Un nuevo modelo para una nueva sanidad

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Por Federico Plaza, director de Corporate Affairs de Roche Farma España.

Los sistemas sanitarios, las estructuras económicas y la propia sociedad están siempre en permanente evolución. Pero hay momentos históricos en los que esa evolución natural se acelera hasta generar un proceso de profunda transformación. Nadie puede dudar, a estas alturas, de que en la actualidad vivimos uno de estos tiempos críticos de profunda transformación, que dará como resultado una sociedad diferente y una nueva forma de abordar los problemas de salud de los ciudadanos.

Es evidente que en este proceso ha jugado un papel clave la pandemia de COVID-19, que constituye la mayor crisis a la que se ha enfrentado el mundo en el presente siglo. A diferencia de la de 2008, de naturaleza financiera, la actual crisis afecta a la práctica totalidad de los ámbitos de la actividad humana, y en especial al sanitario, demostrando hasta qué punto es relevante contar en todo momento con sistemas de salud bien dotados.

Por otro lado, pese a ser un fenómeno eminentemente negativo, no es menos cierto que, en el ámbito sanitario y en el de la investigación biomédica, la pandemia está funcionando a modo de acelerador de algunos procesos que ya venían desarrollándose desde unos años antes y que constituyen las verdaderas bases del proceso de transformación al que nos enfrentamos, como sociedad y como sector.

El primero de estos factores es la digitalización, que constituye, junto con el avance de disciplinas como la genómica o la proteómica, el verdadero motor de una nueva forma de entender la asistencia sanitaria. Este modelo no solo se basa en una nueva forma de entender la relación médico-paciente, sino también en el avance de la medicina personalizada, en la gestión de datos en salud, y en el establecimiento de un nuevo paradigma en lo que atañe a la I+D de nuevos tratamientos.

La digitalización también es lo que ha hecho posible el desarrollo del big data biomédico y el avance de las ciencias de análisis de datos que tan importantes resultan a la hora de configurar una nueva forma de entender la investigación clínica. Hablamos de una investigación clínica que tiende a acortar plazos y a reducir costes, lo que tendrá como consecuencia una mayor eficiencia. En Roche estamos trabajando ya en esta dirección, con el objetivo concreto para dentro de diez años duplicar la inversión en I+D y multiplicar de tres a cinco veces los beneficios que generamos para los pacientes a un coste un 50% inferior para la sociedad.

Por otro lado, en el ámbito más asistencial hemos visto cómo la digitalización ha hecho posible la extensión de la telemedicina, así como el arranque, cada vez más sólido, de la telefarmacia, evitando riesgos para los pacientes y mejorando la eficiencia del sistema.

Para avanzar en esta nueva sanidad es indispensable construir un nuevo modelo de relación de la industria con el conjunto del sistema sanitario, donde prime el peso científico y la búsqueda de las mejores soluciones para los pacientes 

En Roche tenemos claro que el futuro de la sanidad pasa por profundizar en esta digitalización y se edifica sobre tres pilares: la innovación terapéutica, el diagnóstico de precisión y el análisis de datos a través de herramientas como el big data y la inteligencia artificial.

En el caso del desarrollo de la innovación terapéutica, resulta imprescindible avanzar sin demora en esquemas de colaboración público-privada que nos permitan seguir progresando en investigación y obtener cuanto antes resultados de eficacia y seguridad. Cabe aquí recordar el papel de compañías como Roche a la hora de impulsar la I+D biomédica en España (invertimos más de 60 millones de euros al año en ensayos clínicos que se desarrollan en más de 200 hospitales). El ejemplo del COVID-19, donde en menos de un año las compañías innovadoras hemos sido capaces de desarrollar nuevas vacunas, tratamientos y test diagnósticos, refleja hasta qué punto podemos conseguir avances que nunca se han logrado en la historia si somos capaces de colaborar y caminar todos juntos en la misma dirección.

Pero para avanzar realmente en esta nueva sanidad es indispensable ir aún más allá y construir un nuevo modelo de relación de la industria farmacéutica con el conjunto del sistema sanitario, con las autoridades y organismos reguladores, donde prime el peso científico y la búsqueda conjunto de las mejores soluciones para los pacientes en términos de resultados en salud.

Es por ello que en Roche hemos emprendido un profundo proceso de transformación para reorientar nuestra estructura y funcionamiento con el objetivo de convertirnos en un auténtico aliado en todos los ámbitos que conforman el ecosistema sanitario (investigación, formación continuada, acceso a la innovación, etcétera). Para ello contamos ya, desde este año, con una estructura más horizontal, flexible y cercana, buscando que la ciencia esté siempre en el centro de nuestra operativa con el fin de ofrecer a los sistemas sanitarios soluciones integradas, lo antes posible y en las mejores condiciones.

Estamos convencidos de que no hay otro camino, y que más pronto que tarde el conjunto del sector deberá transitar por la misma senda si queremos seguir ofreciendo a los pacientes los mejores abordajes para sus problemas de salud a un coste asequible y, al mismo tiempo, seguir fortaleciendo un ámbito estratégico como es el de la investigación y la innovación biomédica.