Oncología/ Madrid acoge el XIII Congreso Mundial del Cáncer de Piel

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Aunque todavía experimentales, la inmunización con células dendríticas y adyuvantes como el interferón alfa 2B presentan buenos resultados

Los hospitales Clínic de Barcelona y Ramón y Cajal de Madrid investigarán cómo mejorar su diagnóstico mediante la microscopía confocal

| 2010-04-09T16:41:00+02:00 h |

E. sainz Corada

Madrid

Las vacunas contra el melanoma son una de las líneas más innovadoras en el abordaje de esta patología. Las que se emplean actualmente no tienen como finalidad la prevención del tumor, sino potenciar las respuestas inmunes frente a los ya existentes. A diferencia de la quimioterapia convencional o los modificadores de la respuesta inmune, estas vacunas son poco tóxicas y, potencialmente, muy eficaces motivos por los que es probable que se adopten como terapias complementarias en los pacientes con enfermedad local y elevado riesgo de recurrencia.

“Hay algunos fármacos en desarrollo que van a unirse con la célula del melanoma y la van a hacer reconocible para nuestro sistema inmune de tal forma que la puedan destruir. Ésa es una de las líneas de trabajo. No es ahora mismo una parte de aplicación clínica a pacientes muy importante, es más investigación y de futuro”, cuenta Pedro Jaén, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

Aunque la mayoría de vacunas son todavía experimentales y no están aprobadas por las agencias reguladoras europea o norteamericana tuvieron relevancia en el Congreso Mundial de Cáncer de Piel celebrado en Madrid.

Sin embargo, y tal y como aseguró Juan F. Honeyman, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, que participó en el encuentro con su ponencia “Vacunas de melanoma”, “recientes avances en inmunología podrían cambiar el camino del diseño de las nuevas generaciones contra esta enfermedad mejorando su efectividad terapéutica”.

Las células dendríticas son potentes para iniciar la respuesta inmune y están especialmente orientadas al control del cáncer de piel. Según explicó, se ha observado en otras experiencias que este tipo de inmunización no tiene gran eficacia para la reducción de la masa tumoral, pero sí en aumentar la supervivencia del paciente.

Investigadores de la Universidad de Chile bajo la dirección de Flavio Salazar-Onfray trataron 43 pacientes en etapa IV y 7 en etapa III a los cuales inoculan células dendríticas sensibilizadas con un novedoso lisado de células alogénicas (Trimel), derivadas de tres líneas celulares de melanocitos malignos (MEL 1, 2 y 3). La vacuna se les aplicó en cuatro oportunidades. En todos los casos se evaluó la respuesta con test cutáneos de hipersensibilidad retardada tipo IV, además de las células T reguladoras TCD4+CD25+FoxP3+, las células reguladoras Th3 (linfocitos T CD4+TGFb+) y las células TR1 (CD4+ IL-10+).

La supervivencia promedio de los pacientes en fase IV fue de 15 meses. Un 60 por ciento de los casos presentaron test cutáneos positivos. “Es interesante consignar que los pacientes en etapa IV con pruebas cutáneas positivas presentaron una supervivencia promedio de 33 meses a diferencia de los 11 meses observados en los casos en que el test fue negativo”.

Todos aquellos en etapa III presentaron pruebas cutáneas positivas y se mantenían libres de tumor a los 48 meses de observación (rango de 33 a 64 meses). Los pacientes respondedores presentaron franca disminución de las células reguladoras Th3, a diferencia de lo que ocurre en los pacientes con test cutáneos negativos. (1,54 vs 5,78 por ciento).

También con adyuvantes

También el equipo de la Unidad de Melanoma del Departamento de Dermatología del Hospital Clínic de Barcelona investiga en la línea de la inmunoterapia, pero su trabajo está orientado hacia los adyuvantes.

En concreto estudian el empleo del interferón en pacientes con melanoma, basándose en la presunción de que las micrometástasis son el origen de futuras recidivas y es más sensible al tratamiento temprano. Las formas pegiladas presentan una ventaja en el perfil farmacocinético y han sido investigadas en pacientes en estados III y IV.

Tres ensayos clínicos llevados a cabo en los que se usaban altas dosis de interferón alfa 2b como terapia coadyuvante (en régimen Kirkwood) han demostrado mejoras significativas en el tiempo libre de recaída y dos de ellos han demostrado además beneficios en términos de supervivencia global.

“Desde 1998 hemos tratado cerca de 400 pacientes en estadio IIB, IIC y III con alto riesgo de recurrencia después de cirugía con interferón alfa 2B en altas dosis (régimen Kirkwood) como tratamiento adyuvante. Ahora tenemos también incluidos pacientes en estadio III en ensayos clínicos con el anticuerpo anti-CTLA ipilimumab y vacuna MAGE”, cuenta Teresa Estrach, del Servicio de Dermatología del Clínic y catedrática de Dermatología Médico-Quirúrgica y Venereología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, de la que es decana.

No obstante subraya la necesidad de “identificar la población que podría beneficiarse de interferón y otros tratamientos a través de la tecnología genómica y proteómica o encontrar nuevos biomarcadores que puedan predecir potenciales huéspedes inmunosensibles”.

Microscopía y Melafind

Los últimos avances en investigación de cáncer de piel también se centran en la mejora de las condiciones asistenciales de los pacientes, a través del perfeccionamiento de las técnicas de diagnóstico como medida de mejora en la detección precoz y el tratamiento.

En este sentido, destaca la microscopía confocal, una técnica diagnóstica in vivo que permite obtener imágenes casi como la propia biopsia sin traumatizar la piel, ayudando en la obtención de márgenes de la lesión y determinar diferencias entre lesiones pigmentadas benignas o malignas. “Mediante la aplicación de un microscopio láser sobre la piel, y en tiempo real, nos deja ver qué es lo que está pasando. Se usa en investigación, el diagnóstico de cáncer no melanoma y recientemente también en cáncer melanoma”, explica Pedro Jaén, que también es secretario del congreso.

No obstante es una técnica que sólo se dispone en un par de centros en España —Ramón y Cajal de Madrid y Clínic de Barcelona— donde, comenta Jaén, ya tienen muy avanzados estudios para diagnóstico de cáncer no melanoma. De hecho ahora estos dos centros van a participar en un estudio internacional para “intentar que este sistema afine el diagnóstico del melanoma, y que en casos complicados en que tienes una lesión y no sabes si es o no, nos lo pueda decir. Todavía no está tan afinado, nos queda un poquito, pero es ahí por donde va”, asegura el experto.

Otra tecnología novedosa que todavía no está en el mercado es Melafind (una ‘pistola’ que emite 10 haces de luz de diferentes longitudes de onda sobre la zona pigmentada de la piel sospechosa de lesión), si bien los estudios preliminares indican que puede ayudar a diferenciar los nevus de los melanomas, aportando mejoras significativas en términos de tratamiento.

También el campo farmacológico está sufriendo notables avances. Las nuevas opciones terapéuticas van orientadas hacia las alteraciones genéticas específicas presentes en cada tipo de melanoma. En cuanto al tratamiento de los epiteliomas basocelulares destaca la aparición de una nueva opción terapéutica que inhibe la vía Sonic-Hedgehog y es efectivo en algunos epiteliomas basocelulares agresivos no tributarios de tratamiento quirúrgico e incluso en caso de metástasis.

También destaca la terapia fotodinámica que, si bien no es nueva —se aprueba la indicación en España hace tres años para tratar carcinoma basocelular, enfermedad Bowen en concreto (carcinomas epidermoides in situ)—, “nos ayuda a determinados carcinomas que no están avanzados tratarlos sin cirugía sin dejar cicatriz”, explicó Pedro Jaén. “La técnica es antigua pero el refinamiento de la misma que nos permite este tratamiento es más reciente”, concluye.