A. L. Souza Madrid | viernes, 31 de octubre de 2014 h |

“Estamos viviendo una auténtica tragedia en nuestras consultas porque vienen los pacientes pidiéndonos tratamientos que no podemos darles”. Con esta frase resume Rafael Esteban Mur, jefe del Servicio de Medicina Interna-Hepatología del Hospital Universitario Vall d´ Hebron, la situación en la que se encuentran los pacientes de hepatitis C en nuestro país, a la espera de que los nuevos tratamientos lleguen a la práctica clínica. En la actualidad, recordemos que ya está disponible simeprevir (aunque con un acceso diferente entre las comunidades autónomas) y a partir del uno de noviembre lo está sofosbuvir, que hasta el momento se había administrado por uso compasivo. Cómo, cuándo y a qué pacientes llegará depende fundamentalmente de las comunidades autónomas y del Informe de Posicionamiento Terapéutico (IPT), que aún no ha salido a la luz, a pesar de que los trabajos ya han finalizado. Así que, como ha sucedido con simeprevir (disponible desde agosto), los profesionales podrán prescribir el fármaco sin el IPT que define sus condiciones de uso.

Lo que sí adelantó Esteban, que ha participado en su elaboración, es que el IPT sitúa a sofosbuvir (comercializado como Sovaldi por Gilead) como tratamiento de elección para la mayoría de los pacientes. “Se puede priorizar a la hora de tratar a los pacientes por gravedad (los prioritarios serían los que están en lista de espera para trasplante) o por rentabilidad global (tratar a los que están bien)”, señaló el especialista aclarando que en la actualidad habría entre 50.000 y 70.000 personas que serían de acceso prioritario a estos fármacos. En este sentido comentó que en el informe se contempla a aquellos pacientes que no tienen alternativa terapéutica, pero también aclara que a la hora de elaborar el documento no se establecieron limitaciones de acceso.

Respecto a la implantación real, Esteban no ocultó su preocupación porque se produzcan inequidades entre regiones u hospitales y aseguró que los profesionales están dispuestos a “luchar” porque “sería absolutamente injusto”. En este sentido, apuesta porque se elabore un plan nacional, como se hizo con el VIH, que contemple un presupuesto específico. Esto es precisamente lo que ha hecho el Gobierno italiano, que ha cerrado un acuerdo con Gilead para tratar a 50.000 pacientes en 18 meses.

Al respecto, el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, anunciaba el pasado 30 de octubre que el anteproyecto de los Presupuestos Regionales contempla por primera vez una partida específica para comprar medicamentos para pacientes con Hepatitis C. “Atendemos a las demandas de estos pacientes, que hasta ahora el Sistema Nacional de Salud no nos permitía atender, al contemplar una partida específica para esta patología”, concretó.

Un riesgo por delante

En cuanto a la financiación de sofosbuvir, Gilead ha adelantado que no acudirán a la fórmula del techo de gasto ni al riesgo compartido, sino que la compañía “ha asumido el riesgo por delante”. Así, el laboratorio rebajará el precio de partida, en función de la eficacia y los resultados que tiene el fármaco en los ensayos clínicos. De este modo, se explica que se ha tenido en cuenta las necesidades que tiene el paciente en función del estadio de la enfermedad y en base a eso se ha establecido un precio, sobre todo en aquellos pacientes más graves y que requieren un tratamiento más largo. En su día el ministerio de Sanidad estimó un techo de gasto de 125 millones de euros durante el primer año de comercialización.

“Estamos viviendo una auténtica tragedia en nuestras consultas porque vienen los pacientes pidiéndonos tratamientos que no podemos darles”. Con esta frase resume Rafael Esteban Mur, jefe del Servicio de Medicina Interna-Hepatología del Hospital Universitario Vall d´ Hebron, la situación en la que se encuentran los pacientes de hepatitis C en nuestro país, a la espera de que los nuevos tratamientos lleguen a la práctica clínica. En la actualidad, recordemos que ya está disponible simeprevir (aunque con un acceso diferente entre las comunidades autónomas) y a partir del uno de noviembre lo está sofosbuvir, que hasta el momento se había administrado por uso compasivo. Cómo, cuándo y a qué pacientes llegará depende fundamentalmente de las comunidades autónomas y del Informe de Posicionamiento Terapéutico (IPT), que aún no ha salido a la luz, a pesar de que los trabajos ya han finalizado. Así que, como ha sucedido con simeprevir (disponible desde agosto), los profesionales podrán prescribir el fármaco sin el IPT que define sus condiciones de uso.

Lo que sí adelantó Esteban, que ha participado en su elaboración, es que el IPT sitúa a sofosbuvir (comercializado como Sovaldi por Gilead) como tratamiento de elección para la mayoría de los pacientes. “Se puede priorizar a la hora de tratar a los pacientes por gravedad (los prioritarios serían los que están en lista de espera para trasplante) o por rentabilidad global (tratar a los que están bien)”, señaló el especialista aclarando que en la actualidad habría entre 50.000 y 70.000 personas que serían de acceso prioritario a estos fármacos. En este sentido comentó que en el informe se contempla a aquellos pacientes que no tienen alternativa terapéutica, pero también aclara que a la hora de elaborar el documento no se establecieron limitaciones de acceso.

Respecto a la implantación real, Esteban no ocultó su preocupación porque se produzcan inequidades entre regiones u hospitales y aseguró que los profesionales están dispuestos a “luchar” porque “sería absolutamente injusto”. En este sentido, apuesta porque se elabore un plan nacional, como se hizo con el VIH, que contemple un presupuesto específico. Esto es precisamente lo que ha hecho el Gobierno italiano, que ha cerrado un acuerdo con Gilead para tratar a 50.000 pacientes en 18 meses.

Al respecto, el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, anunciaba el pasado 30 de octubre que el anteproyecto de los Presupuestos Regionales contempla por primera vez una partida específica para comprar medicamentos para pacientes con Hepatitis C. “Atendemos a las demandas de estos pacientes, que hasta ahora el Sistema Nacional de Salud no nos permitía atender, al contemplar una partida específica para esta patología”, concretó.

Un riesgo por delante

En cuanto a la financiación de sofosbuvir, Gilead ha adelantado que no acudirán a la fórmula del techo de gasto ni al riesgo compartido, sino que la compañía “ha asumido el riesgo por delante”. Así, el laboratorio rebajará el precio de partida, en función de la eficacia y los resultados que tiene el fármaco en los ensayos clínicos. De este modo, se explica que se ha tenido en cuenta las necesidades que tiene el paciente en función del estadio de la enfermedad y en base a eso se ha establecido un precio, sobre todo en aquellos pacientes más graves y que requieren un tratamiento más largo. En su día el ministerio de Sanidad estimó un techo de gasto de 125 millones de euros durante el primer año de comercialización.