Almudena Fernández Madrid | viernes, 09 de septiembre de 2016 h |

La colaboración entre farmacia hospitalaria y comunitaria, la necesidad de formar al farmacéutico comunitario en terapias innovadoras y en medicamentos biológicos y la posibilidad de colaborar mutuamente para mejorar el servicio que se presta a los pacientes centraron la intervención de Miguel Ángel Calleja, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), durante la mesa ‘El farmacéutico y la dispensación de medicamentos biológicos, posicionamiento de los agentes implicados’. Calleja participó en ella durante el encuentro ‘La farmacia comunitaria ante la innovación en medicamentos’ celebrado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Santander.

Calleja explicó a este suplemento que la atención en el marco hospitalario permite una atención farmacéutica especializada, una mayor cercanía del paciente a su médico especialista y el acceso a los datos de la historia clínica con posibilidad de registrar los problemas del paciente.

En esta línea, calificó de “necesidad” que la farmacia comunitaria pueda acceder también a la historia clínica electrónica para poder colaborar con el resto de actores que participan en la atención y seguimiento al paciente registrando la información que se desprenda de su relación con el paciente. En su opinión, la comunitaria podría ser un servicio complementario para la FH, no solo para los fármacos clasificados como diagnóstico hospitalario (DH), sino para todos, ya que la continuidad asistencial de la prescripción debe ir “más allá” de que el medicamento se entregue físicamente en un entorno o en otro y, de hecho, ambos niveles están iniciando proyectos colaborativos para ver qué bondades puede aportar cada uno de ellos a la atención al paciente.


Es necesario que la farmacia comunitaria pueda acceder a la historia clínica electrónica del paciente


Por otro lado, Calleja incidió en que el pago a la farmacia comunitaria debería evolucionar a ser por prestación de servicio y no estar asociado a la dispensación de fármacos, tal y como sucede en otros países, como Reino Unido. De hecho, al igual que los hospitales españoles contratan servicios externos para diferentes especialidades médicas o en momentos de necesidad por la lista de espera, la FH podría contratar a la comunitaria para hacer un seguimiento colaborativo y eso tendría un valor económico.

Dispensacion

A determinados pacientes con un perfil concreto es importante trabajar para facilitarles, no solo una atención diagnóstica especializada y una proximidad con su especialista, sino también una flexibilidad geográfica y horaria. En este tipo de casos, hay que contar con el paciente —que tiene unas preferencias— y tener en cuenta su situación particular. Ya se están dando pasos en esta línea y hay proyectos concretos en algunos hospitales en los que, según el tipo de paciente y si la persona lo desea, se hacen algunos programas para facilitar su acceso a la medicación, que van desde recibirla en su domicilio hasta recogerla en el centro de salud más cercano o a través de las oficinas de farmacia.

En este tipo de iniciativas, la colaboración entre los dos niveles de atención farmacéutica es “muy satisfactoria” para los pacientes, por lo que es importante ser flexibles y, según su enfermedad o el momento en el que se encuentre de la misma, puede requerir o preferir el anonimato y la atención que se le presta en el hospital, y en otro momento de su enfermedad en el que esté más controlada y sea más crónica, más conocida y más estable, tener otras preferencias.

“Yo pienso que debemos hacer que el sistema sanitario se adapte al paciente”, aseguró para añadir que no se trata de que el fármaco deje de ser DH, sino de tener en cuenta que cada persona tiene unas preferencias y que, además, pueden ir variando a lo largo del tiempo. En este sentido, puso como ejemplo que, igual que los hospitales se adaptan en un programa de médula ósea domiciliario en el que en lugar de 40 días de ingreso se está seis y los otros 34 se realiza el seguimiento en su domicilio, se debe llegar a ese punto en la parte relacionada con la colaboración entre niveles, con la telefarmacia y con la formación del farmacéutico comunitario.

Calleja concluyó que la dispensación de fármacos y el seguimiento al paciente no debe de ser un punto de discordancia entre la FH y las oficinas de farmacia, sino que, al contrario, es necesario colaborar, adaptarse a las necesidades y preferencias de cada persona y abrir la posibilidad de que la farmacia comunitaria preste un servicio de seguimiento y control, de información o de atención exento de la forma de remuneración clásica que ha tenido hasta ahora en España y no vinculado necesariamente con la venta de medicamentos.