CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 03 de marzo de 2017 h |

Dice que hace años recorrió como turista diferentes países del tercer mundo y volvió como cooperante. Debió ser así, porque además de gestionar el Servicio de Anestesia y Reanimación del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, David coordina un proyecto de apoyo en el Congo Central para atender a los pacientes de la zona. Todo esto, lo compagina con la música y la musicoterapia…. Su válvula de escape.

Pregunta. Tienes una vocación como voluntario… De hecho, pasas del Servicio de Anestesia a una consulta remota y lejana…

Respuesta. Soy coordinador médico de un proyecto de apoyo sanitario de una región del Congo Central. Estamos haciendo misiones médicas todos los años. Para que te hagas una idea, y sin faltarle el respeto a nadie, no deja de ser algo así como el turismo sanitario. Pasamos consultas, hacemos cirugías, pero dejamos a cientos de personas sin tratar… Ante esto, decidimos cambiar el concepto y estamos construyendo un hospital. Gracias a donaciones es posible. La obra civil del centro costará 300.000 euros, y luego habrá que electrificar y vestirlo por dentro. Estamos a medias.

P. ¿Se nace con esa inquietud de ayudar o te haces?

R. Esta inquietud no se entrena, se nace así. La gente no va allí a sufrir, lo hace porque le gusta. Además, jugamos con ventaja, ya que nuestra profesión, que es la mejor del mundo, con todo el respeto para los periodistas (risas), es universal. La salud es igual en todo el mundo. En estos lugares, el agradecimiento y la necesidad es mayor.

P. Vamos con la música, que además de amansar a las fieras, también anestesia…

R. Efectivamente. Hay estudios que demuestran que la música en algunos procedimientos anestésicos tiene beneficios en los pacientes. Hay evidencias de que incluso disminuyen el dolor postoperatorio, con lo cual el poder de la música es algo que no está determinado. Hay que adaptar a cada paciente, pero hay algo que hay que estudiar.

P. Por tanto, poner banda sonora a los pacientes como haces en el hospital, ¿es una manera de humanizar la sanidad?

R. Claro. Cuando planteamos este bandle (paquete de medidas) estaba claro que una unidad de cuidados intensivos necesitaba abrir las puertas a los familiares, y algo más. Está claro que la UVI no tiene que ser un sitio de tortura, es un sitio por el que hay que pasar, que se puede salir vivo y donde gracias a esto se sale mejor. La idea de darles conciertos en estas unidades es una ayuda. Es una idea que está bien hecha. Además, tenemos la posibilidad de cerrar puertas en los boxes de tal manera por si hay pacientes que no quieren escucharla. Estos conciertos los hacemos cuando más visitas hay. Por tanto, no solo son para pacientes, también para familiares y profesionales.

P. Y más allá de tu altruismo y tu profesión sanitaria, también has comentado alguna vez que te planteaste el reporterismo de guerra…

R. Es fruto de la edad. Cuando era pequeño había un programa en televisión que se llamaba ‘Reporteros’, un grupo de periodistas locos que se metían en todas las guerras. Yo creo que por eso me meto en África de cooperante. He conseguido hacer una simbiosis entre mis dos aficiones. Pero creo que valgo más como médico que como reportero de guerra.

P. Nos metemos en faena. ¿Es necesario que anestesia y reanimación ponga el altavoz para que se les escuche?

R. Tradicionalmente, era una especialidad poco reconocida, pero ahora cada vez se le está dando más importancia. Basta con ver la elección de los MIR, e incluso en el puesto que ocupamos dentro del hospital. Somos parte importante de las especialidades médicas.

P. ¿El SNS necesita música para calmar los ánimos?

R. Creo que sí. Necesita música, cine… Nos someten a mucha presión asistencial, los sueldos no son los que deberían comparados con Europa. A mí personalmente no me gusta compararme con otros países, si me comparas con España me considero un privilegiado. Lo que pasa es que la medicina es una ciencia que tiene el mayor nivel de síndrome de burn out (quemado) y a la vez es una de las profesiones más vocacionales. No me extraña, porque uno quiere hacer miles de cosas y el sistema le limita.

P. ¿Donde está la nota discordante?

R. Para calmar los ánimos hace falta dinero y mejor gestión. El problema es quién nos gestiona. Habrá que buscar a los mejores gestores. Esto es así.

P. Estamos hablando mucho de música pero, ¿sabes tocar algún instrumento?

R. Empecé tocando la guitarra cuando era pequeño. Mi vocación siempre ha sido el piano, comencé a ir a clases de Jazz y ahora me he aficionado y toco con un grupo. Hay que buscarse un reto que no sea imposible pero sí difícil. Creo que el piano de Jazz es imposible, y voy a clases regularmente, aprendemos, tocamos y es mi válvula de escape.

PÍLDORAS

¿Una canción? September.

¿Un país para viajar? Yemen.

¿Un país que necesite ayuda inmediata? ¿Uno….? La República Democrática del Congo.

¿Si no fueras médico…? Lo del periodismo no lo descartaría. La sociedad necesita muy buenos periodistas y, al fin y al cabo, sois la conciencia de la sociedad.