Los tumores cerebrales suponen aproximadamente el dos por ciento de todos los cánceres, siendo en pacientes pediátricos de menos de 14 años el tipo más frecuente y la principal causa de muerte oncológica. De hecho, en 2022 se estima que en España se diagnosticaron unos 4.000 tumores cerebrales primarios, los que se originan directamente en el sistema nervioso central. Estos son enfermedades que requieren un abordaje multidisciplinar donde intervienen multitud de especialidades (Neurocirugía, Neurología, Oncología Médica y Radioterápica) y sólo con una fuerte integración de estos especialistas se puede facilitar una asistencia de calidad.

Este manejo multidisciplinar hace que sea necesaria una correcta coordinación y comunicación de los recursos asistenciales para realizar un abordaje de calidad. Con este motivo, el día ocho de junio se celebra el día internacional de los tumores cerebrales para concienciar sobre causas y riesgos y poner en valor la labor que hacen los diferentes especialistas implicados en su manejo.

Centros de referencia

La complejidad de estos tumores hace que el plan terapéutico tenga que estar diseñado integrando a todas estas especialidades, lo cual es complejo y sólo algunos hospitales lo consiguen. De hecho, Juan Manuel Sepúlveda, portavoz de la Sociedad Española de Oncología médica (SEOM) y coordinador de la Unidad multidisciplinar de Neuro-Oncología del Hospital 12 de Octubre señala que, “actualmente el mayor problema en el campo de los tumores cerebrales es la ausencia de centros de referencia, con lo que se genera un exceso de variabilidad en el manejo con diagnósticos subóptimos y tratamientos poco eficaces”.

Por su parte, Jaime Gallego, miembro del grupo de Estudio de Neurooncología de la Sociedad Española de Neurología (SEN), revindica la figura del neurooncólogo para el abordaje de este tipo de tumores. “Este especialista podría simplificar el manejo del paciente de tal manera que un paciente no tuviera que pasar por 20 consultas el mismo día”, asegura.

Necesidades asistenciales

Esto pone sobre la mesa, una serie de necesidades asistenciales que los profesionales, ya sean neurólogos u oncólogos, deben de afrontar. Para ser neurooncólogo es necesario una subespecialización que pueden cursar tanto neurólogos como oncólogos, siendo la oncología el punto de partida más habitual en España. Esta transversalidad que caracteriza el abordaje de estos tumores hace fundamental una formación integral, técnica y científica así como en habilidades humanas. Asimismo, es crucial la existencia de equipos multidisciplinares formados por neurocirujanos, neurólogos, oncólogos médicos, radioterapéutas, psicooncólogos, enfermeras de referencia etc. Al fin y al cabo es un abordaje tan heterogéneo y personalizado que requiere un tratamiento integral en el que, dependiendo de las características que presente el paciente, una especialidad tendrá más peso que otra. En definitiva el abordaje se vertebra en tres patas: Neurocirugía, Radioterapia y Neurooncología.

Por tanto, la comunicación entre especialidades tiene que ser muy ágil y, según Sepúlveda, el oncólogo médico tiene que comprender aspectos de las diferentes especialidades. Entre ellos destacan las técnicas quirúrgicas, de radioterapia, la interpretación de las RMs o el manejo de antiepilépticos. Por otra parte, es crucial el desarrollo de una correcta coordinación entre todos los recursos asistenciales. Según indica, ésta es variable y no debe de ser liderada siempre por un oncólogo, sino que, dependiendo de las características del paciente, recaerá sobre una especialidad concreta.

Retos

En este sentido, Sepúlveda indica que otro de los grandes retos que hay que acometer es la gran inequidad que hay en el tratamiento de estos pacientes. “No es correcto que haya centros españoles punteros, mientras que la mayoría de los hospitales no tienen implantado ni el diagnóstico molecular que es obligatorio en tumores cerebrales, ni acumulan experiencia, ni tampoco disponen de equipos multidisciplinares”, indica. Por ello, apuesta por la creación de centros de referencia nacional para combatir estas desigualdades. Asimismo, incide en que es fundamental aumentar la investigación en este campo, además de conseguir que los nuevos tratamientos puedan utilizarse pronto en España tras su aprobación por las agencias reguladoras. El objetivo reside en poder mejorar la supervivencia de los pacientes con tumores.


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