Rocío Chiva Madrid | viernes, 31 de octubre de 2014 h |

A riesgo de parecer epicúreo, Óscar Fernández-Capetillo, el científico más joven contratado por el CNIO (40 años) para liderar un grupo de investigación, señala que “para tener una carrera próspera, hay que tener una vida equilibrada, con hobbies fuera del laboratorio que te den un poco de visión panorámica”. Y, para sus cuatro hijos, lo mismo. “Aunque suene a frase vacía les recomendaría ser felices, no siento orgullo alguno en que fenocopien lo que yo he hecho”, declara convencida una persona que asegura, como principio fundamental, no haber nacido “para estar con gente con un concepto muy alto de sí misma o incapaz de escuchar”.

Pregunta. ¿Siempre hay que apostar una ‘ciega grande’ al principio?

Respuesta. Hay jugadores que son muy conservadores y jugadores que son muy agresivos. Hay gente que apuesta muy fuerte con el riesgo de equivocarse completamente y que no salga nada y gente más conservadora que poco a poco va arañando. Las dos estrategias pueden subsistir y coexisten en este ecosistema.

P. ¿Es más difícil jugársela en investigación o en el póker?

R. Depende de las fichas, de la financiación que tengas. Si tienes mucho funding te puedes permitir aventuras.

P. ¿Juegas con o sin límite de apuesta?

R. Sin límite siempre, sin frenos. Soy un poco desenfrenado, en el póker y en todo.

P. ¿Alguna vez has tenido que ir all in?

R. Varias veces, en ciencia y en la vida real. Hay veces que uno tiene que arriesgar en decisiones como, por ejemplo, hacer un hijo. Pero yo es que soy muy poco reflexivo, no soy el mejor ejemplo.

P. Antes jugabas al balonmano. ¿Cómo es posible ser joven para la ciencia y mayor para este deporte?

R. El problema no está en el balonmano, sino en la ciencia. Catalogamos como joven a gente que no lo es. En matemáticas, la medalla Fields solo se da a menores de 40 años, que es cuando tu cabeza funciona realmente. Luego la gente lo disfraza con que eres más sabio pero, a los 30, eres sabio y tienes energía.

P. ¿El entrenamiento es importante?

R. Honestamente, no creo. De hecho es una imagen que pervierte a los estudiantes. No creo que sea un ejercicio que vaya a funcionar por el algoritmo de fuerza bruta, solo por trabajar más. Hay cosas como la creatividad que no te la da más horas de trabajo, sino tener una personalidad un poco más reflexiva, ser un poco más curioso. La gente lo sobresimplifica todo en el CI y eso es completamente absurdo porque la inteligencia es algo completamente multivectorial.

P. ¿Qué es mas difícil, ganar al mejor jugador de balonmano del mundo o que el SNS dé financiación al CNIO?

R. Seguramente ganar el campeonato del mundo de balonmano varias veces. Simplemente me remito a la estadística.

P. Parece un deporte de segunda…

R. Me gusta por razones más allá de las deportivas. Hay cosas con las que no comulgo nada bien, la filosofía ultracompetitiva de padres de niños que juegan al fútbol y creen ser los padres de Messi me crispa soberanamente. Creo que no han hecho matemática, simplemente. El balonmano, sin embargo, es un deporte en el que uno siempre golpea de frente.

P. ¿Cuál es ‘la mixta’ mas grande que le han hecho en su trabajo?

R. Seguramente a cargo de algún Ministerio que haya venido aquí a auditarme. Ahora los científicos somos como la mujer del César, no solo tenemos que ser puros sino parecerlo. Estamos llegando a unos límites que rozan lo absurdo. Nos están fiscalizando.

P. El CNIO estudia la relación entre cáncer, genómica, envejecimiento. ¿Buscan el elixir de la eterna juventud?

R. Nosotros y cualquiera. Es innato en el ser humano no querer morirse. Hace 2.000 años lo hacíamos corriendo para escapar de un cocodrilo y ahora lo hacemos con pastillas.

¿Alguna ‘mano del muerto’ en su trayectoria? Unas cuantas, de todo se aprende.

¿Algún póker de ases? Sí, he tenido muchos proyectos que han ido bien de principio a fin.

¿Playa de la Concha o Mundaka? Ninguna de las dos, prefiero las playas de Huelva.

¿En investigación, como en el póker, es cuestión de suerte? Como en la vida misma.