En sus últimas estadísticas, el Observatorio Contra las Agresiones del Consejo General de Médicos registró, en 2021, un total de 612 agresiones a médicos, nada menos que 171 más que el año anterior. El segundo año de la pandemia disparaba así la violencia contra la profesión médica en un 39 por ciento y la impresión general, a falta de conocer los datos correspondientes a 2022 en las próximas semanas, es que la situación en absoluto ha mejorado.

Desde la creación de este observatorio, que recoge las comunicaciones de los facultativos trasladan a sus respectivos colegios, la entidad ha cuantificado un total de 5.649 casos.

Las cifras que ofrece el Observatorio de Agresiones del Consejo General de Enfermería en su último análisis son aún mayores. En 2021 se notificaron un total de 1.629 agresiones a profesionales de enfermería, ligeramente por debajo del año anterior, cuando se comunicaron 1.657 situaciones de este tipo en el colectivo.

El segundo año de pandemia las agresiones a médicos registradas crecieron un 39 por ciento

Más allá de las cifras, que apenas representan la punta del iceberg, como advierten las propias entidades colegiales, GACETA MÉDICA ha querido dar voz a las víctimas de estas agresiones. Probablemente, en sus narraciones muchos lectores encontrarán un reflejo de situaciones también vividas a lo largo de su práctica profesional como sanitarios. Rara vez, especialmente en el caso de las agresiones verbales, se da el paso siguiente hacia la denuncia o la comunicación del suceso, lo que impide dimensionar la envergadura de este problema que, sin las suficientes garantías para los sanitarios, acaba minando la confianza en la relación médico-enfermera-sanitario con el paciente.

Prueba de este decalaje es que, en ese mismo año, 2021, apenas se registraron 225 denuncias por agresiones a profesionales sanitarios, según los datos de la Policía Nacional. Denuncias marcadas, además, por la vuelta a la atención presencial y la puesta en marcha de medidas higiénico-sanitarias de obligado cumplimiento, como ha sido el uso de las mascarillas en estos entornos.

En este contexto, el CGE ha presentado esta semana un Plan Integral contra las Agresiones a las Enfermeras, elaborado en colaboración con el Interlocutor Policial Sanitario de la Policía Nacional. Iniciativa del ámbito colegial que, en absoluto, exime a los gestores de dar pasos decididos para garantizar la protección real de los profesionales sanitarios. Muchos de ellos asumen que han pasado de recibir aplausos a ser foco del descontento social. Urge un Plan Nacional contra las Agresiones a Sanitarios en el que participen todos los implicados: ministerios, cuerpos de seguridad, comunidades autónomas y consejos generales y asociaciones de pacientes, junto a campañas de información que recuerden a la sociedad que los profesionales sanitarios no son (sois) “ni héroes ni villanos”.