La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) afecta aproximadamente a 384 millones de personas a nivel mundial, siendo la tercera causa de mortalidad. En España, los datos ofrecidos por el estudio EPISCAN II reflejan una prevalencia del 11,8 por ciento en los adultos mayores de 40 años, aunque con importantes diferencias en su evolución por géneros. En hombres ha crecido poco desde finales del siglo XX (14,3 por ciento en 1998 frente al 14,6 por ciento en 2019) mientras que en mujeres casi se ha triplicado en el mismo periodo de tiempo —de un 3,9% a un 9,4 por ciento—.

Ahora bien, el mismo estudio EPISCAN II —que revisa y actualiza otro informe previo de 2007— revela datos de especial preocupación, que afectan al elevado infradiagnóstico de la EPOC en España. Todavía el 74,7 por ciento de los pacientes desconoce que padece esta enfermedad progresiva que provoca obstrucción al flujo aéreo y puede ocasionar episodios incapacitantes de disnea. “Sorprende que una patología tan prevalente y que consume tantos recursos al sistema sea una de las enfermedades más infradiagnosticadas”, valora la doctora Myriam Calle, responsable del Servicio de Neumología del Hospital Clínico San Carlos (Madrid). Sorprende también el estancamiento: desde 1997 apenas se ha podido mejorar cuatro puntos porcentuales este infradiagnóstico (78 por ciento en dicho ejercicio).

Hasta ahí, algunas de las cifras más relevantes (preocupantes). Datos que invitan por sí mismos a apostar por la prevención, detección precoz e intervención temprana de la EPOC. Huelga decir que, pese a tratarse de una enfermedad crónica, su temprano y óptimo control es fundamental a fin de evitar posibles hospitalizaciones y una menor esperanza de vida.

El objetivo de la detección precoz es de todos. También de los pacientes, aliados del profesional. “La mejora de las tasas de infradiagnóstico en la EPOC debe involucrar tanto a los profesionales sanitarios de atención primaria y especializada como a la población general. En ambos grupos debe conseguirse una mayor concienciación sobre la importancia de los síntomas respiratorios crónicos”, apunta la doctora Patricia Sobradillo, médico adjunto del Servicio de Neumología del Hospital Universitario de Cruces de Barakaldo (Vizcaya).

Su compañera neumóloga añade como otro factor del infradiagnóstico “la falta de reconocimiento de los síntomas por el paciente o la infravaloración de los mismos”. Nuevamente, las estadísticas confirman esta percepción. El estudio ConoceEPOC 2019, coordinado por la propia doctora Calle, revela que solo un 30 por ciento de la población asegura conocer la EPOC y que solo la mitad de los sujetos con síntomas respiratorios susceptibles de EPOC acuden a consultar al médico. Pero, como se ha indicado, la responsabilidad es compartida.

“Los profesionales sanitarios debemos hacer una búsqueda activa entre aquellos sujetos con antecedente de tabaquismo, activo o pasivo, y con síntomas, a los cuales se les debe hacer una espirometría”

Patricia Sobradillo, médico adjunto del Servicio de Neumología del Hospital Universitario de Cruces de Barakaldo (Vizcaya)

Y es que, junto a la sospecha clínica, la realización de la citada espirometría es clave. Una prueba no invasiva, rápida… Pero no siempre disponible e infrautilizada, denuncian los expertos. “Hay que fomentar un mayor uso y solicitudes de espirometrías desde el primer nivel de la Atención Primaria, aunque es cierto que en ocasiones es consecuencia de un problema de accesibilidad”, reconoce la doctora Calle. Según los datos que aporta esta neumóloga, solo en cerca de un 70 por ciento de pacientes con síntomas susceptibles de EPOC se lleva a cabo esta prueba3. “Cada vez hay un mayor uso respecto a décadas pasadas, pero no llegamos al deseable cien por cien”, confirma.

Objetivo: cero exacerbaciones

El diagnóstico precoz no solo ofrece al paciente una mejor calidad de vida, sino que permite empezar su abordaje clínico y terapéutico antes de la primera exacerbación.

Un aspecto clave, dado que una sola exacerbación clínicamente relevante puede asociarse a un aumento significativo de la tasa de deterioro de la función pulmonar, una reducción de la esperanza de vida y un mayor riesgo de mortalidad. Y, cómo no, un consumo de recursos directos e indirectos al sistema sanitario.

“Se estima que un 10 por ciento del total de ingresos médicos en España son atribuibles a las agudizaciones de esta enfermedad”

Myriam Calle, responsable del Servicio de Neumología del Hospital Clínico San Carlos (Madrid)

“La agudización de la EPOC es un factor de mal pronóstico; desde la primera hospitalización se estima una supervivencia de 3,6 años”, recuerda la doctora Calle. “Prevenir las exacerbaciones es objetivo fundamental. Para ello es necesario un enfoque farmacológico y no farmacológico. Dentro de este segundo se debe incluir el cese del tabaquismo, la vacunación de la gripe y del neumococo. También la rehabilitación pulmonar, o, cuando menos, la actividad física regular”, enumera la doctora Sobradillo. “Las descompensaciones son frecuentes, en especial en los meses de temperaturas más frías”, completa su compañera del Hospital Clínico San Carlos.

Comorbilidades: especial atención a los ECV

La EPOC, a menudo, está acompañada de comorbilidades que contribuyen a disminuir la calidad de vida del paciente y/o agravar su estado de salud. Estas comorbilidades “influyen en la presentación clínica de la enfermedad, pueden afectar a sus pruebas diagnósticas y tienen implicaciones en el tratamiento”, destaca la doctora Sobradillo.

En este sentido, especial atención merecen los eventos cardiovasculares adversos asociados a la EPOC. La lista es amplia: insuficiencia cardiaca, trastornos del ritmo —principalmente, fibrilación auricular—, cardiopatía isquémica, hipertensión arterial, muerte súbita, enfermedad arterial periférica, enfermedad cerebrovascular, etc.

Nuevamente, la educación sanitaria del paciente y asesoramiento profesional en un estilo de vida saludable vuelve al foco. “Hay que promover desde la consulta actividad y hábitos de vida saludables, abandono del tabaco, no exponerse a agentes tóxicos…” pone de ejemplo la doctora Calle. “El empoderamiento del paciente es clave en el manejo de una enfermedad crónica; así como involucrar a los cuidadores. Hay que educar sobre aspectos concretos como la rehabilitación pulmonar, manejo de la disnea, prevención de agudizaciones, nutrición, etc.” muestra su acuerdo Sobradillo.

Avance terapéutico: la triple terapia como punto de inflexión

Mientras en el diagnóstico hay mucho margen para la mejora, las sensaciones se tornan positivas al analizar el abordaje farmacológico de la EPOC. “De igual manera que seguimos diagnosticando con retraso, en su tratamiento ha habido enormes avances en la última década, dado que las nuevas opciones terapéuticas reducen el riesgo de agudizaciones”, recuerda la doctora Calle.

A la hora de reducir el riesgo de hospitalizaciones y mortalidad, los expertos coinciden en destacar el papel “fundamental” que juega la triple terapia —combinación de dos broncodilatadores y un corticoide inhalado en un mismo dispositivo—. “La triple terapia no solo es efectiva para reducir las hospitalizaciones, sino que facilita la simplificación del tratamiento y la adherencia terapéutica de los pacientes”19, valora la responsable de Neumología del Hospital Clínico San Carlos.

Precisamente, respecto a este arsenal terapéutico frente a la EPOC, se acaba de anunciar la disponibilidad en España de una nueva triple terapia de formoterol fumarato/ glicopirronio/ budesónida (Trixeo Aerosphere, de AstraZeneca). Esta triple combinación en un solo dispositivo está indicada para el tratamiento de mantenimiento en pacientes adultos con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) de moderada a grave, que no están adecuadamente controlados con una combinación de un corticosteroide inhalado (ICS) y un agonista beta2 de acción prolongada (LABA), o una combinación de un LABA y un antagonista muscarínico de acción prolongada (LAMA).

Su aprobación se basa en los resultados del ensayo de fase III ETHOS, en el que la triple combinación de formoterol fumarato/ glicopirronio/ budesónida demostró una reducción estadísticamente significativa en la tasa de exacerbaciones moderadas o graves en comparación con la doble combinación glicopirronio/formoterol fumarato y la doble combinación (budesónida/formoterol fumarato), durante 52 semanas. Además, la aprobación se respalda por los datos de eficacia y seguridad del ensayo de fase III KRONOS.

En el mejor acceso a la triple terapia, los especialistas coinciden en valorar positivamente las recientes iniciativas de las Administraciones Sanitarias encaminadas a suprimir la necesidad de visado—propiciadas por la COVID-19 pero ya apuntaladas normativamente para su vigencia más allá de la pandemia—.

“La eliminación del visado disminuye retrasos en la atención sanitaria de los pacientes y reduce incomodidades administrativas”, opina la Dra. Sobradillo. “Simplificar estos trámites permite disponer antes y mejor de estos fármacos”, coincide la doctora Calle.

Así, en la hoja de ruta para optimizar el diagnóstico y tratamiento de la EPOC se conocen las etapas, los baches a salvar en el camino y las herramientas disponibles para alcanzar el destino.