Algunas bacterias, con el tiempo, han demostrado mayores niveles de resistencia a diversas generaciones de antibióticos. Una de esas baterías multirresistentes es la Acinetobacter baumannii resistente a carbapenémicos (CRAB), que causa infecciones nosocomiales, especialmente en las UCI de los hospitales. El A. baumannii está clasificado como uno de los seis más importantes microorganismos Gram-negativos multirresistentes a nivel mundial, y es un patógeno crítico, de ‘prioridad 1’ para la Organización Mundial de la Salud, para el que se requiere nuevos medicamentos. Ahora, un nuevo tipo de antibiótico ha demostrado su eficacia contra estas bacterias superresistentes en ensayos con ratones y ya se prueba en humanos.

El trabajo, publicado este miércoles en la revista ‘Nature’, presenta el hallazgo de la zosurabalpina, un candidato clínico derivado de una clase de antibióticos estructuralmente nueva, los péptidos macrocíclicos ligados (MCP). Este nuevo tipo de antibiótico representa un “prometedor paradigma de tratamiento” contra las bacterias del género Acinetobacter, especialmente para combatir el A. baumannii, la especie de Acinetobacter más resistente a los antibióticos y cada día más frecuente en pacientes hospitalizados, provocando septicemias, neumonías, infecciones del tracto urinario, meningitis e incluso endocarditis.

La lista cada vez más amplia de microorganismos multirresistentes supone un grave peligro para la salud pública. Tanto es así que, según el estudio ‘SEIMC-BMR 2023’, más de 23.000 personas murieron el pasado año en España en los 30 días siguientes a ser diagnosticados por una infección por baterías multirresistentes. Los investigadores encargados del estudio que publica ‘Nature’ destacan que el Acinetobacter baumannii resistente a carbapenémicos (CRAB), en concreto, se ha convertido en un importante patógeno mundial con limitadas opciones de tratamiento. De hecho, hace más de 50 años que no llega a los pacientes ninguna nueva clase química de antibióticos contra el A. baumannii.

“Para el Acinetobacter baumannii hay escasas novedades terapéuticas. En concreto, solamente hay dos: una es cefiderocol —una cefalosporina siderófora capaz de luchar contra algunas de las infecciones bacterianas Gram-negativas más difíciles de tratar—, que se comercializa en Europa; y otra opción que es sulbactam con durlobactam —un tratamiento para la neumonía causada por ciertas bacterias difíciles de combatir, como el propio Acinetobacter baumannii—, que se comercializa solo en Estados Unidos”, enumera Rafael Cantón, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).

Mecanismo de acción

La propagación mundial del CRAB ha dejado obsoletas las generaciones actuales de antibióticos. La membrana externa de esta bacteria contiene lipopolisacárido (LPS), resistente a la entrada de antibióticos. Sin embargo, la zosurabalpina se ha mostrado capaz de superar los mecanismos de resistencia a los medicamentos existentes. Según el estudio, este nuevo fármaco actúa bloqueando el transporte del lipopolisacárido bacteriano desde la membrana interna hasta su destino en la membrana externa. De esta forma, la pérdida del LPS en la membrana externa del A. baumannii aumenta su sensibilidad a los antibióticos.

Los investigadores probaron la eficacia in vivo de la zosurabalpina en un modelo neutropénico de neumonía en ratones y comprobaron que el tratamiento con este fármaco dio como resultado una disminución dependiente de la dosis en la carga bacteriana. Estos datos demuestran el potencial de la zosurabalpina como antibiótico, y se han iniciado ensayos clínicos en humanos para seguir desarrollando este compuesto con el objetivo de proporcionar una opción de tratamiento para las infecciones invasivas causadas por CRAB.

Búsqueda exhaustiva

Para alcanzar el hallazgo de la zosurabalpina, el equipo hizo una “búsqueda muy exhaustiva”, tal y como destaca Cantón, jefe del Servicio de Microbiología en el Hospital Universitario Ramón y Cajal: “Hicieron un cribado de 45.000 moléculas hasta que dieron con tres de ellas y, por modificaciones estructurales, consiguieron la que proponen como un nuevo antimicrobiano”. El experto explica que existen otras clases de antibióticos que se basan en lo mismo; es decir, en péptidos circulares que, de hecho, se utilizan o se han utilizado previamente para bacterias multirresistentes. “La novedad en esta estructura peptídica es que tiene una nueva diana de actuación, sobre la cual no se había encontrado todavía ningún antimicrobiano”, incide el portavoz de SEIMC.

Además, Cantón plantea que “hay datos que tenemos que seguir” en relación con la posibilidad de que desarrollen mutantes resistentes, como indica el propio estudio. “Es algo que habría que seguir e, incluso, los propios autores postulan que la posible utilización de este antimicrobiano sea en combinación con otro, para evitar precisamente esa selección de mecanismos de resistencia”, destaca el experto.


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