Las dificultades a las horas de poder atender adecuadamente a pacientes con autismo en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos, tanto en su acogida como en la parte asistencial, fueron el origen del plan galardonado con el Premio Best in Class (BiC) al Mejor Proyecto de Humanización de la Asistencia Sanitaria: “HumanizaTEA. Un hospital AUT·éntico adaptado a ti”.

Este premio, significó, según Cecilia Paredes, neuropediatra del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, “un empujón de energía a un proyecto creado con mucha ilusión y ganas de mejorar por parte de todo el equipo”.

Este plan consiste en una humanización pediátrica que busca concienciar y ofrecer una atención personalizada, inclusiva, ágil y adaptada a los pacientes diagnosticados con Trastorno del Espectro Autista (TEA), apostando por un modelo que sitúa a las personas en el centro de su actividad, y a través de un plan de acción que abarca tres áreas estratégicas: transformación, educación y adaptación

“Los procesos de formación para profesionales en relación al TEA, las escuelas para padres como lugar de encuentro o las mejoras en la comunicación con nuestros pacientes son algunos de los aspectos más relevantes de este proyecto”, explicó Paredes.

Otro punto relevante, según aseguró Mayra Castelo, responsable del Servicio de Información, Atención al Paciente y Trabajo Social del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, es la “creación y realización de talleres para profesionales, que se imparten de forma transversal y en la que participan trabajadores de todos nuestros servicios sin distinción”.

Paredes, Castelo, Marta González, directora de Calidad y Eva Sacristán, directora de Comunicación del Hospital Universitario Rey Juan Carlos recibieron el premio BiC de manos de Javier Gordillo, de Gilead, patrocinador de este premio; y Celia García Menéndez, directora general de Humanización, Atención y Seguridad del paciente de la Comunidad de Madrid.

“Estamos pendientes de lanzar a principios del próximo año la ‘escuela de padres’, que se convertirá en el último hito del proyecto y no sólo contendrá información sobre cómo afrontar un reciente diagnóstico, sino que pretendemos que se convierta en un foro para compartir experiencias e inquietudes”, señaló Castelo.

Como consejo, Paredes animó a otros centros a poner en marcha proyectos similares, “por la excelente experiencia y la sensación de mejoría, tanto por los profesionales como sobre todo por nuestros pacientes y sus familias”.

Ejecución del proyecto

En pocas palabras, el objetivo primario del proyecto no solo ha sido concienciar a los propios profesionales del Centro sobre esta condición y su manifestación, sino también “el poder sensibilizar sobre la misma a nuestros usuarios, a través de campañas específicas”, comentó Castelo.

Para ello, se formó al personal asistencial y no asistencial en cómo comunicarse de forma más efectiva con estos pacientes, reduciendo los estímulos sensoriales e implementando estrategias terapéuticas y comunicativas especializadas.

Castelo explicó que el proyecto dispone de pegatinas identificativas para los padres con el fin de poder “aplicar circuitos de atención preferente”. “Contamos con un servicio de préstamo de tablets con pictogramas para facilitar la comunicación, de auriculares anti ruido para que la estancia en el centro pueda ser más agradable si el menor tiene sensibilidad acústica, entre otros”, afirmó.

Para concluir, según ha señalado Castelo, un proyecto como este necesita una visión desde diferentes prismas. “Obviamente la visión más importante siempre será la de nuestros pacientes y sus familiares, pero contar con la perspectiva de los pediatras, del personal administrativo, del personal de enfermería, y de los trabajadores de servicios auxiliares es algo invaluable”, concluyó.

Noemí Martínez, Cecilia Contreras, Mayra Castelo y Tania Heredia.
Noemí Martínez, Cecilia Contreras, Mayra Castelo y Tania Heredia.

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