El primer ensayo clínico en humanos de Omomyc (OMO-103), inhibidor específico del oncogén MYC desarrollado en el Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), demuestra que el nuevo fármaco es seguro y presenta una prometedora actividad antitumoral. El estudio, publicado en Nature Medicine, incluye los resultados de este ensayo fase I así como el estudio molecular profundo del medicamento, y la identificación de potenciales biomarcadores de la actividad del fármaco.

Omomyc es una mini-proteína terapéutica desarrollada gracias al trabajo de Laura Soucek, Profesora ICREA, directora del Programa de Terapias Experimentales, jefa del Grupo de Modelización de Terapias Antitumorales del VHIO y cofundadora de la spin-off Peptomyc. Esta demostró en la fase preclínica en el laboratorio que dicha proteína es capaz de entrar en las células y alcanzar su núcleo, donde se encuentra el oncogén MYC. Una vez en el núcleo, Omomyc inhibe la habilidad de MYC para promover el crecimiento de tumores cancerígenos.

En 2021 Elena Garralda, directora de la Unidad de Investigación de Terapia Molecular del Cáncer (UITM) – CaixaResearch del VHIO, en colaboración con las unidades de ensayos clínicos en Fase Temprana de START de los hospitales universitarios Fundación Jiménez Díaz y HM CIOCC, iniciaron un ensayo clínico de fase I en el que han participado 22 pacientes para comprobar la seguridad de OMO-103 y comprobar si había signos tempranos de control del cáncer. Los pacientes participantes tenían diferentes tipos de tumores sólidos en estadio metastático avanzado y habían sido previamente tratados con entre dos y 12 líneas de tratamiento sin éxito.

Resultados prometedores

“El objetivo del estudio era comprobar la seguridad del fármaco, que resultó ser muy bien tolerado por los pacientes con algún efecto secundario leve como escalofríos o náuseas” explica Emiliano Calvo, oncólogo médico en START-HM CIOCC y último firmante del estudio junto a Laura Soucek. “Pero desde dosis muy bajas ya observamos beneficios clínicos en los pacientes. En ocho de los 12 pacientes a los que se les realizó un TAC después de nueve semanas de tratamiento observamos una estabilización de la enfermedad en la que se había detenido el crecimiento del tumor”, añade.

“En ocho de los 12 pacientes a los que se les realizó un TAC después de nueve semanas de tratamiento observamos una estabilización de la enfermedad en la que se había detenido el crecimiento del tumor”

Emiliano Calvo, oncólogo médico en START-HM CIOCC

Por su parte, Garralda destaca algunos resultados como “el caso de un paciente con cáncer de páncreas que permaneció en estudio durante más de seis meses en el que el diámetro del tumor se redujo en un ocho por ciento, y que presentó una reducción del 83 por ciento en el ADN derivado del tumor que circula en el torrente sanguíneo”. Así como el caso de un paciente con sarcoma, que había respondido muy poco a los tratamientos anteriores, que se mantuvo estable los ocho meses del estudio.

Caracterización molecular y biomarcadores

Los investigadores analizaron las biopsias tumorales disponibles antes y después del tratamiento y confirmaron que la firma transcripcional de MYC estaba modulada por el fármaco, demostrando la actividad de OMO-103 contra su diana. Además, también observaron que existía una correlación directa y específica entre la desactivación de MYC y los beneficios clínicos de los pacientes.

El equipo también ha identificado dos potenciales biomarcadores en sangre que tras su validación podrían ser útiles en el manejo de la enfermedad. Por un lado, han detectado un posible biomarcador de actividad farmacodinámica que aumenta en sangre cuando el paciente tratado con OMO-103 tiene beneficio clínico y que desaparece cuando la enfermedad progresa de nuevo. “Este marcador podría indicarnos con una prueba no invasiva como es la biopsia líquida si el tumor está progresando y tomar las decisiones clínicas adecuadas y rápidas para ese paciente”, señala Soucek. “Por otro lado, hemos identificado una firma predictiva que a través de un simple análisis de sangre nos podría ayudar a predecir la probabilidad de que el paciente responda o no al fármaco de manera que podamos seleccionar desde el inicio a los pacientes que podrían beneficiarse del tratamiento con OMO-103”, destaca.

Los resultados del primer ensayo clínico de OMO-103 en humanos han llevado a la puesta en marcha de un segundo ensayo clínico fase Ib actualmente activo que evalúa la actividad del fármaco en combinación con el tratamiento estándar en pacientes con cáncer de páncreas metastático.


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