PGE 2011/ Las cuentas de Elena Salgado cuestionan la apuesta real por la Ciencia y la innovación y la cohesión del Sistema Nacional de Salud

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Los programas de investigación sanitaria y donación y trasplante lideran, con rebajas próximas al 47%, la caída libre del presupuesto

El Instituto de Salud Carlos III y el CSIC tendrán que ajustar el cinturón hasta un 9,62 y un 6,4% respectivamente de cara a 2011

| 2010-10-01T17:21:00+02:00 h |

Esther Martín del Campo

Madrid

El temor de que el escenario económico y la prioridad del Gobierno sobre la reducción del déficit público traigan consigo nuevos recortes en el sector sanitario, a pesar del compromiso de la ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, se hace más palpable tras la publicación del proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para 2011. Las cifras para el año próximo casi dejan por buenas las de éste y, sobre todo, cuestionan la apuesta real del Gobierno por la investigación como motor de transformación del modelo económico y la figura del Ministerio de Sanidad como elemento de cohesión para el sistema sanitario.

Aunque la ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, destacó tras la presentación del proyecto ante el Congreso que se trata de recortes “selectivos” y que precisamente la partida social es “la más alta en años”, ya que alcanza el 58 por ciento del total, las cifras que recoge hablan por sí solas.

Todas las carteras, sin excepción, han sido tocadas por la tijera presupuestaria. En el ranking de ministerios con más ajustes el de Sanidad y Política Social ocupa la décima posición. Sus recursos para el año próximo se verán mermados en un más de 8 por ciento. Trinidad Jiménez, o su sucesor en el cargo, gestionará 2.553 millones de euros en 2011, (dejando al margen los 2.088 millones correspondientes al mutualismo administrativo). En algunas partidas concretas el ajuste es dramático. Tanto, que se han visto prácticamente reducidas a la mitad. La destinada a investigación sanitaria cae más de un 49 por ciento, poco más que el programa de donación y trasplante, con una reducción del 47,6 por ciento, o las Estrategias de Salud que también sufrirán un brutal recorte del 47 por ciento.

La apuesta por la cohesión del sistema queda más que en entredicho. Los recursos dentro de este programa se reducirán en un 13,3 por ciento y, en particular, el ya insuficiente Fondo de Cohesión pasará de 99 a 87 millones de euros para el año próximo, lo que representa una disminución nada menos que cercana al 12 por ciento.

Los ajustes siguen con el programa de oferta y uso racional de medicamentos y productos sanitarios, que articula la política farmacéutica, que también se reduce en un 5,7 por ciento, dato que sitúa en una relativa buena posición la inversión en programas de salud pública, cuya merma es la menor del departamento, con un 1,4 por ciento.

Frente a semejantes cifras, el recorte general del presupuesto para Ciencia e Innovación, que baja un 4 por ciento y deja a su ministra, Cristina Garmendia, con poco más de 2.135 millones de euros para la alcanzar la quimera de transformar la innovación en el motor del nuevo modelo de desarrollo, suena casi a regalo. El suyo es el segundo ministerio, sólo por detrás de Trabajo, menos castigado por las cifras en negativo.

Sin embargo, el panorama se oscurece cuando se analizan algunas partidas concretas. La financiación de los Ciber es una de las más afectadas, con 5,26 millones de euros menos para 2011, un 13,6 por ciento, y lo que es más, el presupuesto del Instituto de Salud Carlos III también baja casi un 10 por ciento, pasando de 332 millones de euros a 300. Incluso el Centro Superior de Investigaciones Científicas tendrá que hacer un nuevo agujero en el cinturón para recortar un 5,7 por ciento.

Habrá que esperar a la próxima semana para que las ministras defiendan ante las comisiones del Congreso sus raquíticos presupuestos y para valorar si sus argumentos convencen o no a la profesión médica, cuyos representantes prefieren sopesar con calma el impacto de estas cifras abrumadoras a primera vista y ver cómo las CC.AA. encajan en sus cuentas regionales la porción destinada a la sanidad en el reparto de una tarta cada vez más pequeña.