¿Cómo se están perfilando las estrategias de vacunación frente a la gripe? ¿Con qué vacunas contamos? Este fue el tema principal que la Jefa de Sección del Centro de Salud y Vacunación Internacional de Madrid, Esther Redondo, expuso durante la sesión científica extraordinaria que organizó la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANME), con la colaboración de Sanofi a través de de la Cátedra de Investigación en vacunas de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), hace unos días. Un encuentro que puso de manifiesto la importancia de la vacunación de la gripe este año. Al ser “aún más necesaria, al coexistir con la COVID-19”.

En este contexto la RANME insiste en alcanzar los objetivos de cobertura de vacunación para esta temporada: 75 por ciento en mayores de 65 años, y al menos un 60 por ciento en personal sanitario y mujeres embarazadas.

Así, Redondo, que también es miembro del Grupo de Trabajo de Actividades Preventivas y Salud Pública de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), trazó el mapa actual en materia de vacunación.

Desafío de la vacunación de la gripe

Cada año, la gripe pone en jaque a los profesionales sanitarios y a la población. Este año, se añade el contexto de la pandemia, lo que complica aún más los objetivos que pretende la campaña de vacunación. En este sentido, la vacunación de personas mayores de 65 años es uno de los principales desafíos de cada temporada.

Esto se debe a que este grupo población es el que menos casos de gripe reporta, con un 8 por ciento del total de casos en España. Por el contrario, el 48 por ciento de los casos más graves de gripe hospitalizados se produce en esta franja edad, al igual que el 68 por ciento de todas las muertes.

A esta situación es conveniente añadir la “mala cobertura de vacunación” existente. Redondo apuntó a que la eficacia de las vacunas convencionales “es limitada a partir de los 65 años y no se aprecia eficacia significativa a partir de los 75”.

En este sentido, la experta indicó que es necesario que las nuevas vacunas superen la inmunosenescencia y los déficits inmunitarios específicos que se asocian a muchas patologías crónicas del mayor. Vacunas con mayor carga de antígeno, nuevos adyubantes o nuevas vías de administración serían algunas soluciones.

Vacuna para mayores de 65 años

Hasta ahora, la única vacuna dirigida a mayores de 65 años autorizada en España era la vacuna antigripal trivalente adyuvada con MF59 (aTIV), un derivado del escualeno “absolutamente segura”, precisó la experta.

Esta vacuna adyuvada con MF59 confiere cierto grado de protección cruzada frente a cepas heterólogas de virus de la gripe en ancianos y otros individuos con factores de riesgo.

La seroprotección se obtiene generalmente en 2-3 semanas. Por otro lado, la duración de inmunidad a cepas homólogas o a cepas estrechamente relacionadas con la vacuna varía, pero es normalmente 6-12 meses.

Además la vacuna ha conformado un perfil de seguridad demostrado, con incidencia de reacciones adversas comparable con la vacuna trivalente no adyuvada.

Composición de las vacunas en la temporada 2020-2021

En la esfera internacional, Redondo puso en el foco las novedades que la OMS anunció en febrero. La experta de Semergen explicó que, por primera vez, la OMS dio una recomendación diferente para la producción en huevo respecto a las de cultivo celular y las proteínas recombinantes. En este sentido, las vacunas incluyen cambios mayores respecto a las usadas en la temporada anterior: la sustitución de tres de las cuatro cepas y una composición diferenciada según el modo de producción. Las vacunas trivalente incluirán solo el componente VICTORIA del virus B.

El hecho de tener dos linajes del virus B, hace que haya más discordancia y estas vacunas consigan “hasta un 25 por ciento más de efectividad que las vacunas trivalentes”, acotó la experta.

Predecir qué linaje del virus B va a circular la siguiente temporada es “bastante difícil”, indicó Redondo, por lo que la protección indirecta de la vacuna trivalente frente al linaje no incluido es inconsistente y no siempre se produce.

En España, solo cuatro comunidades autónomas: Murcia, País Vasco, Cantabria y Aragón continuan vacunando con trivalente, mientras que el resto ha cambiado a tetravalente.

Producción de vacunas

Para llevar a cabo la producción de la vacuna de la gripe de cada temporada, la experta remarcó que la Organización Mundial de la Salud tiene distribuidos centros a lo largo del globo para seleccionar cepas virales. Estas cepas virales seleccionadas serán las que compongan la vacuna antigripal de la siguiente temporada.

Se obtiene la “semilla vacunal”, como se refirió la experta, y se siembra en huevo o en células. Las células más utilizadas son las de mamífero, las células MDCK de riñón canino. En uno u otro cultivo, se replican los virus para, finalmente, purificarlos, formularlos y obtener la vacuna.

Pero, ¿Qué se obtiene con las vacunas de cultivo celular? Redondo señaló que, gracias a ello, es posible disponer de materia prima ilimitada. En este sentido, la experta puso en contexto la pandemia de la gripe A del 2009-2010. Esta experiencia, gracias al cultivo celular, facilitó que no se dependiera del número de huevos producidos en el mundo. Este hecho aporta una “tecnología más escalable y sensible”, indicó Redondo.

Por otra parte, las vacunas se producen en tanques cerrados de aluminio para “evitar la adición de antibióticos al producto final”.

“En cultivo celular, son menos frecuentes las mutaciones que generen desajustes entre la cepa que que se pretende conseguir y la que se obtiene”

En relación a las vacunas producidas con ingeniería genética, la experta destacó que estas no utilizan semilla vacunal. Redondo expuso cómo se obtiene la secuencia genómica exacta que replica la proteína encargada de producir la hemaglutinina de la cepa viral seleccionada. Después, este gen se introduce en el Baculovirus, que actúa como vector, con el cual se infectan las células SF+ de oruga. De este modo, el Baculovirus aprovecha la maquinaria celular de estas células para producir gran cantidad de hemaglutinina (de 48 a 72 h) que es utilizada para formular la vacuna.

Tipos de vacunas antigripales

Durante su intervención la experta también distinguió entre los distintos factores que determinan los tipos de vacunas antigripales.

Así, según el tipo de antígeno que contengan, las vacunas pueden ser de virus enteros, virus fraccionados, de subunidades o de proteínas recombinantes. Como apuntó la experta, el orden establecido de los tipos de vacuna refiere a la mejora de fabricación de los procesos, consiguiendo igual o superior resultados de inmunogenicidad.

En relación a la cantidad de antígeno, la dosis clásica es aquella que tiene 15 microgramos de hemaglutinina por cepa, aunque también existen vacunas de alta dosis de carga, dosis pediátrica y dosis reducida.

Asimismo, según la producción, las vacunas se pueden llevar a cabo en cultivos en huevo, cultivos celulares o por ingeniería genética, que son aquellas que obtienen las proteínas recombinantes. Aunque las vacunas, recordó Redondo, también pueden clasificarse si llevan adyuvante o según la vía de administración.

La experta señaló que, en España, todas las vacunas son inactivadas. Es decir, aquellas que contienen el patógeno cultivado en cultivo y que ha perdido capacidad de producir la enfermedad. Las vacunas suelen administrarse por vía intramuscular o subcutánea, pero existen vacunas de virus vivos atenuados que se administran de forma intranasal. Por otro lado, “existen también ‘parches de microagujas’ y vacunas intradérmicas, aunque estas últimas no se utilizan en España”, recordó Redondo.


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