La viruela es la única enfermedad que ha podido ser erradicada en los últimos 40 años. Por el contrario, la civilización se ha tenido que enfrentar a la pandemia de COVID-19, rebrotes de MonkeyPox y a la propagación internacional del Virus del Nilo. Otros patógenos que amenazan permanentemente a la especie humana son el virus del Ébola, Marburg o Lassa, sin olvidar del brote de SARS-CoV de 2003 y las apariciones intermitentes del MERS-CoV.

En este contexto, y ante la previsión de nuevas emergencias de salud pública, el Gobierno de Estados Unidos ha puesto en marcha el Proyecto NextGen para desarrollar toda una nueva generación de herramientas que permitan adelantarse a las nuevas variantes de COVID-19 y al resto de virus emergentes.

Con una inversión de cinco mil millones, el objetivo es llevar al mercado nuevas vacunas y tratamientos, invirtiendo en investigación y desarrollo, ampliando la capacidad de fabricación e innovación y brindando orientación regulatoria actualizada y simplificada. La administración Biden coordinará este proyecto en todo el Gobierno federal y en el sector privado.

Asimismo, NextGen se centrará en tres áreas principales: vacunas que brindan una inmunidad más amplia contra las nuevas variantes del SARS-CoV-2 y en toda la familia de sarbecovirus propensos a epidemias, vacunas que generan una inmunidad mucosa eficaz para bloquear la infección y la transmisión y anticuerpos monoclonales que puedan capear la evolución viral y sirvan de base contra las amenazas de los beta-coronavirus.

Nuevas vacunas

El desarrollo de vacunas y tratamientos seguros y efectivos tan solo un año después de que se identificase el SARS-CoV-2 representa uno de los grandes éxitos de la ciencia moderna. Sin embargo, se necesita arsenal terapéutico de nueva generación para frenar a las nuevas variantes a medida que aparecen.

En este sentido, el Gobierno estadounidense considera que “se ha reducido el interés en el desarrollo de vacunas tradicionales” y se han limitado las inversiones en este área. Por otro lado, también existen importantes desafíos científicos y regulatorios cómo medir mejor la eficacia de una nueva vacuna. 

En este sentido, el presidente de EE.UU. se ha comprometido a acelerar la investigación mediante la simplificación de los procesos de desarrollo, utilizando estrategias como la estandarización de ensayos, la estandarización de protocolos y la provisión de orientación reglamentaria oportuna.

Vigilancia de nuevos patógenos

Como otras iniciativas destacadas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció en mayo de este año una red mundial para ayudar a proteger a la población frente a las amenazas de las enfermedades infecciosas aprovechando las posibilidades que ofrece la genómica de los patógenos.

La Red Internacional de Vigilancia de Patógenos (IPSN) ofrecerá una plataforma para conectar a los países y regiones, mejorar los sistemas de recopilación y análisis de muestras, utilizar los datos resultantes para impulsar la toma de decisiones sobre salud pública y ampliar el alcance de esa información.


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