El Consejo General de Enfermería (CGE) ha denunciado que España es de los países europeos con peor ratio de enfermeros. En concreto, 6,16 profesionales de Enfermería por cada 100.000 habitantes. Se trata de un porcentaje muy inferior al de otros países. Un 70 por ciento menos que Noruega o Austria y un 50 por ciento menos que Alemania o Países Bajos. Además, esta situación se está dando en un contexto de sobrecarga asistencial “enorme” en el día a día de los enfermeros por el periodo estival. Esta situación “pone en grave riesgo la seguridad de los pacientes”, según han advertido.

La reducción de oferta de servicios de salud de las distintas comunidades autónomas por la demanda de oferta en verano, con el consiguiente cierre de camas, “provoca este incremento de la sobrecarga asistencial”, tal y como han advertido en un comunicado. “Adecuar la oferta a la reducción de la demanda asistencial durante el periodo estival es la excusa que ponen, año tras año, los servicios de salud para proceder al cierre de camas hospitalarias, de centros de Atención Primaria, a la reducción de intervenciones quirúrgicas o limitar las sustituciones del personal sanitario que disfruta de sus merecidas vacaciones”, han destacado.

El presidente del CGE, Florentino Pérez Raya, ha señalado que “desde el Consejo venimos denunciando desde hace muchos años la grave escasez de enfermeras que tenemos en nuestro país. Este déficit ya es estructural en todo el sistema sanitario. Según los datos de nuestro Instituto de Investigación Enfermera necesitaríamos más de 95.000 enfermeras para equiparnos a las ratios de enfermeras por habitantes que hay en los países de nuestro entorno”.

Según los últimos datos recopilados por este organismo, de los países europeos cuyas enfermeras cuentan con formación universitaria equiparable, España ocupa el puesto 21 de los 26 países analizados. Noruega lidera el listado con una ratio de 21,68 profesionales por cada 100.000 habitantes. “Se da la circunstancia de que esta nación escandinava se ha convertido en el principal destino de las enfermeras que abandonan nuestro país en busca de mejores condiciones laborales”, han incidido. En 2023, un total de 336 enfermeras españolas solicitaron la documentación necesaria para trasladarse y ejercer allí.

En cuanto al resto de países con mayor ratio, Austria, Islandia, Finlandia y Alemania completan los cinco primeros puestos. Los países que cuentan con una cifra inferior a España se encuentran en Europa del Este -Polonia, Rumanía, Chipre, Eslovenia y Bulgaria-. Si bien entre los países vecinos contamos con la peor ratio, solo Francia muestra una distancia significativa (9,27) frente a los 7,03 de Andorra, los 6,79 de Portugal o los 6,28 de Italia.

Riesgos para la población

Para el CGE, “esta escasez de enfermeras está provocando efectos indeseados. No sólo en la profesión, que trabaja de forma permanente con una sobrecarga asistencial que se vive como algo normalizado en nuestro día a día. Cuando se trata de una situación que debería ser excepcional. También parece olvidarse que ello pone en grave peligro la seguridad de los pacientes”, ha insistido Pérez Raya.

“El no disponer de unas plantillas suficientes de enfermeras y enfermeros que puedan ofrecer una atención y cuidados de calidad a los pacientes y al conjunto de la ciudadanía, también durante el verano, conlleva una mayor probabilidad de riesgos, complicaciones, reingresos, efectos adversos, e incluso, fallecimientos como constatan numerosos estudios científicos nacionales e internacionales publicados a lo largo de los últimos años”, ha recordado.

A ello se suma que “una gran parte de la profesión tiene que convivir con contratos precarios de días -e incluso horas- y en condiciones indignas, llegando a acumular cientos de contratos laborales en un mismo año. En ocasiones, al llegar el verano, en lugar de poder disfrutar del merecido descanso, cuando la presión asistencial aumenta se anulan o aplazan sus vacaciones. Unas lamentables condiciones que durante años han obligado a miles de profesionales a mudarse a otras comunidades autónomas o a otros países para poder trabajar de manera estable y digna. Una fuga de talento enfermero que ha sido muy bien aprovechada por todos estos países”, tal y como ha concluido.


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