanto, los residentes tienen que aprovechar las rotaciones externas que disponen que normalmente están divididas en dos etapas: tres meses en cuarto año y tres meses en el quinto.

De modo que los residentes si quieren aprovechar unas rotaciones externas en algún área de enfermedades infecciosas, puede realizarlas en el propio hospital, que esta haciendo la residencias, en otro hospital español o incluso en el extranjero. Además, normalmente se suele complementar con algún máster o con algún título de experto. Hasta ahora tenemos el problema de que está fragmentado, ya que no hay muchos máster que sean de enfermedades infecciosas en su conjunto, sino que son de VIH, medicina tropical, experto en virus emergentes, es decir que son de formaciones concretas. Por tanto, estos potenciales infectólogos se ven obligados a ir haciendo distintas formaciones con el desembolso económico que eso conlleva para poder formarse y terminar la especialidad de medicina interna, con un cierto perfil de enfermedades infecciosas.

Respecto a cómo debería configurarse esta asistencia o esta especialidad, se debería configurar en torno a la formación MIR como una especialidad más, caracterizada por una sólida formación clínica, ya que somos una especialidad eminentemente clínica, pero también debe incluir conceptos de microbiología, de epidemiología y de investigación. Asimismo, cabe destacar que España es uno de los países con más presentaciones en congreso y con más publicaciones científicas en el ámbito de la infectología y la microbiología, pese a no tener la especialidad reconocida en nuestro país. 

P. ¿Cómo es el proceso formativo para llegar a ser infectólogo en otros países? ¿Qué aspectos podremos copiar cuando implementemos la especialidad en España?

R. El primer paso fundamental es materializar la especialidad, es lo primero que debemos copiar. En España hay modelo exitosos de como hacer las cosas cuando hay un consenso y no necesitamos copiar fórmulas de otros países, pero sí, tomar el ejemplo de esas naciones que ya tienen la especialidad e incorporarlas también. 

En general, el modelo en la mayoría de estos países está caracterizada en que en los primeros dos años la formación es más general como suele pasar en la mayoría de las especialidades, pero desde un comienzo está enfocada a enfermedades infecciosas: Una vez, pasado estos dos años la formación se vuelve más específica en las diferentes áreas de infectología (infecciones comunitarias, infecciones nosocomiales, pacientes inmunodeprimidos, medicina tropical, VIH). No obstante, es un campo muy amplio, y en muchos de estos lugares incluye rotaciones o formaciones en la parte de microbiología y epidemiología. De esta forma, el residente al finalizar tiene una formación completa y amplia para dedicarse a las enfermedades infecciosas, y una vez terminada la formación seguir formándose, subespecializándose en el ámbito de las enfermedades infecciosas que más le guste. 

P. Si se materializa la especialidad ¿Cuáles van a ser los primeros retos o carencias que va a tener que hacer frente la especialidad?

R. Si se materializa la especialidad, tenemos una ventaja de que hay infectólogos que se formaron individualmente gracias a su sacrificio, esfuerzo y su estudio. De hecho, en España tenemos infectólogos de primer nivel y algunos son reconocidos internacionalmente. Además, en muchos sitios ya hay estructuras que ya están formando a rotantes en este ámbito, pero si esto no se materializa de forma rápida, va a hacer que muchos de estos especialistas, que están próximos a una edad de jubilación se retiren y no vamos a estar preparados para el recambio generacional pudiendo correr el riesgo de no tener médicos preparados para una atención óptima. Es el primer desafío que tenemos que afrontar. Por ello, tenemos que ser ágiles y trabajar a tiempo para no perder la gran ventaja y las grandes enseñanzas que nos pueden transmitir los especialistas actuales.

P. ¿Qué temas son los que más tiempo se tienen que incidir o cuidar en la formación de estos nuevos médicos que se quieren especializar en infectología?

R. Tenemos un trabajo muy importante en formar residentes y futuros infectólogos con una sólida formación científica que incluye además un conocimiento profundo de la microbiología, porque es un aspecto fundamental a la hora de realizar su trabajo. Además de profesionales que sepan trabajar en equipos multidisciplinares con los servicios de microbiología, con farmacia etc, también es importante saber trabajar con las distintas especialidades médicas, quirúrgicas, medicina intensiva, interna, en definitiva, cualquier especialidad que pueda necesitar de nuestro servicios. De hecho, hay estudios científicos que demuestran que la atención en algunas patologías la atención de un infectólogo mejora las tasa de mortalidad

Asimismo, no podemos olvidar la importancia de tener un perfil humanista, un aspecto que se ha ido perdiendo con la irrupción de la tecnología. No en vano, hay que entender que las enfermedades infecciosas, en muchas circunstancias, tienen claro vínculos con la pobreza con el hacinamiento, migraciones forzadas lo que hace fundamental tener presente conceptos como el de One health y la interrelación con las enfermedades zoonoticas, ya que el 75% de las infecciones provienen de este tipo de patologías.

En definitiva, el principal problema que tenemos es la irregular formación de las enfermedades infecciosas, al no haber una especialidad reglada no nos permite muchas veces generar esa formación holística que deberían de tener los futuros especialistas. Además de los pertinentes recursos necesarios para llevar esto a cabo (dinero, tiempo etc.) que implica un esfuerzo extra de la persona que tiene interés en infecciosas

P. ¿Por qué es tan importante la creación de una especialidad de enfermedades infecciosas? ¿Cuáles son los aspectos que usted resaltaría para que los decisores sean conscientes de la necesidad de contar con infectólogos formados en este área?

R. Hay que ser conscientes que enfermedades infecciosas que ya han irrumpido en nuestra sociedad como el ébola, el Zika, el MERS, SARS CoV 2 la gripe aviar, el virus hemorrágico de la fiebre Crimea-Congo o epidemias y pandemia que han aparecido en los últimos 10-12 años ponen de manifiesto la necesidad de tener una especialidad propia. Estos especialistas pueden no solo atender a estos pacientes sino también dirigir la atención de este tipo de patologías complejas, ya que estos profesionales, también están en condiciones de detectar brotes de aparición, como por ejemplo, como ocurrió en 2016 con el virus hemorrágico de la fiebre de Crimea-Congo. Si en este caso, hubiese habido más gente formada en este virus se hubiesen detectado antes lo que habría permitido dotar de una asistencia más eficiente, ya que el virus ya había circulado en garrapatas en algunas zonas de España. Del mismo modo, esto se podría extrapolar con la irrupción del virus del Mpox.

Por otro lado, sí ponemos el foco en las bacterias multirresistentes, que se calcula que de aquí a menos de 30 años van a causar más muertes que el cáncer a nivel mundial, el manejo de antibióticos nuevos y sus diferentes combinaciones, todo ello sumado al valor añadido que aporta un especialista en enfermedades infecciosas en la asistencia de todas estas bacterias y patógenos demuestran claramente la gran importancia de reglar y reconocer una especialidad de enfermedades infecciosas. En conclusión, si queremos tener un estado que esté preparado tanto para estos desafíos como retos venideros no puede estar más justificada la especialidad de enfermedades infecciosas.


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