El posible caso de cólera que obligó el pasado miércoles a precintar una finca en Toledo ha sido, finalmente, una falsa alarma. Según el Ministerio de Sanidad, el agente patógeno que llevó a una joven al hospital tras beber agua de un pozo y comenzar con síntomas gastrointestinales se trataba de Vibrio cholerae 01 no toxigénico y no el bacilo Vibrio cholerae causante de esta enfermedad, a priori, sin presencia en España desde hace más de cuatro décadas.

Así, 1979 continuará siendo el año en el que se registró el último caso nacional. Aunque España no presente nuevos ejemplos desde esa fecha, no puede decirse lo mismo en el espectro internacional. Las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que cada año se producen entre 1,3 y 4 millones de casos de cólera en todo el mundo, y entre 21.000 y 143.000 fallecimientos anuales a causa de la misma.

El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) —que supervisa los brotes de cólera en todo el mundo a través de actividades de inteligencia epidémica— ha notificado brotes de cólera en países de África y Asia durante 2021 y 2022. Asimismo, se están constatando importantes brotes en curso en Afganistán, Bangladesh, la República Democrática del Congo, Etiopía y Nigeria.

En la última actualización del 16 de febrero de 2022, se han comunicado aproximadamente 30.629 casos sospechosos de cólera en todo el mundo en lo que va de año, incluidas 39 muertes.

De vuelta al histórico nacional, en la década de los 70’ se produjeron tres epidemias de cólera en España. En concreto, se localizaron en Zaragoza, Barcelona, Valencia y Murcia (todas en 1971); Galicia (1975); Málaga y nuevamente Barcelona (ambas en 1979).

Epidemiología

Se trata de una enfermedad diarreica aguda, extremadamente virulenta, causada por la ingestión de alimentos o agua contaminados con el bacilo Vibrio cholerae. El hacinamiento, la falta de recursos sanitarios, las instalaciones de agua y saneamiento insuficientes aumentan el riesgo de brotes de cólera en los países donde la patología es endémica.

En este sentido, las zonas de riesgo más habituales, según la OMS, son las barriadas periurbanas y los campos de desplazados internos o de refugiados. Los reservorios de V. cholerae son, habitualmente, el ser humano y las fuentes de agua salada y caliente, como los estuarios y zonas costeras. De la misma forma, las instituciones sanitarias creen que el calentamiento global está provocando un ambiente favorable para la proliferación de la bacteria.

Manifestaciones clínicas

La aparición de los síntomas tras la ingestión de alimentos o agua contaminados puede tardar entre 12 horas y 5 días, aunque la mayoría de las personas infectadas por la bacteria no presentará manifestación clínica. Sin embargo, el patógeno se eliminará en sus heces durante un periodo variable de 1 a 10 días tras la infección, lo que facilita su retorno al entorno natural, con el consiguiente riesgo de infección de otras personas. 

Por su parte, los pacientes sintomáticos suelen presentar síntomas leves, pero en un porcentaje de ellos puede manifestar diarrea acuosa aguda con deshidratación grave que puede ser letal en cuestión. La pérdida rápida de líquidos corporales lleva a la deshidratación, colapso circulatorio y shock. Entre el 25-50% de los casos típicos de cólera son mortales en ausencia de tratamiento. No obstante, la mayoría de los pacientes están libres de la V. cholerae en las 2 semanas posteriores al cese de la diarrea.

Tratamiento

La base del tratamiento del cólera se fundamenta en la reposición de los líquidos perdidos. La recomendación de la OMS se basa en la solución de rehidratación oral (SRO) que contiene 13,5 g de glucosa, 2,6 g de cloruro sódico, 2,9 g de citrato trisódico deshidratado (o 2,5 g de bicarbonato potásico), y 1,5 g de cloruro potásico por litro de agua bebida.

Sobre el uso temprano de antibióticos, el organismo internacional no recomienda la administración masiva de antibióticos porque no tiene efectos demostrados sobre la propagación del cólera y, por el contrario, puede contribuir a la resistencia a los antimicrobianos.

Como método preventivo, actualmente se dispone de cuatro vacunas frente al cólera, todas ellas administrada por vía oral. Tres de ellas se encuentran precalificadas por la OMS: Dukoral, Shanchol y Euvichol. Y, en 2016, se aprobó  en EE. UU. una vacuna viva atenuada frente al cólera —Vaxchora— de una sola dosis y ya autorizada para mayores de 2 años.


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