El sobrepeso y la obesidad han alcanzado proporciones epidémicas en Europa. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 2018 y 2020, el 29 por ciento de los niños de entre 7 y 9 años sufría sobrepeso y el 12 por ciento tenía obesidad. “A menos que actuemos ya, se puede acuciar el problema de la obesidad, llegando hasta el 18 por ciento”, advirtió Sandra Gallina, directora general europea de Salud y Seguridad Alimentaria, durante la Reunión de Alto Nivel sobre Obesidad Infantil que se celebra en Palma en el marco de la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea.

Autoridades y expertos de alto nivel del ámbito de la salud se han dado cita en el Palacio de Congresos de la capital mallorquina para avanzar en la creación de una gran alianza europea para reducir la obesidad infantil. Entre las iniciativas propuestas para hacer frente a esta “epidemia multicausal”, una cuestión prioritaria en la agenda española, el Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil, Ernesto Gasco, anunció desgravaciones fiscales del 90 por ciento para la promoción y marketing de las actividades ligadas a luchar contra la obesidad infantil. “Pase lo que pase en 2024, ya lo tenemos aprobado en los Presupuestos de 2023”, garantizó.

Durante la primera jornada de la Reunión, el Alto Comisionado adelantó además su voluntad de conseguir que todos los comedores escolares de los países miembros de la Unión Europea ofrezcan, al menos, una comida saludable al día: “Empezaremos con la Presidencia española y nos gustaría que llegara a haber una directiva europea”. En esa misma línea, y con el objetivo de impulsar la actividad física de los escolares, Gasco anunció un paquete de más de 100 millones de euros en los próximos cuatro años, a través de fondos europeos, para potenciar el programa de patios escolares abiertos en el conjunto del país.

Por primera vez una presidencia del Consejo de la UE propone este tema de debate. Los riesgos asociados a la obesidad, así como las cifras crecientes de los últimos años, hacen necesario, según los participantes en la Reunión de Alto Nivel, poner en foco en un asunto “que se había dejado de lado”, destacó Sandra Gallina. Además de presentar las posibles hojas de ruta para los próximos meses y años, los ponentes señalaron los desafíos y retos futuros para combatir el sobrepeso y la obesidad infantil, a fin de abordar, en un marco conjunto, las experiencias y prácticas que se han demostrado eficaces y compartir una visión integral del problema.

Un escenario diferente

En su intervención, la directora general europea de Salud y Seguridad Alimentaria recordó que el escenario ya no es el mismo que en décadas pasadas. “Desde los 80, se ha triplicado la presencia de la obesidad en nuestras sociedades”, expuso Gallina. Alrededor de 1,3 millones de personas, según indicó, fallecen debido a enfermedades que están vinculadas a problemas de sobrepeso y obesidad: “Estamos hablando del 13 por ciento de la mortalidad total”. Pero ya en la infancia y en la adolescencia empiezan a aparecer alteraciones de tipo endocrino, respiratorio o de movilidad, y los efectos se mantienen. Los niños con esta condición multiplican por cinco la posibilidad de tener obesidad en la vida adulta.

Son números “de proporciones epidémicas”, resumió la secretaria de Estado de Sanidad de España, Silvia Calzón, durante el discurso de apertura de la Reunión. La “tendencia preocupante” de los datos, sumada a la preocupación por los efectos de la crisis sanitaria, conducen a que, en estos momentos, ningún país europeo estaría en condiciones de alcanzar el objetivo de frenar el aumento de la obesidad fijado para 2025. Así lo recordó Calzón, quien incidió además en las “importantes” desigualdades sociales en salud, ya que “estas cifras no se distribuyen igual entre países, ni siquiera dentro del mismo país o ciudad”. En los grupos más vulnerables, los índices de sobrepeso y obesidad en España aumentan hasta un 40 por ciento, frente a un 25 en sectores más favorecidos, casi el doble, según indicaron.

Es necesario, por tanto, “un compromiso político para defender a la infancia y su salud futura”, recalcó la secretaria de Estado de Sanidad. En el caso de España, que cuenta con uno de los mayores índices de obesidad infantil, el Plan Estratégico para reducir la Obesidad Infantil elabora una hoja de ruta para la próxima década con el objetivo de “conseguir que los entornos sean saludables, seguros y amigables”.

Entornos saludables

Precisamente, los ponentes coincidieron en la necesidad de garantizar que el entorno de los niños fomente la alimentación y hábitos saludables y el ejercicio físico. “Es cierto que la obesidad implica elecciones individuales, pero a veces viene impuesta por el entorno en el que viven los niños, y modificar este entorno es muy complejo”, puntualizó Franco Sassi, director del Proyecto STOP (Science and Technology in Childhood Obesity Policy), un programa que se desarrolló entre 2018 y 2022 y que tuvo por objetivo consolidar políticas efectivas y sostenibles para prevenir y controlar la obesidad infantil.

El enfoque social como elemento clave para el despliegue de estas políticas, no solo europeas o nacionales, sino a nivel municipal, centró la mesa redonda ‘Hacia un marco integral para reducir la obesidad infantil’. En este sentido, Sassi propuso “empezar con las familias jóvenes, no esperar a que hayan nacido los niños”, y hacer énfasis desde ahí en la exposición a los riesgos. En su opinión, los niños están expuestos a un marketing digital “brutal” y, por tanto, “hay que proteger a los consumidores, sobre todo a los niños y personas con bajos ingresos”.

En esa línea, la prevención se erige como un factor fundamental para combatir la obesidad. El 80 por ciento de las enfermedades se podrían evitar con más ejercicio y con límites al consumo de alcohol y tabaco. Estas políticas de prevención, en opinión del jefe interino de la Oficina Europea de la OMS para la Prevención y Control de Enfermedades no Transmisibles, Kremlin Wickramasinghe, deben estar vinculadas a la situación socioeconómica. “Queremos garantizar que el deporte llegue a todo el mundo, no solo para aquellos que quieren competir”, manifestó, al tiempo que defendió la necesidad de impulsar una agenda común e intersectorial para reducir la obesidad.

Por su parte, Jacqueline Bowman-Busato, de la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO, por sus siglas en inglés), pidió una hoja de ruta con “una serie de acciones conjuntas” para 2026: “Hay que ser valientes e ir un paso más allá”, señaló.

Experiencias ejemplarizantes

Cuatro planes nacionales son un ejemplo para reducir la obesidad infantil. Las responsables de Salud de Finlandia, Irlanda, Eslovenia y Portugal desgranaron, en una mesa redonda durante la segunda y última jornada de la Reunión de Alto Nivel sobre Obesidad Infantil, las prácticas llevadas a cabo en sus respectivos países al respecto. En el caso de la Finlandia, los controles son exhaustivos. Antes de empezar la escuela se realizan 15 chequeos de salud. La prevalencia de sobrepeso, en concreto, se ha ido registrando desde 2018. Próximamente, aplicará un programa nacional de salud y bienestar internivel y multisectorial.

Mientras que Irlanda y Portugal, por su parte, responde a este reto con planes globales. En el primer caso, “aún no se han logrado revertir las tendencias”, asumió Catherine Curran, responsable de Obesidad en la Unidad de Salud y Bienestar del Departamento de Salud de Irlanda. “Nuestros niños están expuestos a opciones muy tentadoras, vayan donde vayan, en pantallas pequeñas y grandes”, concluye. En la misma línea se pronuncia Mojca Gabrijelčič, del Instituto Nacional de Salud Pública de Eslovenia, al señalar que su país tiene que “hacer lo posible para cambiar los entornos de los niños”.

También te puede interesar…