La resistencia a los antibióticos (RAM) es hoy una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo de nuevos fármacos. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la RAM en bacterias causó aproximadamente 1,27 millones de muertes a nivel global en 2019.

Día tras día están apareciendo y propagándose en todo el planeta nuevos mecanismos de resistencia que ponen en peligro la capacidad para tratar las enfermedades infecciosas comunes. Un creciente número de infecciones, como la neumonía, la tuberculosis, la septicemia, la gonorrea o las enfermedades de transmisión alimentaria, son cada vez más difíciles —a veces imposible— de tratar, a medida que los antibióticos van perdiendo eficacia.

Gaceta Médica ha hablado con Julio García Rodríguez, jefe del servicio de Microbiología del Hospital Universitario de La Paz de Madrid y Jesús Mingorance Cruz, Jefe del Grupo de Microbiología Molecular de IdiPAZ, sobre este problema y cómo afrontarlo.

“Alexander Fleming ya vaticinó la responsabilidad moral que presentaban aquellos que usaban los antibióticos indebidamente por la inducción de resistencias”, han explicado los expertos.

“Existe el peligro de que un hombre ignorante pueda fácilmente aplicarse una dosis insuficiente de antibiótico, y, al exponer a los microbios a una cantidad no letal del medicamento, los haga resistentes” / Alexander Fleming en su discurso del Premio Nobel en 1945

Retrocediendo en el tiempo, los especialistas han señalado que la edad dorada de los antibióticos tuvo lugar entre los años 50’-60’. “Afortunadamente, casi todo se trataba de manera empírica y todo respondía, salvo excepciones”, han señalado. Es a partir de los años 80’ cuando dejaron de aparecer nuevas familias antibióticas para hacer frente a las bacterias resistentes.

“Actualmente, el tratamiento empírico es cada vez más complicado porque cada vez es más difícil acertar con el primer golpe. A partir de los años 80’ es cuando empezó a ser más difícil encontrar moléculas nuevas”, han resaltado.

Desde 2017, solo se han aprobado doce antibióticos, diez de ellos de clases que ya enfrentan resistencias. Según los análisis anuales de la OMS, en 2021 solo había 27 nuevos antibióticos en desarrollo clínico contra patógenos que se consideran prioritarios, frente a los 31 de 2017.

En términos más generales, el informe anual de la OMS de 2021 describe que, de los 77 antibacterianos en fase de desarrollo clínico, 45 son “tradicionales” y 32 son “no tradicionales”. Entre estos últimos se encuentran los anticuerpos monoclonales y los bacteriófagos, que ofrecen nuevas oportunidades para abordar las infecciones por bacterias resistentes a los antimicrobianos desde diferentes ángulos.

No ha llegado verdaderamente una nueva familia de antibióticos con mecanismos de acción diferentes. Todo lo que se ha presentado es ‘perfeccionamiento’ o modificaciones de los antibióticos que ya existen”, han desarrollado los especialistas.

El mal uso de los antibióticos durante muchos años, tanto en salud animal como en agricultura y salud animal, ha desembocado en este escenario. “En muchos países continúa pudiéndose comprar antibióticos sin receta o se ha incorporado su prohibición en la legislación recientemente”, han subrayado los microbiólogos.

A pesar de ello, los expertos apuntan hacia otra cuestión: los envases en los que se venden los antibióticos orales. “Los blíster de los antibióticos no coinciden con las pautas, de manera que siempre faltan o sobran dosis. Hay países donde el farmacéutico te da el número de píldoras necesarias”, han denunciado. De modo, tal y como han recordado, muchas personan caen en la tentación de tomar antibiótico -del tratamiento anterior sobrante- en cuando sufren un pico febril”.

En 2017, la OMS publicó una lista global de bacterias resistentes a los antibióticos que merecen prioridad en la investigación de nuevos fármacos. En esta lista, las bacterias ESKAPE ocupan las primeras posiciones: Enterococcus faeciumStaphylococcus aureusKlebsiella pneumoniaeAcinetobacter baumanniiPseudomonas aeruginosa e Enterobacter 

“La fagoterapia se ha retomado cuando los antibióticos han dejado de funcionar con el desarrollo de cócteles de fagos que puedan abarcar bacterias multirresistentes”

El futuro de los antibióticos

Grupos de investigación de todo el mundo trabajan en la obtención de nuevas moléculas que puedan reemplazar a los antibióticos que se han quedado obsoletos.

“También se están investigando combinaciones de antibióticos y ‘perfeccionando’ o modificando antibióticos conocidos para intentar esquivar a las resistencias, porque encontrar moléculas completamente nuevas es cada vez más difícil”, han apuntado. A esta complejidad se le suma el problema de la evolución biológica: en cuanto que estas moléculas saltan al mercado las bacterias siempre responden y generan nuevas resistencias.

Por otra parte, el incremento actual en la incidencia de resistencia antibiótica en las bacterias humanas ha favorecido el estudio de los fagos como alternativa terapéutica (fagoterapia): virus que infectan y destruyen bacterias.

“Se trata de una terapia con más 100 años que se abandonó por el éxito de los antibióticos. Algunos países como Rusia siguieron en esta línea y son muy potentes”, han señalado.

Los fagos, como los otros virus, se unen a un receptor existente en la superficie bacteriana e inyectan su material genético, que luego se replica. “Esta práctica se ha retomado cuando los antibióticos han dejado de funcionar con el desarrollo de cócteles de fagos que puedan abarcar bacterias multirresistentes”, han explicado.

Sin embargo, los especialistas de La Paz han afirmado que hasta ahora solo se han aplicado en infecciones superficiales.

“España es todavía uno de los pocos países de Europa occidental que no tienen la especialidad de I nfecciosoas reconocida, aún siendo el problema de las resistencias cada vez más complejo. Cuando una bacteria es extremadamente resistente hay que buscar alternativas que no son de uso común o combinaciones heterodoxas de antibióticos muy tóxicas”

Revertir la situación

En 2010, The Lancet apuntó que las muertes relacionadas con la resistencia a los antibióticos podrían situarse en torno a los 10 millones de personas para el año 2050. La pregunta es: ¿hay tiempo de revertir la situación?

“Una vez que se detecta el problema, se puede atajar. Pero se requiere inversión en profesionales y en recursos”, han señalado los expertos, quien también han apuntado que el Plan Nacional  de Resistencia a Antibióticos (PRAN) es una es una buena forma de empezar, “pero debería estar mejor dotado económicamente”.

Asimismo, los especialistas han insistido en la importancia de reconocer la especialidad de enfermedades infecciosas. “España es todavía uno de los pocos países de Europa occidental que no tienen la especialidad reconocida, aún siendo el problema de las resistencias cada vez más complejo. Cuando una bacteria es extremadamente resistente hay que buscar alternativas que no son de uso común o combinaciones heterodoxas de antibióticos muy tóxicas”, han expuesto.

Es importante recordar el Hospital Universitario de La Paz fue uno de los primeros hospitales en implantar el Programa de Optimización de Uso de Antimicrobianas (PROA). “Hemos realizado numerosas iniciativas de cara a la formación y concienciación sobre las resistencias antibióticas”, han concluido.


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