Hacerse fuerte ante las crisis. Ese es el reto compartido en Europa y así ha quedado plasmado en el informe COVID-19, aprobado en la Comisión Especial de la UE creada exclusivamente para abordar las lecciones y recomendaciones futuras sobre la pandemia. Tras una evaluación exhaustiva del curso de la COVID-19 y su impacto en la UE, dando lugar a un texto con 3.300 enmiendas y 350 transaccionales -lo que confirma su trascendencia e interés-, se ha creado una necesaria “hoja de ruta” hacia una Europa más resiliente frente a futuras emergencias sanitarias. Y es que si algo ha demostrado la pandemia es la importancia de reforzar los sistemas sanitarios y trabajar de forma coordinada. Algo que se lleva repitiendo hasta la saciedad, pero que necesita medidas tangibles para hacerse realidad.

Uno de los puntos más destacados del informe COVID-19 es la inversión en sanidad y en investigación, al tiempo que se apuesta por una industria competitiva, “made in Europe”, y una inversión en el sector farmacéutico para garantizar el acceso en la UE. Con ello, tal y como ha resaltado la ponente del informe, la eurodiputada Dolors Montserrat, se busca lograr una autonomía estratégica europea en materia de salud y “ser abiertos frente a las dinámicas de la cadena de suministro mundial”. Unos argumentos que ya se plasmaron en la Estrategia Farmacéutica Europea, también liderada por Montserrat.
Asimismo, el documento hace hincapié en la necesidad de priorizar el cuidado de todos los pacientes sin abandonar otras enfermedades, “como ocurrió durante la pandemia, por ejemplo, con el cáncer” y de prestar atención especial a la salud mental, “esa pandemia silenciosa que cada día afecta a más personas”, según ha señalado la eurodiputada popular. Así, se pide no descuidar otras patologías “olvidadas” que pueden tener un impacto igual o mayor que la pandemia.

La pandemia ha demostrado la importancia de reforzar los sistemas sanitarios y trabajar de forma coordinada

Por otro lado, y continuando en el objetivo de proteger a pacientes y ciudadanía en general, se aborda el aspecto de las libertades individuales durante una emergencia sanitaria. Los eurodiputados piden que el Parlamento y las cámaras nacionales sigan funcionando en estas situaciones y se garanticen los derechos civiles de los ciudadanos y la normalidad democrática. En este sentido, Montserrat ha insistido en la recomendación de que las escuelas y otros centros educativos permanezcan abiertos, si la situación epidemiológica lo permite.

En definitiva, el informe recoge conclusiones y errores cometidos que permitirán aprender de la experiencia y lograr una única Europa en la que todos los Estados miembro vayan alineados en la protección de la salud.


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