La falta de profesionales sanitarios en España ha llegado a un punto crítico, tanto en el Congreso como en el Senado. Los debates recientes han puesto de manifiesto la gravedad del problema y la incapacidad de las fuerzas políticas para consensuar una solución efectiva. Mientras esta semana el Senado debate la escasez de médicos de familia, el Congreso también aborda la falta general de médicos, evidenciando que cada partido tiene su propia receta, pero ninguna confluye en un plan común que aporte soluciones a corto, medio y largo plazo.

Un problema que se visibiliza en verano

La situación se agrava especialmente en el periodo estival, cuando muchas camas hospitalarias se cierran debido a las vacaciones de verano. Sin embargo, este problema no desaparece con el fin del verano. En otoño, la falta de médicos seguirá siendo una realidad, y el resto del año no promete ser mejor. Las cifras son alarmantes: en 2025 se espera que se jubilen 12,163 facultativos, mientras que solo 9,940 nuevos titulados estarán disponibles, dejando un déficit de 2,673 profesionales. Peor aún, para 2027 se prevé una carencia de 9,000 médicos de familia y comunitarios.

El Partido Popular, en su reciente PNL defendida por la portavoz Ester Muñoz, vicesecretaria de Sanidad y Educación del PP, ha insistido en la necesidad urgente de medidas para paliar esta escasez. Propone, entre otras cosas, la homologación rápida de títulos extracomunitarios y la posibilidad de que los MIR de cuarto año puedan atender a los pacientes con la supervisión adecuada. Sin embargo, las propuestas del PP han sido criticadas por otros partidos. Podemos, por ejemplo, señala la responsabilidad de las autonomías, muchas de las cuales están gobernadas por el PP, y propone suspender la nota de corte del MIR para cubrir el déficit de profesionales.

Por su parte, Vox insiste en que la problemática se agrava en el periodo estival por la incapacidad de realizar contratos temporales a los MIR debido al retraso pandémico en la finalización de su residencia. También propone la homologación de títulos de profesionales extracomunitarios y la mejora de las condiciones laborales de los médicos.

Un problema mundial

El PSOE, en cambio, acusa al PP de los recortes históricos que han llevado a esta situación y defiende las medidas adoptadas por el gobierno actual, como el incremento de plazas MIR y la aceleración en la homologación de títulos.

La fragmentación en las propuestas de solución refleja una falta de visión compartida y una incapacidad para consensuar una respuesta común. Esta división política es perjudicial, ya que la sanidad no debería ser un campo de batalla partidista, sino un terreno de colaboración en beneficio de toda la sociedad.

Es importante destacar que este no es un problema exclusivo de España. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el mundo tendrá una escasez de 10 millones de trabajadores de la salud para 2030, con una mayor concentración de esta carencia en países de ingresos bajos y medianos​ según el World Economic Forum. En Europa, la situación es igualmente grave, con una escasez proyectada de 1.8 millones de trabajadores de la salud para 2022​, según publicaba BMJ en enero de este año.

Sin embargo, España tiene uno de los sistemas sanitarios más generosos (atiende sin límites, residentes o migrantes) proporcionando una amplia cobertura y servicios a la población. Para mantener esta generosidad y calidad en la atención, es fundamental que se disponga de los recursos necesarios, tanto en términos de personal como de infraestructura.

Cuidar de los profesionales sanitarios

Cuidar a nuestros profesionales sanitarios es esencial. No es sostenible que estén sobrecargados de trabajo debido a la falta de médicos y otros profesionales. Esta sobrecarga no solo afecta a su bienestar, sino que también repercute en la calidad de la atención que pueden proporcionar, así como en el rendimiento. Un sistema sanitario eficiente y generoso requiere profesionales bien cuidados y adecuadamente respaldados.

El debate en el Congreso y el Senado ha dejado claro que, a pesar de la gravedad de la situación, no se ha logrado avanzar hacia una solución consensuada. Las distintas propuestas, aunque bien intencionadas, no confluyen en un plan unificado que pueda ser implementado de manera efectiva a corto, medio y largo plazo.

Con este panorama, surge una pregunta inquietante: ¿alguien duda que en cinco años estaremos aún discutiendo sobre este mismo tema? La incapacidad de nuestras fuerzas políticas para trabajar juntas y resolver un problema tan crítico solo asegura que la crisis de la atención primaria persistirá. Es imperativo que se deje de lado el juego político y se adopte una estrategia común que garantice la sostenibilidad y calidad de nuestro sistema sanitario, por el bien de todos los ciudadanos y los profesionales que los cuidan.